miércoles, 3 de febrero de 2016

Reflexión / Las encuestas

Las encuestas, su objetividad y la guerra de las encuestas
Breve reflexión de Antonio Lluberes, sacerdote jesuita, sobre las encuestas. Tomado de su perfil de Facebook. “Son creíbles tanto cuanto lo es la persona quien la patrocina o la firma que la realiza”, nos dice.

Las encuestas, las encuestas van a dar mucho que hablar. ¿Qué podemos decir? Las encuestas son un recurso tan científico como lo son los análisis de sangre. Ellas dicen la verdad si se respetan los métodos de trabajo. Veamos. Las encuestas son un método de análisis de la opinión popular.
Las encuestas están constituidas por una serie de preguntas dirigidas a una porción de una población, y tiene como finalidad averiguar estados de opinión, actitudes o comportamientos de las personas ante asuntos específicos. El objeto de la encuesta no solo es político, puede ser la opinión de la gente sobre un producto comercial, un tema religiosa, la audiencia de una emisora, por decir ejemplos. Ellas reflejan la opinión, la tendencia, la intención de una población en un momento muy preciso, en el momento en que se consulta la opinión de la gente.
Sus resultados pueden ser para uso privado o para ser dadas a conocer al público según el interés de quien las patrocina. Están también sujetas a error. Un error provendría de la no observación de las reglas de procedimiento. Pero otro provendría de la malicia de quien las hace que falsea conscientemente los resultados.
Las encuestas son también un instrumento de la batalla electoral. Los grupos políticos o partidos sesgan los datos para distorsionar la realidad. Así restan por cientos de intención de votos a sus contendores para debilitarlos o se suman puntos para hacer creer su progreso. Es frecuente que salgan muchas encuestas, unas para contraatacar a las otras.

Las encuestas son creíbles tanto cuanto lo es la persona quien la patrocina o la firma que la realiza.

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