viernes, 29 de noviembre de 2019

Subrayando: la automatización es inevitable



PALABRAS DEL ING. JUAN B. VENTURA

 ALMUERZO XXXV ANIVERSARIO
ASOCIACIÓN INDUSTRIALES DE LA REGIÓN NORTE (AIREN)
27 de noviembre de 2019

Amigos todos

Juan B. Ventura (Tito)
Presidente de AIREN
Es para la Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN) más que un privilegio, una distinción contar con la presencia de cada uno de ustedes en este almuerzo anual, que coincide con la celebración del XXXV Aniversario de nuestra fundación como entidad. Un privilegio, además, contar con la participación de una invitada especial, alguien que ha demostrado al país y al mundo de lo que es capaz un dominicano, ella es Paola Santana, abogada y empresaria dominicana, radicada en Silicon Valley, California, considerada entre las 20 latinas más influyentes de la industria tecnológica, con quien conversaremos sobre la “Industria 4.0: Disrupción Tecnológica”.

AIREN atesora más de tres décadas de esfuerzos con una dirección clara: el desarrollo industrial de las catorce provincias de la Región, convencidos de que la transformación de materias primas y bienes intermedios, mediante la industria y la agroindustria, son claves para el desarrollo sostenible del Cibao.

Durante ese tiempo son muchos quienes, al frente de la AIREN, han dado lo mejor de sí para convertir nuestra institución en un instrumento eficaz de bienestar para la región y para la defensa de los intereses de la industria. En ese sentido, hoy vamos a reconocer a nuestros pasados presidentes, convencidos de que han dejado su huella al andar. Para ellos, pido un fuerte aplauso.

La intensidad y la velocidad de lo que se ha llamado la 4ta. Revolución Industrial conduce a muchas preguntas sobre el futuro del empleo y el futuro de la industria en países como República Dominicana, cuya inversión en Investigación y Desarrollo es extremadamente baja.

La 4ta. Revolución Industrial corresponde a una nueva manera de organizar los medios de producción. El objetivo que pretende alcanzarse es la puesta en marcha de un gran número de “Fábricas Inteligentes”, (Smart Business), capaces de una mayor adaptabilidad a las necesidades y procesos de producción, a las demandas del mercado, así como a una asignación más eficiente de los recursos.

Coincido con quien afirmó que el riesgo para nuestras industrias y nuestros empleos no está en la robotización, la inteligencia artificial, el big data, sino todo lo contrario: está en no colocarnos en este tren veloz que es hoy la inteligencia artificial, la robotización, la tecnología de punta. Es decir, si queremos más y mejores empleos, la automatización es inevitable.

Un informe de la OCDE indica que hoy hay empleos en alto riesgo de automatización, mientras otros están obligados a una transformación radical si desean sobrevivir. Se está apreciando la capacidad de comunicación con los robots. Esta tendencia afecta tanto a trabajos rutinarios como a especializados. No hay nada fuera de esta marcha vertiginosa del conocimiento.

Los cambios son tan rápidos que afecta a los empleos, a la competitividad de las empresas, a las economías locales.

Bertrand Russell expresó que “gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo de hoy se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”.

Es un momento propicio para despejar nuestras dudas.

La tecnología va más rápido que las personas, pero el esfuerzo principal corresponde a los trabajadores y empresas. Solo logrando la transformación de nuestras aptitudes y actividades respecto a las nuevas tecnologías, lograremos que la transformación digital desemboque en la Industria 4.0.

Las respuestas a tantas interrogantes requieren de algo a lo que se ha referido en otras ocasiones nuestra conferencista invitada. Me refiero a entender el conocimiento, el avance, como disruptivo, como fruto de saltos, no simplemente de pequeños pasos. Estamos obligados a saltar.

Quienes consideran el aprendizaje y el avance solo como una línea recta, sean individuos o empresas, se condenan a sí mismos a transitar a un ritmo en que quedarán rezagados, serán dejados atrás, no podrán dar respuestas nuevas a los problemas actuales y respuestas acertadas a los nuevos problemas.

La AIREN se ha preocupado constantemente por fortalecer la capacidad de nuestro capital humano, las competencias de nuestros colaboradores, la fortaleza de las empresas familiares. Hemos contado con un aliado formidable en el Instituto de Formación Técnico-Profesional –INFOTEP- a quien hoy reconocemos muy merecidamente en la persona de su director, Rafael Ovalles. Con el Infotep hemos formado una sólida alianza que nos ha permitido, año tras año, suplir los requerimientos de formación de nuestros socios y otras empresas. Pido un fuerte aplauso para el Infotep.

Esta alianza y otras que establecemos con el mundo académico y sindical, conducen a la posibilidad de hacer de la formación una obligación y un derecho para toda la vida.

El aprendizaje de por vida debe ser un derecho de los trabajadores y un deber en la medida en que quieran conservar su capacidad de inserción en el mercado laboral o, por lo contrario, corren el riesgo de convertirse en damnificados de las nuevas tecnologías.

Las empresas estamos obligadas –por nuestra propia competitividad y por el bienestar de nuestros colaboradores- a facilitar este aprendizaje.


Amigos presentes

Agradecemos sobremanera la presencia de nuestra oradora invitada, Paola Santana, una dominicana que le ha dicho al mundo que sí se puede, un ejemplo de una profesional joven decidida a aportar su talento para transformar.

Finalizo retomando una idea: avancemos a saltos, sin obviar los avances lineales. Es un desafío para las empresas y un desafío para las personas, para nuestros colaboradores. Abramos nuestra mente.

Termino citando a un industrial norteamericano, y un modelo de lo que significa saltar en el conocimiento, Henry Ford:

“Cualquiera que para de aprender se hace viejo, tanto si tiene 20 como 80 años. Cualquiera que sigue aprendiendo permanece joven. Esta es la grandeza de la vida”.

Muchas gracias.


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