domingo, 14 de febrero de 2016

Subrayando / Una opción fresca

Minou Távarez Mirabal:
¡YA BASTA!

Discurso en Proclamación de la Candidatura Presidencial Minou 2016
Club Mauricio Báez - 14 de febrero de 2016

Queridos amigos, queridas amigas:

¡AQUÍ ESTAMOS¡
Pese a todo y a todos, AQUÍ ESTAMOS.
Contra viento y marea, AQUÍ ESTAMOS.
Contra todos los pronósticos y todas las encuestas, AQUÍ ESTAMOS!!!

Para un político, y mucho más todavía para una política, el motivo de este acto es profundamente conmovedor pues tiene una carga inmensa de reconocimiento, una prueba de confianza y unas consecuencias que asumimos con decisión y certidumbre. Hablo de nuestro compromiso, el mío y el de ustedes por lograr, cada uno desde sus historias, sus anhelos y sus sueños, lo que queremos para la República Dominicana.

Este momento es un reto mayor para una dominicana como yo,  un compromiso desde el
corazón, una responsabilidad que queremos y debemos cumplir. Y lo haremos, no lo duden, con toda la voluntad, con el amor, con la experiencia y con la decisión de recoger años de historia de este país en el mundo durante los cuales los esfuerzos de tantos y de tantas no han llegado a dar los frutos esperados, pero sí nos han dejado el testimonio de que la única lucha que se pierde es la que no se da.

Asistimos hoy a la manifestación de la voluntad de Opción Democrática, Alianza por la Democracia y Nueva Democracia de ser protagonistas en las próximas elecciones proponiendo caminos distintos para construir el futuro.

Porque YA BASTA, nos ha llegado la hora en que ya no es posible encontrar el camino pisando las huellas de quienes nos han precedido. Porque YA BASTA, porque no es posible que la suerte de un pueblo como el nuestro sea esto que tenemos hoy.

Porque YA BASTA estamos aquí, uniendo voluntades y convencidos de que podemos trabajar desde la política como lo que es: un espacio de servicio noble, capaz de producir los cambios que nuestro país, colocado en el mismo trayecto del sol, está necesitando desde  todas las trincheras posibles.  Por eso hoy, especialmente hoy, con esta acción política hemos venido a proponerles a ustedes, a ese pueblo nuestro, un gran gesto de amor. Porque eso somos, eso hemos sido y eso debemos ser siempre: enamorados de la República Dominicana, de sus jóvenes, de sus mujeres, de sus hombres, de sus trabajadores que, con todo derecho, esperan que su esfuerzo cotidiano se transforme en mejores días, en bienestar, en mayor justicia, en más igualdad.

Vengo de una familia de trabajadores de la tierra,  abogados,  héroes. Para nosotros, la vocación política no expresa la necesidad del poder como un fin, es un derecho que nadie debe arrebatarnos y es una oportunidad para remediar el presente y el futuro de nuestro país.

Para quienes deseamos la democracia el poder es un medio, es una capacidad a la cual aspiramos para que el cambio que favorezca a todos y todas suceda y para hacer de este país un mejor país, un país que ampare y proteja, un país que construya para acoger a sus hijos e hijas que se han ido. Un país dónde sean más los que regresan que los que se van. Un país que se alegre por su diversidad y que reconozca los derechos de todos y todas. Así queremos a la República Dominicana.
  
Debo empezar por confesarles que la intención de administrar un sistema decadente, un Estado clientelar, patrimonialista y corrupto con claras manifestaciones de agotamiento, no es lo que nos mueve a participar en las próximas elecciones.  Lo que nos mueve es la necesidad de cambiar ese sistema. Porque YA BASTA. La necesidad de que participemos se hace evidente, por poner solo un ejemplo, cuando leemos la prensa o escuchamos los noticieros en los que aparecen a diario los reordenamientos políticos en que los viejos partidos, agotados, sin más que ofrecer, viven una verdadera ruleta rusa, tratando de sobrevivir a la próxima jugada.

En ese juego grotesco, peligroso y suicida para la democracia dominicana, los viejos partidos no han dudado en intentar revivir ideas rancias, prácticas antiguas y conductas condenables con resultados que ya la historia política dominicana conoce y ha venido denunciando. Por eso decimos con fuerza que YA BASTA.

Nos enfrentamos en un escenario que de democrático tiene muy poco (nuestro Partido Opción Democrática fue desconocido por tres integrantes de la Junta Central Electoral violando el principio de igualdad ante la ley, y hasta hoy no nos han notificado en una demostración de que sus intenciones son impedir nuestra participación y obstaculizar nuestro derecho a recurrir a las instancias de apelación que nos corresponden constitucionalmente). La democracia a la que aspiramos debe ser capaz de exhibir, sin dejar dudas, un Poder Judicial independiente, separación de los poderes del Estado y elecciones libres y competitivas. Nada de eso se puede encontrar hoy en la vida política dominicana. Y por eso es hora de decir YA BASTA.
  
Amigas y amigos, nada de eso debe amedrentarnos. Por el contrario, ha servido para unirnos y para hacer que cada día, con la alegría de quienes quieren y saben que pueden, no escatimaremos un solo esfuerzo para conseguir los objetivos que nos hemos propuesto, y para repetir, una y mil veces, a todo el que quiera oír, que YA BASTA.

Luego de más de cinco décadas de intentos por construir democracia en nuestro país, estamos aún muy lejos de la sociedad más justa por la que tantos y tantas soñaron y murieron. El balance de lo que somos hoy es muy contradictorio y de eso habla el hecho de que a pesar de ser uno de los países en donde más ha crecido la economía, también exhibimos la vergüenza moral de ser uno en donde más ha aumentado la pobreza.

En este mi primer discurso al país como la primera mujer candidata a la presidencia de la República en toda su historia, voy a limitarme a  compartir con ustedes sólo algunas propuestas en cuestiones que consideramos fundamentales y que proponemos desde nuestra convicción de que las dificultades y los problemas que el país debe enfrentar son fundamentalmente políticos. Y si lo ignoramos estaremos condenados a mantener este estado de cosas.

Si la política es el problema, entonces una buena política debe ser la solución.  Resulta que los viejos partidos demuestran todos los días que han llegado a niveles de acuerdos secretos, hechos a espaldas de la gente, buscando el beneficio personal y no el bien común, más superiores y profundos que lo que reconocen públicamente. Quien aspira una semana a ser candidato por un partido y a la semana siguiente anuncia su candidatura por otro, demuestra que las diferencias no existen y que administrar el Estado clientelar, patrimonialista y corrupto, es el único motivo que los anima a competir. Y es el momento de decirle YA BASTA a eso.

Pero es mucho mejor que hablemos sobre ustedes, sobre nosotros, sobre los diez millones de dominicanos y dominicanas que habitan esta media isla y que aspiran y necesitan un Estado que esté al servicio de los ciudadanos y ciudadanas. Un Estado que sea un agente efectivo de fortalecimiento de la democracia, que garantice los derechos sociales, políticos y culturales reconocidos constitucionalmente y que promueva políticas públicas que impidan la arbitrariedad, que reduzcan la desigualdad y que favorezcan una mejor distribución de la riqueza.

Llevo meses caminando por todo el país, visitando comunidades casa por casa. Son muchos los resignados, los que han perdido la esperanza, pero son muchos y muchas más los que dicen BASTA YA. Mientras pensaba en estas propuestas no he podido borrar de mi mente a doña Teófila Brito, en Don Juan, Monte Plata, gritando que no le teme a los infartos que un día de estos le va a provocar la rabia por la mísera pensión que no le alcanza ni para tomarse su chocolate con agua por las tardes. Por eso intentaremos dar voz y soluciones a situaciones bien reales como la de Delia, en El Manguito, que quiere que alguna vez le lleguen la luz y el agua al mismo tiempo para hacer funcionar su saloncito, o como la necesidad tan real y acuciante de Andrés Gómez que tiene que llevar a su madre enferma a los hospitales de la capital porque cuenta con preocupación que en los hospitales de Haina no hay suficientes camas.

Porque YA BASTA, sin ningún temor debemos encarar nuestras grandes dificultades desde la necesidad de una transformación profunda del Estado: está comprobado hasta la saciedad que ponerle computadores al Estado de Balaguer nunca fue una solución.  

Y cuando hablamos de transformación profunda, nos referimos, por ejemplo, a la necesidad de cambiar el modelo de salud para que se concentre en la salud y no en la enfermedad.  Hablamos de pasar de un modelo de crecimiento económico con desigualdad a uno de crecimiento con justicia social, en el que quienes más reciben sean quienes más contribuyan; a uno que pone el énfasis en el estímulo a  los sectores productivos con más capacidad de crecimiento; hablamos de capacidad de generar  empleos formales, de pagar salarios justos y que no olvide a nuestros productores agropecuarios.

Cuando hablamos de transformar profundamente el modelo, nos referimos a la necesidad de aplicar sin contemplaciones la Constitución y las leyes para asegurar la protección de nuestro medio ambiente y nuestras reservas naturales. Y, por supuesto, para garantizar la eliminación de las desigualdades que afectan más que nada a las mujeres, a los niños y niñas, a los envejecientes y a las personas con discapacidad. Lo que hoy pueda decir aquí, lo que pueda contar y proponer, nace de escuchar las injusticias  y  el desamparo de la propia voz de doña Cándida Guzmán, que a sus 83 años vive en Los Barracones de Los Alcarrizos en una silla de ruedas en la que a duras penas puede moverse por el piso de tierra que no ha podido cambiar en más de 36 años de trabajo suyo y de su hijo. Ella y sus vecinos saben qué necesitan y aspiran. Y quieren que nuestras propuestas estén pensadas en función de esas necesidades reales.

Un nuevo modelo educativo sólo es posible sobre la base de una idea clara de país.  Sólo si somos capaces de delinear el sueño posible de la patria que queremos ser podremos acordar el diseño curricular que necesitamos.  Si no tenemos eso claro ¿qué enseñamos a nuestras nuevas generaciones?

Creemos firmemente que la educación es una condición decisiva para el ejercicio del derecho al trabajo con un Estado moderno que cumpla con decisión su función reguladora y fiscalizadora, que promueva la competencia sana, asegure la calidad y el acceso de bienes y servicios y la plena vigencia de los derechos económicos de todas y todos los dominicanos. Porque educar es mucho más que construir escuelas. Si fuese sólo eso, terminaríamos con el hambre regalando ollas. Todos sabemos que lo importante es lo que pongamos dentro.

Como pueden ver, estamos hablando de derechos y mi compromiso como presidenta será trabajar para que nuestro país se organice institucionalmente, sin perder de vista que  la principal exigencia de un Estado democrático es hacer posible el ejercicio de esos derechos.

Dicho eso, desde aquí, quiero que me permitan conversar un poquito más ampliamente con ustedes sobre el grave problema de la seguridad ciudadana.

La seguridad ciudadana es el derecho que tenemos todos y todas a vivir en un ambiente libre de riesgo. Si es un derecho, corresponde al Estado asegurar su vigencia y según la Constitución la Policía Nacional es la institución pública responsable de la seguridad ciudadana.

No puede ser que en pleno Siglo XXI sigamos siendo víctimas de los “intercambios de disparos” sin responsables, y de un cuerpo policial en el cual la mitad de sus agentes no cumple funciones policiales, especialmente las preventivas como el patrullaje. Tampoco podemos tolerar el “pluriempleo” en una institución del Estado que ostenta el delicado “monopolio del uso de las armas”.

Nuevamente YA BASTA: Si queremos seguridad, necesitamos una nueva policía, con una nueva doctrina,  subordinada al poder civil y respetuosa de los Derechos Humanos. Sólo así la ciudadanía podrá perderle el temor y otorgarle su confianza, requisito indispensable para que cumpla con sus funciones. La profesionalización de la policía tiene que considerar un entrenamiento en técnicas policiales, y debe obligar a los agentes policiales a cumplir sus funciones en forma exclusiva. Esto no quiere decir que habrá impunidad para quienes delincan. Es todo lo contrario, una nueva policía será la única garantía de una eficaz lucha contra el delito. 

Para lograrlo es necesario revisar el aspecto salarial, de salud, de un sistema de pensiones que les asegure un retiro digno, de vivienda y de protección ante el riesgo que la actividad policial supone para el funcionario y sus familias.

Los ayuntamientos también están obligados a cumplir con lo que la ley les ordena, especialmente en materia de prevención del delito y con eso me refiero al alumbrado público, al mantenimiento de parques, y al arbolado urbano.

No tenemos ni debemos resignarnos a vivir con miedo y mucho menos condenar a nuestros hijos y nietos a que vivan así.
  
Y eso nos lleva a otro aspecto central de nuestras preocupaciones y de nuestros compromisos: el derecho a la ciudad y a la vivienda. Debemos  enfrentar con decisión el problema del transporte de pasajeros y de carga, y el caos de nuestras ciudades pues no sólo perturban nuestra convivencia sino que ya empiezan a afectar a niveles insospechados las actividades económicas del país.

En cuanto al transporte urbano, es evidente que la falta de transporte público y que la solución individual del uso de carros privados está transformando nuestras ciudades, principalmente la capital y Santiago en espacios invivibles, donde moverse es sumamente lento, tedioso y tiene cada vez costos económicos más altos.

El tema de la vivienda no ha sido parte de las prioridades de quienes nos han gobernado.  Para las instituciones públicas estará prohibida por ley la construcción de viviendas que no sean las que se definan como de interés social. Por eso nos proponemos y nos comprometemos con la realización de un Plan Nacional de Vivienda Social que incluya no solo la construcción de viviendas que dispongan de servicios imprescindibles para la salud, la nutrición y la comodidad, como son el abastecimiento de agua potable y energía, las instalaciones sanitarias y los sistemas de eliminación de desechos, sino también la reparación de casi un millón y medio de viviendas que no reúnen condiciones mínimas requeridas como es el acceso al agua potable en su interior, o las casi cien mil viviendas que en pleno siglo XXI aún tienen pisos de tierra.

Un elemento principal de nuestra propuesta consiste en facilitar y promover el ahorro para la vivienda, en otorgar subsidios a no propietarios y en facilitar el acceso a terrenos aptos donde construir una vivienda progresiva, que pueda ser ampliada a partir de su estructura original, sin destruirla.

Hagamos ahora una aproximación a la economía.

El principal problema económico que tiene RD es político: un país donde para reelegirse el presidente de la República soborna a casi todo el congreso no le puede dar seguridad jurídica a nadie.  Somos uno de los países más desiguales de América.  Nuestra economía es una de las más subsidiadas de América Latina.  Los niveles de corrupción y de impunidad son una barrera de entrada para la inversión extranjera. DIGAMOS YA BASTA Y CAMBIEMOS. Un país donde se respeten y se hagan respetar las leyes sería mucho más creíble a nivel internacional y mucho más competitivo en términos económicos.

La actividad económica del país se debate en el marco de prácticas sin ninguna regulación y a veces empujada por el simple y puro chantaje entre el mundo empresarial y el político que si fueran públicos avergonzarían a todos. Frente a estos temas debemos ser muy responsables y cuidadosos. También tenemos que ser muy francos. Me pregunto si a alguien le quedan dudas de que debemos dejar atrás las prácticas rentistas que nos impiden avanzar en un mundo que aprendió hace tiempo que no es posible ignorar el apego a la ley y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
Lo hemos dicho antes y lo repetimos hoy: No hay mejor negocio que la democracia. Eso está sobradamente demostrado en los países a los que les va mejor que a nosotros.

Por eso tenemos la idea de “Más mercado, mejor Estado”.

Un mejor Estado se refiere al funcionamiento de las instituciones y a su función reguladora y a ser fieles a la idea del bien común por parte de quienes administran. Un Estado caro e ineficaz hace casi imposible que se generen las condiciones necesarias para la inversión privada nacional y extranjera. Nos comprometemos a generar las condiciones de desarrollo institucional que favorezcan la apertura de nuevos mercados y la incorporación de nuevas tecnologías.

Con “Más mercado y mejor Estado” resultaría más fácil aproximarnos a la solución de temas tan graves para nuestro país como el eléctrico, el del transporte y el de los subsidios, por ejemplo.

Para nosotros una política económica competitiva es una comprometida con la disminución de la pobreza, la justicia social y la equidad.

No una economía en que alguien supuestamente bondadoso nos regala cosas. Los derechos no se regalan ni los otorga un gobernante como si fuera un rey dadivoso. NOS CORRESPONDEN, NOS LOS HEMOS GANADO Y NOS LOS SEGUIMOS GANANDO CON NUESTRO TRABAJO DIARIO.

Cuando gritemos bien fuerte YA BASTA y abracemos nuevas propuestas entonces, solo entonces, estaremos en posibilidad de acordar políticas activas de empleo gracias a las cuales el Estado intervenga el mercado de trabajo mediante acciones de capacitación y de subsidios a la contratación, especialmente de jóvenes y mujeres, por parte del sector privado.

Nuestra decisión de impulsar políticas públicas universales (salud, educación, seguridad social, trabajo y empleo) y nuestras propuestas, algunas de ellas ya expresadas serán presentadas al país en el próximo mes de marzo y las distribuiremos convenientemente para que sean parte del debate. Sí,  del debate. De un debate que no han querido que se presente nunca ante el pueblo dominicano y en el que deberán estar quienes aspiran a la presidencia de la República.  Cualquier exclusión de algún candidato o candidata será una demostración potente de que quienes quieren que todo siga igual se han puesto de acuerdo una vez más. Por eso decimos que YA BASTA, que eso TIENE que cambiar. Porque en una democracia el que no debate o lo hace por falta de argumentos, o porque no cree en el debate de ideas o porque, digámoslo con claridad: tiene miedo de escuchar y enfrentarse con la verdad. De mi parte estoy muy tranquila. Sé que ustedes no les tienen miedo y yo tampoco se los tengo. Aquí estoy, dispuesta para debatir cuando quieran y dónde quieran.

Estamos llegando al fin de un período caracterizado por el irrespeto a la Constitución y a las leyes. La principal víctima de esta situación es la DEMOCRACIA, demorada por más de cincuenta años. Por eso insistimos: YA BASTA. Tenemos que avanzar con paso firme hacia el fortalecimiento de las instituciones democráticas, apegadas al cumplimiento de las leyes y con una ciudadanía y partidos políticos comprometidos con esas intenciones que consideramos la cuestión principal de este momento político.

Amigas y amigos.

Todo lo que queremos es posible.  Muy temprano aprendí la importancia de la gente.  Cuando mis padres fueron asesinados ser amigo nuestro ponía a cualquiera en peligro y sin embargo, no nos dejaron solos. Por eso crecí sabiendo que la gente es la mayor recompensa por la cual hay que vivir y trabajar. Y hacer Política para mí es eso: Trabajar duro para que nuestros hombres y mujeres vivan bien y apoyar a la gente que está dispuesta a mejorar las cosas.  Porque quien necesita apoyo en un país son las personas trabajadoras, comprometidas, emprendedoras, serias.  Los dominicanos y dominicanas que hacen que lo bueno suceda.

Sé que no va a ser fácil, pero es necesario. Los cambios no ocurren solos o porque las viejas estructuras y las prácticas condenables se derrumban solas, no.  Los cambios van a ocurrir  porque nuestro país los necesita y porque cada día se suman más y más dominicanas y dominicanos dispuestos a hacer que esos cambios sucedan y porque sienten que ya han tenido que soportar suficiente, que nos llegó la hora de decir que YA BASTA.

Hace más de cincuenta años un gran hombre tuvo un sueño, un sueño de igualdad y libertad para su pueblo. Dejó su vida en el camino. Pero le demostró al mundo que se podía cambiar lo que parecía imposible. Lo hizo con la  fe y con la convicción de que al final de esa lucha el bien derrotaría al mal. Porque entendió que el sueño de una persona puede ser  sólo un sueño, pero el sueño de muchos es una realidad. Luchemos por nuestros sueños porque si no lo hacemos estaremos condenados a vivir el sueño de otros. Y los sueños de otros pueden ser nuestras pesadillas.

En estos días, mucha gente me pregunta por qué quiero ser presidenta. Quiero ser presidenta porque la República Dominicana me importa, porque me duele y porque creo que juntos, con ustedes, que nos merecemos y soñamos es posible. Hagamos que suceda!

Muchas gracias por la convocatoria que me han hecho a acompañarlos.  Invitémonos y comprometámonos a no desmayar, a cumplir cada uno de nuestros compromisos para acercar y construir ahora y aquí, la Patria que soñaron nuestros padres.

¡Viva la República Dominicana!



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