EN EL DÍA NACIONAL DE LA INDUSTRIA:
CON MUCHOS
RETOS PENDIENTES
La
articulación con la agropecuaria, la intensidad del diálogo y de procesos ante
la profundización del DR-CAFTA y la institucionalización de la mesa del diálogo
con el Gobierno son señales positivas en el Día de la Industria Nacional.
El 7 de
abril se celebra el Día de la Industria Nacional. Nos sentimos orgullosos de
pertenecer a un sector que arriesga, que a pesar de circunstancias adversas
cree en el desarrollo sostenible del país, que requiere cada día ingeniosidad,
innovación y voluntad para transformar materias primas y productos intermedios
en bienes transables, capaces de generar empleo y bienestar en las diversas
comunidades. Somos un sector representado por miles de pequeñas, medianas y
grandes industrias, conformando lo que un periodista denominó una “autopista
del desarrollo” que abarca toda la geografía nacional.
Actualmente,
sólo como indicadores de la importancia del sector en la economía dominicana,
hemos de señalar que aportamos el 50%
de los ingresos corrientes de divisas generados por el país (es decir, uno de
cada dos dólares); reportamos ventas por 703 mil millones de pesos en el 2013
(un 27% del total de ventas reportadas); aportamos un 29% del Producto Bruto
Interno; generamos más de 400,000 empleos, la mayor parte de ellos empleo
formal; pagamos aproximadamente el 35% de todos los impuestos recaudados por la
Dirección General de Impuestos Internos; exportamos a 142 países, a 77 de ellos
exportamos más de un millón de dólares.
Esto nos llena de orgullo, pero consideramos que no
es suficiente si queremos alcanzar nuestro gran propósito de hacer de República
Dominicana una nación netamente exportadora, creando así las condiciones para
alcanzar las metas económicas, políticas y sociales que nos dimos en la
Estrategia Nacional de Desarrollo. Creemos necesario seguir trabajando
intensamente en la definición y en la urgente implementación de políticas
públicas que hagan posible alcanzar en cinco años el horizonte que nos trazamos en abril del 2012 durante la
celebración del Segundo Congreso de la Industria Dominicana en el cual nos
planteamos, entre otras metas:
•
Incrementar las
exportaciones en 11 mil millones de dólares, desde el 2012 al 2017, esto es más
que duplicar las exportaciones de los niveles actuales;
•
Crear 300 mil
nuevos puestos de trabajo en el sector manufacturero;
•
Incrementar el
número de industrias en operación en un 28% para alcanzar las 10 mil industrias
en el país;
•
Alcanzar un tasa de
crecimiento acumulada de 35% en cinco
años;
•
Aumentar de 209 a
500 las empresas que exportan más de un millón de dólares.
Desde
la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) hemos
identificado “nichos de mercado”, nos hemos esforzado en aportar capacitación a
nuestros colaboradores, hemos avanzado en diversificar la oferta exportadora,
hemos logrado tomar medidas defensivas del mercado interno para apoyar una justa
competencia, hemos ajustado nuestra producción industrial -en su mayor parte- a estándares
internacionales de calidad… pero (lamentablemente hay peros) no hemos logrado
que nuestra balanza comercial se torne favorable. A nueve meses de una masiva
liberalización vía el DR-CAFTA, todavía no aprovechamos adecuadamente ese
camino de dos vías (al igual que tampoco el del acuerdo con la Unión Europea).
Esto tiene que cambiar.
En este
mensaje queremos centrar nuestra atención en tres aspectos que nos parecen
relevantes y que hacen posible que hoy, al celebrar este Día de la Industria,
podamos afirmar que hay motivos de esperanza: la instauración formal de la mesa
de Diálogo de la Industria con el Gobierno; la articulación del agro con la
industria, y el proceso de profundización en torno al Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos y Centro América (DR-CAFTA).
La agroindustria, clave de las
exportaciones
En un
encuentro sostenido la semana pasada con el Ministro de Agricultura, Luis Ramón
Rodríguez, indicamos que un elemento que dificulta el hacernos una nación
exportadora es la débil articulación entre diversos sectores productivos,
cobrando especial sentido la articulación con la agropecuaria.
Para el
sector agropecuario y el industrial es fundamental que la industria sea el
instrumento que permita agregar valor a la agropecuaria, y que la agropecuaria
sea un punto de origen clave para desarrollos industriales. En ese sentido
podemos rubricar con claridad lo planteado por el Ministro de Agricultura,
quien planteó en la ocasión citada:
1.
La
necesidad de continuar fortaleciendo procesos de industrialización primaria en
el origen de la producción agropecuaria, pero pasar cada vez más a procesos de
transformación secundaria;
2. La reorientación de
los recursos tierra y mano de obra en función de aquello que genere
rentabilidad, lo cual repercutirá enormemente en la calidad de vida. Este es un
cambio cultural para muchos de nuestros productores agropecuarios.
3. La promoción de la
creación o fortalecimiento de empresas que transformen productos agrícolas en
productos de mayor valor agregado que puedan suplir la demanda de los mercados
locales, regionales y de exportación;
4. Favorecer el
encadenamiento productivo entre la industria y la agricultura;
5.
Confrontar
y superar la carencia de fondos especializados, la ausencia de crédito a largo
plazo, el rezago y la obsolescencia tecnológica, el reducido índice de
innovación y de creación de nuevos productos, para hacer posible esta meta de
mayor valor agregado a la producción agroindustrial. Esto implica la creación
del Banco de Fomento a la Producción y
a las Exportaciones, el incremento de fondos públicos para el desarrollo de
nuevos productos.
El Ministro de Agricultura lo
sintetizó al indicar que es necesario “diseñar
y manufacturar productos que en vez de ir al mercado, vayan a la góndola”,
lo que implica que el portafolio de la agroexportación pase de productos
primarios a productos agroindustriales.
Concluía el señor Ministro que
si “el país no estimula el desarrollo
agroindustrial y fracasa en el intento de aprovechar las oportunidades que
representan los acuerdos de libre comercio, entonces será muy difícil
acelerar el crecimiento económico, crear empleos y mitigar la pobreza en
la zona rural”.
Hoy la Asociación de Industrias de la República
Dominicana rubrica esta conclusión e indica que esa visión de articulación
entre agropecuaria e industria no puede ser una visión de este Gobierno, sino
que ha de convertirse en una visión de Estado, una visión intencional y que no
se quede en la voluntad de un funcionario u otro.
Los desafíos del DR-CAFTA
Hace
casi diez años sosteníamos un intenso debate sobre la conveniencia o no de
firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Centroamérica,
conocido como el DR-Cafta, con el que pretendimos asegurar las ventajas de la
Iniciativa para la Cuenca del Caribe, programa unilateral ofrecido a Estados
Unidos a algunos de sus socios comerciales.
Actualmente
nos encontramos a la puerta de un paso significativo en el marco del DR-CAFTA.
En nueve meses casi mil líneas arancelarias entrarán al país con cero arancel.
Se cierra así un ciclo de lo que ha
constituido, hasta el momento, el mayor desafío para la economía dominicana,
que afecta seriamente no sólo su balance comercial, sino también nuestros
objetivos sociales cara a un desarrollo sostenido.
En la
Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), sin olvidar esa
dramática realidad, nos hemos
concentrado en el diseño y aprobación una política proactiva que haga de
República Dominicana una nación exportadora de bienes industrializados,
especialmente que involucre a toda su estructura productiva compuesta por miles
de pequeñas y medianas industrias, bajo el convencimiento de que hoy no
puede llamarse netamente exportador y generador de bienestar social un país en
que sus PyMES no orientan sus ofertas a mercados extranjeros. Es decir, ante el
cierre del ciclo descrito, nos empeñamos en abrir un nuevo ciclo virtuoso,
centrado en las exportaciones.
En
República Dominicana un ciclo productivo virtuoso requiere mejoras
significativas en los factores que afectan la competitividad. Requiere que
concreticemos las medidas propuestas en el Segundo Congreso de la Industria
Dominicana y para cuyo seguimiento el presidente Danilo Medina ha instituido la
mesa de seguimiento al mismo. Es urgente.
Recientemente,
en el lanzamiento de la “Estrategia DR-CAFTA 2015”, con la participación de muy
diversas instituciones empresariales y del Gobierno, indicamos que no hay
vuelta atrás en un reloj que marcha sin detenerse y que la apertura es un hecho
que necesita que nuestros deseos se conviertan cada día en planes, programas,
hechos concretos, seleccionar nuestras prioridades y no dar lugar al descanso.
Lo reiteramos hoy, Día de la Industria Nacional, este sector ha de ser ancla
del desarrollo si queremos un barco que navegue con relativa seguridad en las
aguas turbulentas de la economía global.
No
negamos que nuestras expectativas incluyen temores, pero también incluimos la
seguridad de que podemos juntos, el sector productivo nacional y el Gobierno,
seguir articulando respuestas que nos permitan mejorar nuestro desempeño como
exportadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario