jueves, 31 de octubre de 2013

De Prensa / Media nación en "ilegalidad anárquica"



Paliza: tenemos dos naciones en RD

Dijo que es necesario sacar a media nación de  la “ilegalidad anárquica”

“Hoy tenemos dos naciones, la formal y la informal, y cada una aporta aproximadamente la misma cantidad de empleo.  Una paga la inmensa mayoría de lo que el gobierno recauda, la otra pretende y exige que se le mejoren las condiciones con los recursos que la primera aporta al Estado.  Y no paga impuestos. Si ellos representan la mitad de nuestra economía, ellos debieran aportar la otra mitad de los impuestos. Y que conste, que no me refiero a los que menos tienen, a los más vulnerables, me refiero a los que pueden pero evaden”, afirmó  José Manuel Paliza al participar como orador invitado en el almuerzo aniversario de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).

Expresó que el mayor competidor del sector industrial “no es mi vecino de zona franca, ni el que se fue más lejos o el que sobrevivió en su nicho. El mayor  competidor es el empresario que sin inversiones en activos fijos  importa furgones de productos amparados por  acuerdos de libre comercio, subsidiados en origen, los vende baratos, sin factura y sin impresoras fiscales y le hace la vida imposible al industrial nacional.  El enemigo es el importador informal. Que no crea ningún empleo ni paga impuestos”.

Paliza, quien tocó varios temas y se preguntó reiteradamente si la situación planteada era sostenible, indicó que el sector formal contribuye con no menos del 18% del monto de la venta neta,  “lo que equivale a decir que el informal tiene un margen para competir deslealmente de un 18% adicional”.

El almuerzo contó con la presencia del presidente Danilo Medina, ministros, congresistas y gran parte de la membresía de la Asociación de Industrias.

Paliza se preguntó qué hacer para sacar a media nación de la “ilegalidad anárquica” y dijo que “si logramos un crecimiento sostenido de nuestra producción,  de nuestras exportaciones, lograremos aumentar sustancialmente los ingresos del Estado para que se pueda seguir reduciendo la deuda social”.

También refirió que en el país se le colocan un conjunto de cargas al pequeño e incipiente emprendedor “antes de producir un peso” o haberse instalado. Afirmó que esto hay que cambiarlo porque “con las reglas vigentes al emprendedor solo le queda la ruta de la informalidad”.

Dijo que hay que adecuar el Código como se han adecuado los de países desarrollados después de la crisis, en aras de bajar sus costos y hacerse más competitivos.   No para perjudicar los trabajadores, sino todo lo contrario.  Para asegurarnos que creemos las condiciones para fortalecer la sostenibilidad de los empleos existentes y para que creemos más y mejores fuentes de trabajo”. 

Otros temas

Abordó el tema de la educación y señaló que ninguna nación puede desarrollarse más allá de la capacidad de sus recursos humanos. Dijo que, sin embargo, la mejoría a esperar no es mañana, ya que los centros de educación superior “no pueden hacer mejores profesionales con el estudiantado poco capacitado que reciben. Toma tiempo, mucho esfuerzo, mayor capacitación magisterial, pero estamos avanzando y hoy contamos con el 4% no como promesa, sino como realidad”.

Al referirse al tema del transporte, indicó que tanto para las personas como para las mercancías es “caro, monopólico, extorsionador, violento, armado, impune e irrespetuoso de la autoridad en todos sus estamentos y en muchos casos amparados por inmunidad parlamentaria aunque hayan sido sorprendidos y filmados en flagrante delito”.

Afirmó que la energía eléctrica es poco confiable y costosa, por lo cual “se hace necesario generar mucho más, más barato, mejorar las redes y cobrar, óigase bien, cobrar”. Pidió sacudirse y apoyar la solución.

También se refirió al tema de la sentencia del Tribunal Constitucional relativo a la migración extranjera, especialmente haitiana y a las protestas violentas en algunos puntos del país.

Apela al presidente Medina

Paliza se hizo eco de las palabras del presidente Danilo Medina en el Foro Empresarial Iberoamericano celebrado recientemente en Panamá, quien afirmó que “una fuerte alianza entre los empresarios y los gobiernos es la única forma de avanzar en el desarrollo”.

“Presidente, nunca ha sido más propicio el momento.  Trabajemos todos juntos, todos unidos. Lo lograremos”, concluyó.

De Prensa / Como un juego de pelota...


Palabras de Ligia Bonetti, Presidente de la Asociación de Industrias
de la República Dominicana (AIRD), durante el Almuerzo Anual con motivo del 51 aniversario – Orador invitado: José Manuel Paliza
Jueves 31 de octubre 2013, 12:00 m., Hotel Renaissance Jaragua

Soy una fanática de la pelota dominicana y, aunque no voy a mencionar mi equipo favorito por razones obvias, me voy atrever a utilizar unas comparaciones con el mundo de ese deporte en estas breves palabras introductorias.

Los industriales sabemos que la carrera por el desarrollo de República Dominicana es una carrera de fondo. Una carrera que durante algunos años nos pareció que no tenía contrincantes, con poca competencia, protegidos por aranceles aduaneros que dificultaban que industrias de otros países del mundo incursionaran en nuestro mercado, pero que también nos limitaba a participar en otros campos.

Podríamos decir que fue una época de formación de nuestra capacidad industrial, de desarrollo de algunos de nuestros músculos, pero también podríamos decir que corrimos el riesgo de acomodarnos y olvidarnos que, una vez abiertas las puertas a competencia real, podríamos vernos en desventajas tanto por dinámicas internas de las industrias como por factores que tenían que ver con el contexto internacional. Nuestros músculos industriales parecían no estar preparados y el ambiente en que llevábamos a cabo nuestra actividad tampoco parecía favorecer que nos pusiéramos en condiciones.

Firmamos acuerdos de libre comercio con el CARICOM, Centroamérica, Estados Unidos y la Unión Europea. El terreno de juego cambió, entraron nuevos jugadores y debimos buscar refuerzos que eran difíciles de encontrar. Todo un proceso que a muchos pareció moverle la alfombra y que les parecía también una especie de cataclismo que sacudió la producción nacional, tanto agropecuaria como manufacturera.  Todos parecíamos temer que nos hicieran los 27 outs y no pudiésemos llegar a “home”.

Nos hemos empeñado mucho en señalar las deficiencias, tanto propias como del marco en que nos desenvolvemos. Hemos indicado una y otra vez lo que significa para nuestras industrias una generación de electricidad eficiente y competitiva y un mayor acceso a financiamiento. Señalamos que la estructura impositiva favorecía –y favorece- las importaciones en detrimento de las exportaciones, al igual que el tipo de cambio que nos hemos dado en aras de la estabilidad macroeconómica y que termina subsidiando las importaciones. Expresamos que debemos combatir el crecimiento aterrador de la económica informal, cuestionando no solo nuestro sistema impositivo, o nuestras frágiles instituciones que hacen impune la informalidad, sino también nuestras regulaciones laborales. Debemos tener la madurez y la transparencia para dialogar entre sectores, definiendo que queremos como país y donde queremos vernos en los próximos 20 años. 

Hemos indicado que un modelo económico que favorece sectores no transables tiende a ser deficitario y a no crear suficientes empleos formales en la economía, por lo cual hemos propugnado por fortalecer el sector manufacturero, tanto nacional como de zonas francas.

Sin embargo, pese a estos factores, las industrias dominicana están  haciendo todo lo humanamente posible por readecuarse a lo interno, mejorar los procesos, impulsar la calidad de los productos, disponer de recursos humanos cualificados, innovar, mercadear. Creemos que las industrias han estado enfocadas en perseguir la excelencia, difícil de alcanzar dado que una de las debilidades de nuestros países es la escasa inversión  en investigación y desarrollo comparado con otras regiones, lo que obliga a depender de productos e innovaciones del mundo desarrollado.

También están explorando nuevos mercados. Nuestras industrias siguen empeñadas en incrementar sus exportaciones y en fortalecer una cultura exportadora que haga posible su crecimiento, sabiendo que el mercado interno es un mercado discutido, donde también estamos obligados a ser competitivos. La información indica que las economías más desarrolladas están saliendo de la crisis. No hay dudas de que un entorno internacional más positivo podría impulsar la demanda de bienes industriales dominicanos.

Es así como vemos que se abren posibilidades interesantes para aprovechar realmente los acuerdos comerciales ya suscritos. En la AIRD estamos convencidos de que si bien el mercado interno es importante para nuestra industria, hay que levantar la mirada y colocarla en los mercados internacionales, sobre todo donde tenemos entrada preferencial, pero para ello hace falta un real empuje de todos, industriales, trabajadores y gobierno. La agenda de trabajo está diseñada, la discutimos durante meses en 7 mesas de trabajo que sirvieron de marco para una nueva política industrial hacia el 2017 que el gobierno, encabezado por el Presidente Medina ha hecho suya.

Quiero expresar, señor Presidente, socios de la AIRD, amigos que nos acompañan, que es grato para nuestra institución reconocer que, tanto en la industria nacional como en las zonas francas, hemos encontrado en el gobierno un interlocutor con el cual nos hemos sentado en la mesa de trabajo para implementar las conclusiones del Segundo Congreso de la Industria Dominicana celebrado el año pasado, buscando que las políticas sectoriales se encuentren deliberadamente alineadas y orientadas al firme propósito de incrementar las exportaciones de bienes y servicios, lo que significa eliminar sesgos e impulsar con decisión y la convencimiento la competitividad del país,  la producción industrial, la generación de empleos y sobre todo, señores, disminuir la informalidad que está corroyendo los cimientos de nuestra economía y estructura comercial y productiva.

Hemos hablado y esperamos que el próximo 19 de noviembre puedan ser anunciadas las conclusiones en torno a la política comercial y  de exportaciones, financiamiento, fomento empleo formal, capital humano e I+D+I, infraestructura, encadenamientos productivos y apoyo institucional al sector manufacturero. Acciones que junto a las que se definan en los pactos establecidos en la Estrategia Nacional de Desarrollo y en el aclamado pacto por la productividad y el empleo, deberán sentar las bases para el verdadero desarrollo sostenible de la República Dominicana.

En este proceso, competir es la palabra mágica. Tanto Zonas Francas como la industria nacional han demostrado que tienen la intención, el interés y la capacidad para crecer, generar empleos formales y  desarrollarse en beneficio de todo nuestro país. Desafortunadamente en este juego se requiere de la voluntad, el empuje y la decisión de otros jugadores. Por ello, señor Presidente, esperamos que con esa misma visión que usted ha asumido la agenda industrial lo hagan todo su equipo de gobierno, pero no de manera aislada como lamentablemente a veces pasa, sino totalmente coordinada para juntos avanzar en una misma dirección. 

En definitiva, los retos de un desarrollo sostenible están ahí y de ellos nos hablará con orgullo y mayor detenimiento nuestro orador invitado, José Manuel Paliza.

Sentimos que el país tiene las fuerzas y determinación para superar los obstáculos y si el marco de políticas así lo permite podríamos estar en vísperas de una gran transformación.

Ahora, si de algo estoy segura, en este mundo globalizado y competitivo, es que para competir y caminar hacia el desarrollo sostenible en nuestra nación, debemos fabricar bienes de alta tecnología alemana, precisión suiza, con diseño americano, a costos de la India,  precios chinos, pero por supuesto producidos en la República Dominicana.

Muchas gracias.


Subrayando / ¿Es esto sostenible?



 LOS RETOS DE LA SOSTENIBILIDAD

(Conferencia de José Manuel Paliza, durante el Almuerzo Anual con motivo del 51 aniversario de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), 31 de Octubre, 2013.

Hace 20  años estuve en este mismo escenario y podio  hablándole a los  industriales  acerca de los Retos de la Incertidumbre  y de como ésta y sus causas,  afectaban las decisiones económicas.  La ineficiencia y corrupción del Poder Judicial de entonces  eran las principales causas de la pérdida del Estado de Derecho  en detrimento de nueva inversión nativa o extranjera.

La “incertidumbre” era un tema poco discutido, ya es más comprendido.  

El término “sostenibilidad” es poco conocido y discutido hoy salvo en círculos profesionales de la administración y la economía como lo era la incertidumbre.

Esto no es ni pretende ser una charla magistral.   Esto sólo pretende ser una reflexión. No pretendo que ataña a ningún período político, gobierno específico, partido, ni comparar gestiones  de Estado  ni evaluar que fue lo que provocó los cambios sociales o económicos.

Esto es eso, solamente una reflexión que pretende ayudarnos a pensar de dónde venimos, hacia dónde vamos  y qué hacer si queremos o decidimos cambiar el rumbo  como nación en mayor o menor medida.

Hace 20 años, que no es nada, empezaron a desaparecer  aquellas industrias que se crearon contando con protecciones arancelarias en aquel modelo de sustitución de importaciones.  Hoy, salvo algunas con mayor capacidad de adaptación creativa, quedan muy pocas.  Entretanto, hemos creado otros modelos, el de zona franca, el de desarrollo fronterizo, y otros, que han crecido y compiten entre si por un pedazo del mercado nacional.

He aquí una contradicción:

El  competidor común no es mi vecino de zona franca, ni el que se fue mas lejos o el que sobrevivió en su nicho. El mayor  competidor es el empresario que sin inversiones en activos fijos  importa furgones de productos amparados por  acuerdos de libre comercio, subsidiados en origen, los vende baratos sin factura y sin impresoras fiscales y le hace la vida imposible al industrial nacional.  El enemigo es el importador informal. Que no crea ningún empleo ni paga impuestos.

Mientras tanto, el productor formal emplea además  de su personal de planta, no menos de dos personas adicionales tan sólo para poder presentar a tiempo y pagar  las diez o más declaraciones impositivas que tiene que presentar cada mes,  y cumplir así con los requisitos formales del sistema tributario.  Veamos, la formalidad y el modo como está concebido el sistema tributario te obliga a presentar documentos elaborados a la autoridad tributaria, que espera te atrases o equivoques para penalizar, no importa cuanto saldo a favor mantengas con ellos.

Les dejo este pequeño  recuadro  que les recuerda que todos los días hay que pagar y si hoy no hay que hacerlo, tenemos que trabajar para poderlo presentar mañana.   Pagos de impuestos éstos que muchas veces el contribuyente no ha cobrado y si pagado al Estado, que siempre remolonea para devolver o reconocer saldos favorables al contribuyente.

El sector formal contribuye con no menos del 18% del monto de la venta neta,  lo que equivale a decir que el informal tiene un margen para competir deslealmente de un 18% adicional.
                                            
Tipo De Impuesto
Fecha Pago y/o Presentación
ISR -2 (Declaración Anual)
120 días Post Cierre Fiscal
ITBIS
Día 20 de Cada Mes
Fondo de Pensiones
Tercer día hábil del mes
Seguro Familiar de Salud
Tercer día hábil del mes
Riesgo Laboral
Tercer día hábil del mes
Retribuciones Complementarias
Día 10 de cada mes
Anticipos
Día 15 de cada mes
Aranceles, Selectivos,  Itbis, Portuaria
Según Fecha Llegada  Mercancía

¿Es esto sostenible en el tiempo?

Propongo que simplifiquemos el sistema tributario para que sea más fácil para todos contribuir y pagar, con un sistema más simple, pero que llegue a más, para que todos paguemos.

El sector industrial tiene que unirse en torno a una nueva legislación, que  los abarque a todos y los equipare y les permita trabajar y cooperar el uno con el otro con el propósito de que puedan producir aprovechando las sinergias y experiencias de todos, hacia el logro de una mayor eficiencia y competitividad colectiva,  para enfrentar el libre comercio.  Y que conste, que no es que tenga nada en contra de libre comercio, todo lo contrario.  Es que las reglas tienen que ser iguales para todos. 

Tenemos que invertir aquí,  crear empleos aquí en nuestro país. Y todo lo que se importe tiene que cumplir con nuestras normas arancelarias e impositivas, no importa de dónde venga, ni por cual puerto o aeropuerto llegue.

Nos hacen falta otros elementos básicos para ser competitivos.  El primero es que ninguna nación puede desarrollarse más allá de la capacidad de sus recursos humanos.  Ya el ciudadano Presidente ha expresado su compromiso  con el 4% del presupuesto mínimo para la educación pre-universitaria en reiteradas ocasiones.

No lograremos la mejoría mañana.  Nuestros centros de educación superior no pueden hacer mejores profesionales con el estudiantado poco capacitado que reciben. Toma tiempo, mucho esfuerzo, mayor capacitación magisterial, pero estamos avanzando y hoy contamos con el 4% no como promesa, sino como realidad.

Nuestra Constitución legisla libre competencia, monopolios tan sólo en favor del  Estado y libre tránsito y contratación.  Ninguna de estas condiciones se dan en el transporte.  En cambio, tenemos transporte de personas y mercancías caro, monopólico, extorsionador, violento, armado, impune e irrespetuoso de la autoridad en todos sus estamentos y en muchos casos amparados por inmunidad parlamentaria aunque hayan sido sorprendidos y filmados en flagrante delito.

Los trabajadores pagan un transporte caro, los productores y los industriales un transporte caro y que pretende ser monopólico, que los extorsiona con amenazas y violencia.  Doy fe.

Este esquema aumenta los costos de producción, y penaliza la producción de bienes y servicios para la exportación.  Se convierte en una carga que no podemos exportar.

¿Es esto sostenible?

Cada cual  por mandato constitucional tiene que poder transportarse o transportar o contratar el transporte de su propia carga a quien elija al amparo del Estado de Derecho por las carreteras y caminos que se han construido con endeudamiento que tendremos que pagar  o con los impuestos que ya hemos pagado.

Tenemos que llegar al respeto de todos por todos, a la igualdad, a la libre competencia en una labor conjunta mancomunada con el Estado.  No podemos, ni dejarnos amedrentar, ni ser pasivos; sí tenemos que ser proactivos y unidos en el ejercicio de nuestros derechos constitucionales y así sí seremos mucho mas competitivos y mas capaces de crear empleo.

Energía. Otra contradicción poco competitiva.

Nuestra población a pesar del bajo nivel de educación que tenemos  es probable que sea una de las que mas  saben de electricidad en el mundo, práctica y teóricamente.  Hemos vivido por dos generaciones  sin luz, y la poca que hay poco confiable y costosa.  Los ciudadanos comunes de otros países tan solo saben que firmaron un contrato y ni siquiera  saben, muchos de ellos, donde esta el contador.

Por eso, porque todos sabemos lo que hay,  voy a ser muy breve.

Tenemos que generar mucho más, más barato, mejorar las redes y cobrar, óigase bien, cobrar; no prometer pagar, aunque sea impopular.  Y esto sólo se logra con mucha inversión urgente, que tiene que ser rentable, y con  mucho apoyo financiero internacional.  Poner en marcha una planta eficiente  y de bajo costo lleva al menos cuatro años, requiere de reglas claras y estables en el tiempo.

No me importa quien haga la inversión, quien financie, si es privada, estatal, o mixta.  No importa, la inversión hay  que hacerla y cuanto antes mejor.

¿Por qué no se ha hecho?

Entre muchas otras razones porque las entidades internacionales de financiamiento están conscientes de las dificultades en el cobro de la energía en nuestro país, y no creen que el sistema eléctrico sea capaz de generar por si solo el flujo de caja para repagar los préstamos a tiempo y con seguridad, si no es con la garantía solidaria del Estado que solo se ha concedido una vez, al menos que yo sepa, con un contrato leonino de mala recordación.

¿Es esto sostenible?

Lo que tampoco es sostenible es que nos hayamos acostumbrado a aceptarlo.  Tenemos que sacudirnos y apoyar la solución. Que bueno que la CDEEE acaba de hacer licitaciones de plantas de carbón.  Estamos haciendo lo que nunca se ha hecho. Quizá haya que hacerlo en mayor grado.

Hagamos lo que hay que hacer, sin torpedear, sin intereses creados, transparentemente, apoyemos la inversión hasta que los dominicanos no sepamos lo que es un inversor, una planta de emergencia o donde tenemos el contador. Y sobre todo, paguemos la luz.

Otra inquietud no inminente pero si es una preocupación para mi.

 Hace 20 años el porcentaje de la deuda pública interna o externa andaba alrededor del 4 % del producto interno bruto.  Este año ese porcentaje pasa ya del 40% y de acuerdo con algunas versiones del presupuesto del 2014 pasara del 55%.  No es tanto el porcentaje lo que me preocupa.  Es la velocidad a que nos hemos estado endeudando y qué tan pronto vamos a llegar al tope de nuestra capacidad de endeudamiento.  No es motivo de alarma inmediata, pero podemos ver las consecuencias.

Cinco países de la Comunidad Europea: Grecia, Italia, Portugal, Irlanda, seguidos de cerca por otros casos pasan ya de un endeudamiento superior al 100% del PIB. Es decir, ya no tienen de donde coger más préstamos para financiar déficits y los que consiguen a duras penas, les resultan mucho más caros, agravando el problema y el costo del servicio de la deuda completa.  Veamos a España, tan solo porque quizás sea el caso que mejor conocemos.

La dirigencia política española optó por distribuir bienestar entre la población a base de endeudarse con propósitos múltiples; que el español viviera mejor y más cómodo, mantener la popularidad personal y partidaria en el poder el mayor tiempo posible a sabiendas de que no es para siempre, y que las deudas contraídas brindando bienestar las pagarían los otros gobiernos que vinieran detrás.

Estos gobiernos aprendieron la lección e hicieron lo mismo.  Todos se olvidaron muchas veces de que esas deudas se pagan con impuestos extraídos de los bolsillos ciudadanos. Este no es tan solo un modelo español. Quizás los españoles con menor tiempo en democracia lo copiaron de los italianos o los griegos, pero el resultado es el mismo.   En España ya la seguridad social no es totalmente gratuita, la propiedad inmobiliaria vale la mitad, los bancos no pueden cobrar las hipotecas a clientes insolventes, se amenaza  con desalojos, se han recortado los montos que se pagan por pensiones a los retirados, se están aumentando los  impuestos más allá de lo posible, el país esta en clara recesión.  Hay más de seis millones de españoles desempleados, los recursos del Estado no alcanzan para pagarlo todo, incluyendo el seguro al desempleo. Se acaba el horario de trabajo de 35 horas a la semana, o el mes de vacaciones al año. La letanía podría continuar. 

Pero el mensaje que nos manda Europa es simple. La deuda social puede resultar imposible de mitigar y si insistimos más allá de nuestra capacidad se puede revertir en contra y provocar mucha mayor desigualdad.  Precaución, seamos cautos, pensemos que Alemania ha sido conservadora, está menos endeudada, contribuye financieramente a resolver los problemas de los demás y encima requiere de medio millón de inmigrantes capacitados por año para hacer crecer su producción.

España  se endeudó en pos de una quimera, la de suplir la deuda social.  Esa deuda social es  inconmensurable y cuando solucionan alguna parte de ella, surgen otras inmediatamente. Cuando le damos un televisor  a  un ciudadano que no tenía, inmediatamente surge otra demanda social. Quiere otro mas grande y de alta definición.

Lo que fue bienestar fue sólo temporal y hoy se ha convertido en falta de credibilidad en la España política, en denuncia de corrupción entre compañeros de cualquiera de los partidos. A modo ilustrativo, ahí tenemos a nuestros emigrantes queriendo volver después de muchos años de éxito. Muchos hasta le piden a su gente de aquí que les manden el pasaje de vuelta.

Repito, no estamos a riesgo, el país tiene capacidad de endeudamiento  pero si desde 1993 al 2014 llegamos al 55%, y si 20 años no es nada, donde estaremos en el 2034?

¿Será eso sostenible?

Como les he venido diciendo, esto es tan sólo una reflexión mirando al pasado por aquello de que el  que no sabe de dónde viene, no sabe para dónde va.

Inmediatamente viene la pregunta.  ¿Como vamos a financiar el déficit?  Y la respuesta de nuestros economistas es con otras reformas fiscales.  Sin embargo el ITBIS está ya al 18%, uno de los mas altos de Latinoamérica, la renta anda por el 29% y hay que anticiparlo ganes o no y si no ganas te cobro un 1% de los activos.  Las cargas sociales aumentan los costos laborales en más de un 60%, según estudios del sector empresarial, lo que nos hace menos competitivos como nación.  Ya el selectivo al consumo está a niveles  insostenibles, así como los combustibles y muchos otros más.  Queda ya entonces,  poco margen de maniobra.

Hemos decidido y soñamos con ser un país de emprendedores  pero somos una nación que penaliza la iniciativa individual.  Para empezar el pequeño e incipiente  emprendedor no debiera tener que pagarle nada al Estado hasta que genere algún beneficio y se incorpore a la economía.  Como están las reglas es para que el emprendedor tenga que pagar impuestos para formalizarse y aranceles y otros impuestos para las pequeñas herramientas  que necesita para producir lo que sea en su taller, y todo esto antes de producir un peso, ni haberse instalado.  Estudiemos esto, analicemos que hacer para cambiarlo porque con las reglas vigentes al emprendedor solo le queda la ruta de la informalidad.

En los últimos 20 años percibo otros cambios.

Hoy tenemos dos naciones, la formal y la informal, y cada una aporta aproximadamente la misma cantidad de empleo.  Una paga la inmensa mayoría de lo que el gobierno recauda, la otra pretende y exige que se le mejoren las condiciones con los recursos que la primera aporta al Estado.  Y no paga impuestos. Si ellos representan la mitad de nuestra economía, ellos debieran aportar la otra mitad de los impuestos. Y que conste que no me refiero a los que menos tienen, a lo más vulnerables, me refiero a los que pueden pero evaden.

He aquí la mayor fuente de recursos para el Estado. Bien nos decía Roberto Bonetti en este almuerzo el año pasado que “el mayor costo del sector industrial es la informalidad”.

¿Es la  informalidad sostenible?

¿Cómo hacer para que los intereses comunes, los del Estado y los de la mitad formal de la economía generemos algún modelo que nos lleve a que la formalidad sea de interés general? ¿Cómo sacar a media nación de la ilegalidad anárquica?  Es la vía de otra reforma fiscal la correcta para incrementar los ingresos fiscales o la de cobrarle a todo el mundo y apoyar la producción de bienes y servicios en el país?

Creo que si logramos un crecimiento sostenido de nuestra producción,  de nuestras exportaciones, lograremos aumentar sustancialmente los ingresos del Estado para que se pueda seguir reduciendo la deuda social.

A fin de cuentas por cada peso que aumentamos del PIB, el Estado, sin hacer mas nada, percibe no menos del 18% sin tener que caerle atrás a nadie.  Tan sólo tenemos que lograr que todos paguemos por igual.  Es un tema de equidad fiscal. 

Hace unos pocos años vinieron unos inversionistas, creyeron en el país y operan con éxito el Ingenio Barahona,  aumentaron el área sembrada y nunca había producido lo que está produciendo hoy.  Nos recordaron que se puede invertir en producir caña al mismo tiempo que mejoran las condiciones de trabajo.

A modo de orgullo y de ejemplo reciente.

Jean Santoni, octogenario y sus hijos, colonos del Central Romana por décadas, y Jose Hazim hijo, se asociaron con el grupo español Barceló y sus socios locales , construyeron  un ingenio pequeño en Consuelito, entre San Pedro y Hato Mayor sembraron caña y hoy la muelen para extraerle el jugo y convertirlo en alcohol etílico, se lo entregan a Beica que lo convierte en ron que envejece y exporta a cuatro continentes con denominación de origen “dominicano.”  Enrique Yaber, inversionista venezolano en el grupo, desde una empresa de zona franca envejece en barricas el alcohol y ron y también lo exporta, sin marca.

Brugal, tradicional productor y exportador de ron, acaba de anunciar una inversión adicional de RD$1,000MM de pesos para incrementar su producción.

 ¿Quien dijo que los clústeres no funcionan? He aquí un gran ejemplo.  A través de la materia prima renovable más antigua que tiene el país, la caña, se crea empleo formal sostenible y  mucho, se exporta,  aporta divisas a la economía y se vende la marca país, “Hecho en República Dominicana.  ¡Buenísimo!”.

 ¿Es esto sostenible? ¿Qué tenemos que hacer para replicarlo? ¿No será este mejor camino que el del endeudamiento progresivo y acelerado que hemos tenido hasta las elecciones del 2012?  ¿O sería más prudente hacer una mezcla de ambos modelos para poder dar  mejor y mayor respuesta a la pobreza con los mayores ingresos fiscales que implica el crecimiento económico y la creación de empleo formal?

Lo dejo a la reflexión de todos.  Lo que si queda claro, es que si nos lo proponemos, podemos hacerlo.

Los fondos de pensiones son y han sido los mayores inversionistas en los mercados de valores desde su incepción y han financiado con su ahorro, el desarrollo productivo de los países, el que crea y agrega valor, contribuyendo a crear valor a los propios países.

Graham Bell, Tesla, Steve Jobs necesitaron siempre de recursos para hacer crecer los inventos que transformaron al mundo. Los fondos de pensiones han sido los que, para garantizarle los recursos y su crecimiento a los aportantes  individuales, se los han invertido en empresas sólidas.  Los fondos de pensiones han sido siempre motivo y apoyo para el desarrollo.

Hoy la mayor cantidad de recursos y ahorros de los ciudadanos en toda nuestra historia, está acumulada y guardada en el Banco Central y en bonos de Hacienda, por una extraña rigidez paralizante que cierra buena parte del camino hacia un mayor crecimiento económico  en aras de la estabilidad de una tasa de cambio y mayor disponibilidad de financiamiento para el gobierno.

¿Es esto sostenible?

Los fondos de pensiones son ahorros que les hemos sustraído a la economía, por ello debemos ser muy cuidadosos a la hora de invertirlos ¿No debieran estos recursos, al amparo de reglas claras y penalizantes que protejan al ahorrante, ser utilizados como hizo Chile  para lograr su mayor desarrollo? Tan sólo tenemos que replicar su experiencia  y aprender de sus errores. De antemano sabemos que el  resultado fue bueno.  ¿Es esto sostenible? ¿No podríamos mejorar las políticas de inversión?

Creo en activar la economía, sobre todo si tenemos los recursos, creo en una menor tasa de interés para empresas productoras que generen desarrollo y empleo como también creo en una tasa de cambio real que no penalice ni la producción ni la exportación.  ¿Sería esto  sostenible? 

La corrupción. Seré muy breve.

Hace 20 años Transparencia Internacional era un bebé recién nacido.  En el país rara vez se hablaba de corrupción ni ésta figuraba como tema de interés social o político. Éramos unos pocos los que entendíamos el significado completo del concepto.

Hoy todos sabemos lo que hay.

La denuncia se está convirtiendo en costumbre y alguna gente le rechaza el saludo al corrupto conocido o lo señala con el índice.  Avanzamos, mucho.  Se está creando conciencia progresiva y colectiva.

Miren un ejemplo reciente. El  Poder Ejecutivo acaba de asumir la figura del veedor público en interés de traer mayor transparencia a las adquisiciones de bienes y servicios por parte del Estado.  Sin embargo, el Poder Judicial y el Ministerio Público muestran poco interés en el tema y el país político una ambivalencia interesada.  He aquí otro de los muchos  ejemplos en contrario. Hace ya varias legislaturas que el Senado aprobó el proyecto de ley que pena el enriquecimiento ilícito.  Lo han aprobado cinco veces.  Sin embargo, la Cámara de Diputados ha mostrado poco interés en aprobarla.

Es sostenible que nuestros propios legisladores se hayan olvidado de convertir en ley este proyecto?

Si sabemos  que la seguridad jurídica es la base fundamental de la inversión, tenemos también que tomar conciencia de que la corrupción es la máxima expresión de la inseguridad jurídica.

Hace no ya 20 sino 24 años que cayó el muro de Berlín, desapareció la guerra fría, desaparecieron las confrontaciones de clases. Los primeros en reconocerlo fueron los berlineses y los alemanes que unificaron de nuevo Alemania.

Esta realidad fue la base para que nuestros sindicatos y empresarios selláramos un nuevo pacto colectivo nacional que juntos llevamos al Congreso para que lo convirtiesen en ley: el Código de Trabajo.

Han transcurrido más de 20 años sin conflictos, sin huelgas, con tranquilidad laboral.  Esto habla muy bien del Código y de la validez del consenso, pero el tiempo nos obliga siempre a renovar, remodelar.

Cuando se proclamó la ley de seguridad social, el trabajador obtuvo la pensión y mantuvo el auxilio de cesantía.  Ambos conceptos por principio son incompatibles. O el uno o el otro.

Hay que adecuar el Código como se han adecuado los de países desarrollados después de la crisis, en aras de bajar sus costos y hacerse más competitivos.   No para perjudicar los trabajadores, sino todo lo contrario.  Para asegurarnos que creemos las condiciones para fortalecer la sostenibilidad de los empleos existentes y para que creemos más y mejores fuentes de trabajo. 

Son otros tiempos, son tiempos de adecuarse, son tiempos de renovación.  Son tiempos de apoyar la producción,  la creación de empleos, son tiempos de flexibilizar las normas para con ello reducir la depreciación y otros costos fijos por unidad producida.  Son tiempos  de salir a buscar mercados y olvidarnos de nuestra tradicional insularidad, donde todo lo que llegue es bueno y lo que sale de la isla es malo como si estuviéramos en tiempos de la colonia.

Hay que adaptar el Código Laboral y la ley de seguridad social para que ambos se conviertan en mejores propulsores del esfuerzo productor.  Mejores industrias,  mejores  productos, mejor seguridad laboral, mejor consenso, menor intransigencia.

Hacemos muy poco a favor de todos con  industrias y empresas que no progresen.  Así no avanzaremos.

Hace unos días mi gran amigo Moisés Naim, venezolano, economista de renombre, profesional de mucho fuste e influencia en Washington, buen escritor, me dijo que cambio  importante en la sociedad latinoamericana ha sido la inclusión en el diccionario político de la palabra desigualdad. Hace unos pocos años  a los políticos,  a los partidos,  y tan sólo a un pequeño grupo de empresarios les preocupaba la desigualdad.  Hoy el vocablo es de uso común y omnipresente no se si por la mayor conciencia individual y colectiva  o por la preocupación de que el problema de la desigualdad se convierta en una fuente de inestabilidad. 

A través de estos 20 años he visto producirse cambios sociales que me inquietan. Deben de haberse dado muchos otros y mas profundos que quizás no he percibido.

He aquí  otro lío  que ni es de ahora ni es de ropa.  Tiene más de 200 años, ha sido motivo de matanzas y de descrédito internacional.

Hace 20 años teníamos unos cuantos haitianos concentrados en las áreas cañeras y ya se empezaban a desparramar por los cafetales, los arrozales, la construcción.  Hoy están en todas partes y el flujo es incontenible.  En el censo nacional del año 2012, más de 668.000 haitianos o descendientes de haitianos permitieron que se les empadronase y no sabemos cuantos más pudieron no haberse contado.

¿Si la migración haitiana ha crecido tanto en los últimos tiempos, cual será  la mayoría poblacional  de este lado de la isla dentro de 20 años, la haitiana o la dominicana?     

¿Es esto sostenible?

Hace 20 años cruzar la frontera era toda una aventura.  Hoy es un paseo pues ya todos los de allá tienen familiares y celulares aquí incluyendo a Palito de Coco. Todos quieren tener nacionalidad dominicana. Ellos no son apátridas, lo que no quieren es la nacionalidad que le otorga la Constitución de Haití a todos los hijos de haitianos, no  importa dónde hayan nacido.

La  sentencia del Tribunal Constitucional Dominicano es compulsoria e irreversible para todos los poderes del Estado. Pareciera tener mucho. Es sólo a nosotros como nación a quien compete tomar decisiones sobre lo que queremos que sea nuestro país.

No lo hemos hecho por muchos años, hemos iniciado y debemos hacerlo ahora.  Sigamos y no paremos hasta que todos los inmigrantes se regularicen y estén registrados ante nuestras autoridades de migración y les otorguemos un documento que los acredite como transeúntes temporales o residentes para que puedan trabajar hasta que se venzan sus permisos.  Pero que estén registrados.

Una última inquietud personal.

Creo que hemos dejado de ser un país de todos para convertirnos en un país de unos pocos.

Hemos aprendido a protestar, a extorsionar personal y colectivamente y ante el temor y los éxitos de los otros, nos estamos acostumbrando a ceder, a transar ante las amenazas, entre otras razones porque se puedan convertir, como la desigualdad, en una fuente de inestabilidad.

La protesta pacífica, sana, legal es buena. Viva el 4% y cómo la presión social sana, organizada y pacífica lo logró y concientizó al país.

La protesta irracional, la que busca y persigue intereses particulares en contra de los intereses colectivos. La que exige con amenazas o con violencia física pagada, la que produce muertes sin que se  atrape y condene al asesino que nunca aparece, la que aparenta no tener ni miedo a la sanción ni respeto a la autoridad, la que se basa en la anarquía y logra beneficios con el desorden es mala.

¿Es esto sostenible?

 Con frecuencia la policía tiene que enfrentar acciones vandálicas de parte de manifestantes, algunos de ellos armados y encapuchados. El vandalismo que ejercen esta penado por la ley aquí y donde quiera al igual que dispararle a la autoridad. Hay suficientes motivos para arrestarlos, sobre todo porque las pruebas están filmadas. Además exhiben ostentosamente armas automáticas largas.

En lo que va de año ya han muerto 66 policías y miembros de las fuerzas armadas. Es la ocupación de mayor riesgo ¿Cuál  es el primer deber de todo policía?  Defender su vida y la de sus compañeros, a la vez que defienden la nuestra. Algunos medios acusaron a la autoridad de violencia innecesaria. ¡Que contradicción!  Los violentos son los manifestantes, sino para que llevan  armas que disparan.  ¿Para que se encapucharon? ¿Por qué esconderse detrás de una máscara? ¿Quién hirió a los policías?  ¿Se sometieron a la justicia  a los encapuchados?

¿Es esto sostenible?


Pensando un poco creo que hemos llegado al punto de dejar de discutir el tema familiar y, socialmente, entre amigos, como si con ello fuéramos a cambiar el resultado.  El tema es tema de discusión porque todos tenemos temor a la violencia aunque con discutirlo entre nosotros no vayamos a cambiar nada.

Dejémonos de discutir y pasemos a hacerlo colectivamente, pasemos  a ser proactivos.  Dejemos la pasividad y pasemos a la denuncia. La autoridad en todos sus estamentos necesita el apoyo colectivo. Repudiemos y denunciemos lo venal, apoyemos a los que más apoyo necesitan de todos.  A la Policía, al Poder Ejecutivo permanentemente para recuperar el país que volverá a ser de todos.

Hace doce días en Panamá un ciudadano dominicano, en el seno del Foro Empresarial Iberoamericano dijo y cito sus palabras tal cual las publicara el diario digital Acento.com.do: “una fuerte alianza entre los empresarios y los gobiernos es la única forma de avanzar en el desarrollo”.

Otra cita, del mismo presidente Medina “lo mejor  que puede hacer un gobierno para atraer inversiones es generar un clima de estabilidad”

Presidente, nunca ha sido más propicio el momento.  Trabajemos todos juntos, todos unidos. Lo lograremos.