martes, 27 de agosto de 2019

Cambiando fisonomía mercado laboral


Infotep:
Formación dual permitirá cambiar

fisonomía del mercado laboral RD


Intervención del Lic. Rafael Ovalles, Director General del INFOTEP

En el Desayuno Temático de la AIRD
Martes 27 de agosto 2019, 8:00 am


Muy buenos días:

A nombre del Instituto Nacional de Formación Técnico  Profesional (INFOTEP) agradezco a la Asociación de Industrias de la República Dominicana la invitación a hablar en este relevante escenario sobre la formación dual como estrategia empresarial contra el desempleo juvenil.

El de la formación dual no es tema nuevo en la relación del INFOTEP y el sector empresarial. Desde hace treinta años forma parte del diálogo intersectorial sobre las mejores y más pertinentes maneras de formar para el trabajo. Fue en 1988, con la asistencia de la hoy Agencia Alemana de Cooperación Técnica, cuando iniciamos la andadura colaborativa cuyos frutos son evidentes: de las dos carreras técnicas inaugurales hemos pasado a 42, involucrando desde pymes hasta grandes empresas y aumentando a ritmo análogo el número de beneficiarios.

Desde entonces hasta el 2018, egresaron de este programa 8,525 técnicos, hombres y mujeres, en 38 ocupaciones. De ellos, el 89% contaba con un contrato de aprendizaje al momento de iniciar su proceso formativo en la empresa. Digámoslo con números, que son siempre más descriptivos: 7,562  de estos participantes estaban contractualmente amparados.  No menos destacable es el número de empresas que, durante este tiempo, han respaldado el programa de formación dual auspiciado por el INFOTEP: 1,000 empresas repartidas en todo el país.

Esta práctica compartida adquiere hoy nuevos perfiles y dimensiones. Surgida en Alemania en los años sesenta del pasado siglo como alternativa a la brecha entre la abundancia de profesionales liberales y la insuficiencia de mano de obra calificada, la formación dual es en nuestros días la respuesta a las exigencias de la globalización y la integración de los mercados, por lo general complejas, pero también a las ingentes necesidades derivadas de la actual interconexión de los procesos productivos.

Si hasta hace apenas unas pocas décadas, la tercera revolución puso en el tapete productivo las innovaciones vinculadas a las tecnologías de la información y la comunicación, a la automatización y a un mayor uso de las energías renovables, la cuarta revolución industrial nos aboca a la progresión exponencial de la robótica, del internet de las cosas, de la big data, de la realidad virtual, de la impresión tridimensional y de objetos controlados por la tecnología.

¿Cómo responder desde el contexto dominicano a estos desafíos? No tengo una respuesta expedita y ni siquiera creo que la haya en lo inmediato. La realidad de nuestro mercado laboral y productivo es desigual. En él coexisten niveles muy disímiles de desarrollo.  La microempresa, con un significativo peso en el empleo y casi nula modernización, es todavía preponderante frente a empresas productoras de bienes y servicios cuyos procesos se basan en tecnología de punta.

Este desbalance, a todas luces multifactorial, exige respuestas vigorosas que apuntalen y propicien, entre otras cosas, la estabilidad económica, la competitividad y la propia modernización del conjunto del aparato productivo.  

En esa perspectiva, Gobierno y sectores productivos tienen cuotas de responsabilidad complementarias destinadas a solventar las carencias que nos afectan y a cumplir el propósito de elevar las capacidades y habilidades de la fuerza laboral, mejorar el mercado interno y aumentar el consumo para potenciar el círculo virtuoso del desarrollo.

Un  tema recurrente en el ámbito empresarial es la debilidad del capital humano. A los quejosos les asiste razón.  Atrás quedó ya el tiempo de los saberes adquiridos mediante prácticas rutinarias y de la formación con pretensión de totalidad. El nuevo paradigma es la formación continua de calidad y, particularmente, la formación dual.

En el libro Aprendizaje de calidad: una perspectiva práctica para América Latina y el Caribe, coordinado por Michael Axmann[1] , se describe este aprendizaje como aquel que combina: “(a) la adquisición de experiencia profesional que se aplica en el lugar de trabajo en forma directa; y (b) el aprendizaje de conocimientos aplicados y experiencias que permiten que los aprendices entiendan la lógica que respalda la tarea que se les encomienda, enfrenten las situaciones no previstas y adquieran competencias transferibles y de mayor nivel”. De conformidad con el texto, este proceso se sustenta en cuatro pilares: “(1) el diálogo social; (2) la clara definición de roles y responsabilidades; (3) un marco jurídico y, (4) acuerdos de financiamiento compartido”, que son la garantía de su desenvolvimiento exitoso. 
La República Dominicana tiene sobre otros países del área la ventaja de haber avanzado en cada uno de estos pilares, si bien permanecen problemas que urge resolver. Tal es el caso, por ejemplo, de ajustar la normativa de contratación de una cantidad mínima de participantes en los acuerdos de formación dual, la regulación del registro en la Seguridad Social y el tratamiento de los derechos laborales para empleados temporales o menores de 18 años, como bien se apunta en el informe Estado de situación y políticas en materia de formación y empleo juvenil en la República Dominicana[2] .

El INFOTEP ha planteado en varias ocasiones, y la replantea ahora, la necesidad de fomentar el diálogo que permita articular la formación dual como opción relevante para cambiar la fisonomía de nuestro mercado laboral y reducir las desigualdades sociales. Esto implica lograr acuerdos sobre las reformulaciones que debe sufrir la FTP para cumplir más cabalmente su cometido, entre ellas las atinentes a cuestiones como las  mencionadas en el aludido informe.

Como órgano rector de la formación técnico profesional, y como uno de los tres componentes del Sistema Nacional de Educación, el INFOTEP ha venido trabajando junto al resto de los actores en la definición del Marco Nacional de Cualificaciones que, grosso modo, tiene por objeto

integrar y coordinar los subsistemas nacionales de educación y formación, particularmente en los niveles técnico-profesional, y en mejorar la transparencia, el acceso, la progresión y la calidad de las cualificaciones en relación con el mercado de trabajo y la sociedad civil”.

Es decir, el MNC provee un corpus estandarizado para organizar y dotar de coherencia a los aprendizajes en los diferentes niveles del sistema.

Parejamente, la oferta curricular del INFOTEP ha sido ampliada con la inclusión de oficios orientados al conocimiento y manejo de las tecnologías y se ejecutan programas continuos de actualización de la metodología docente en colaboración con la OIT/CINTERFOR, la Viceconsejería de Formación Técnico Profesional del País Vasco y la Universidad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Home, Finlandia.



Con la OIT/CINTERFOR y el Banco Interamericano de Desarrollo estamos trabajando en la identificación de las oportunidades de mejora en la implementación del programa de formación dual, que incluye aprovechar la experiencia internacional para actualizarlo conforme las tendencias y requerimientos de los sectores productivos,  así como aumentar la cobertura nacional y regional

Parte de este proceso de apalancamiento es la colocación durante el trienio 2019-2021 de 3,222 aprendices distribuidos en once ocupaciones nuevas y catorce ocupaciones tradicionales en empresas ubicadas en las áreas de influencia de las cuatro regionales de la institución.

Único requisito exigido a los postulantes es tener entre 16 a 25 años y una educación mínima del segundo año del primer ciclo de secundaria. La opción por los más jóvenes no es arbitraria; se basa en prospecciones de empleo para el futuro inmediato, ajustadas a la composición demográfica y a las características presentes y futuras del mercado laboral.

En un país donde el 18.3% de la población tiene entre 15 y 24 años de edad y una tasa de desempleo juvenil ampliado[3] de 14%, la formación técnico profesional y su modalidad dual son una real oportunidad de mejorar la empleabilidad y disminuir los niveles de desigualdad social y la carencia de oportunidades.

El énfasis que pone en el INFOTEP en la formación dual procede, repetimos, de la certidumbre respecto a los beneficios del modelo.  Como ha sido comprobado por numerosos estudios de caso y avalado por análisis teóricos, las empresas obtienen de la formación dual considerables beneficios entre los cuales se cita, sin ánimo limitativo:
·         La disponibilidad de una lista de elegibles para futuros empleos y la facilidad de poder reemplazar la nómina cuando factores generacionales así lo determinen.
·         La limitación de la necesidad de selección externa de personal.
·         La reducción del tiempo de formación del empleado potencial y, en consecuencia, de la inversión en el proceso formativo.
·         La formación ajustada a las necesidades de la empresa.
·         El aumento de la capacidad innovadora.



Resultado constatable del conjunto de estos beneficios es la mejoría de la competitividad a resultas de una mayor y mejor productividad, basada no ya en un bajo coste derivado de salarios insuficientes, sino en el rendimiento de las personas que realizarán el trabajo. Vale decir, entonces, que la formación dual, al mejorar la competitividad de las empresas, mejora también el empleo en lo cuantitativo y lo cualitativo, aspectos ambos fundamentales para el desarrollo social y económico del país.

El enfoque teórico que sustenta nuestro énfasis en la formación técnico profesional, y en la formación dual como modelo de colaboración público-privada, destaca su función de resorte de la movilidad social, como bien se describe en los principios ordenadores y directrices de un plan de acción regional propuestos en el documento La enseñanza y formación técnico profesional en América Latina y el Caribe, una perspectiva regional hacia 2030, elaborado por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe[4] en el 2016, que apunta que la FTP,

fusiona las ópticas económica y social de la EFTP al enfatizar el rol de esta educación en promover y mejorar las oportunidades de empleabilidad y generación de ingresos de los individuos, más allá de su extracción social, económica o cultural. Para ello debe ofrecer entornos de aprendizaje pertinentes con los requerimientos del sector productivo y con las necesidades de las personas para hacerlos miembros plenos de la sociedad y que les permitan seguir aprendiendo (…).


Una revisión bibliográfica realizada por Rafael Novella y Yocelyn Samantha Pérez-Dávila[5], concluye en que, sin descartar contrastes y contradicciones surgidos de los diferentes contextos nacionales, la formación dual tiende a aumentar la probabilidad de empleo, la duración en el primer empleo, los salarios y el crecimiento salarial posterior; mejora la transición hacia el empleo y permite la transferibilidad de las habilidades adquiridas durante el proceso formativo.

Son estos impactos los que, en definitiva, otorgan valor a la formación dual más allá de algunas interrogantes o problemas de orden práctico que deben ser resueltos en una discusión abierta y franca entre los sectores público, privado y sindical.


Tras casi cinco años en la dirección general del INFOTEP, puedo asegurar que no abrigo dudas sobre la conveniencia y eficacia de los programas de formación dual como instrumento de los sectores productivos para contribuir a la creación de empleo decente, mejorar las capacidades y habilidades de los recursos humanos, ampliar las posibilidades de la población, sobre todo la joven, de obtener ingresos y, en definitiva, de propiciar el acceso a un nivel de vida digno.

De ahí que insista en reiterar mi propuesta de unir nuestras fuerzas para convertir la formación dual en la punta de lanza del progreso y el bienestar de todos y de todas.

Los años de gobierno del presidente Danilo Medina han trazado la pauta y abierto una sólida zapata para levantar un país orgulloso de sí mismo, capaz de crear bienestar colectivo, de no dejar a nadie atrás, como nos compelen a hacer la Agenda 2020-2030 de las Naciones Unidas y nuestra propia Estrategia Nacional de Desarrollo.

En esa voluntad creadora de justicia del presidente Medina, abreva nuestra perseverancia en elevar las habilidades del capital humano para que contribuya de manera eficiente con los sectores productivos a acelerar el motor de nuestro futuro.

Muchas gracias.


[1] Axmann, M. Aprendizaje de calidad. Una perspectiva práctica para América Latina y el Caribe. OIT/CINTERFOR. Montevideo: OIT/CINTERFOR, 2018
[2]  Caraballo, E.D., Pimentel, Sarah (coordinación general). Los jóvenes dominicanos, esos desconocidos. Estado de situación y políticas en materia de formación y empleo juvenil en la República Dominicana. Santo Domingo: EDUCA/NEO/MEPyD. 2018.
[3] El desempleo ampliado incluye a aquellas personas sin empleo, que no están buscando trabajo activamente, pero que aceptarían una oferta de trabajo.
[5] Novella, R.,  Pérez-Dávila, Y. ¿Son Efectivos los Programas de Aprendices?: Lecciones para América Latina y el Caribe? División de Mercados Laborales, Nota técnica No. IDB-NT 1219, Banco Interamericano de Desarrollo, julio 2017.

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