Vivencias y Esperanzas de un
Empresario Neo-Retirado.
Palabras de Marcial Najri en el almuerzo-aniversario de
la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).
Estar de
pie frente a tanta gente de por sí, para mi, es algo intimidante y más cuando
en la audiencia está presente la señora vicepresidenta de la República,
Margarita Cedeño de Fernández.
Gracias
Campos y a todos los demás directivos de la Asociación de Industrias de la República
Dominicana por esta distinción y tan especial experiencia.
Señoras y
Señores,
¿Y de qué
hablo?
Esa fue la
primera pregunta que me vino a la mente después de aceptar la invitación que me
hicieran Campos y Circe para ser el orador de esta, la actividad
cumbre anual de la AIRD.
Sabiendo
que habría presentes empresarios de mayores éxitos y experiencias
que yo, empecé a barajar temas, pero ¿cuales?
Sabía que
habría economistas, que no soy, por lo que descarté hablar de economía; que
también habría financieros, que tampoco soy; políticos, mucho menos;
y así fui descartando temas , mientras la respuesta a mi pregunta se
hacía más difícil en cada momento, y fue entonces cuando me di cuenta del
“gancho” que había caído con Campos y con Circe, y de lo mucho se me
había complicado la vida.
Finalmente
decidí hablar de algunas vivencias que han forjado conceptos y
opiniones durante estos 47 años de trabajo, algunos de los cuales han variado
con el tiempo, amoldándose como una escultura en manos de un artista,
de nombre, en este caso: Experiencia de Vida.
Para los más
jóvenes espero esta charla sirva de motivación para convencerles, a aquellos
que tengan alguna duda, que hay mucho por hacer por este país tan
bello, de gente buena, trabajadora y talentosa, que en su
gran mayoría ama su país.
Así que
relájense, no habrán muchas estadísticas en esta charla.
Empecé
la vida comercial en el año 1971, recién llegado de Estados Unidos y como todo recién
graduado con muchos sueños y dispuesto a enseñar que sabía más que
nadie.
Nunca
olvidaré cuando papá, luego de mi hermano mayor José Antonio graduarse de la
universidad, le dijo: “Ahora vas a hacer un master”.
Y el
incomodo le respondió, “papá yo no estudio más”, a lo que papá le comento: “Lo
que te digo es que vengas a trabajar y hagas el master de la vida.”
Palabras
proféticas las de papá, no solo para mi hermano sino para mi también.
En la década
de los ’70, la administración pública en el
país era muy disciplinada, fue siempre el estilo del Presidente
Balaguer. Con una aversión a los préstamos internacionales, los ingresos
públicos estaban sustentados principalmente sobre la exportación de azúcar
y las recaudaciones de aduanas, que por
los altos aranceles imposibilitaba que los productos importados llegarán a
precios accesibles al público.
La
contradicción era obvia.
El
gobierno esperaba mayores ingresos vía las importaciones, sin embargo los
productos importados no eran asequibles a la gran mayoría del consumidor por
los altos precios a consecuencia de los altos aranceles.
La
respuesta del comercio fue la subvaluación, la cual lejos de
proporcionar mayores beneficios al importador, reducía los precios de los
productos al público, incrementando la venta y la importación de los mismos. Y
eso lo requeté sabían las instituciones oficiales.
Si algún ejemplo demuestra
que los aranceles altos no necesariamente aumentan las recaudaciones,
ese es uno de ellos.
Obviamente,
era una situación difícil para el importador, después de todo era una violación
a la Ley de Aduanas.
Y esta fue
mi primera lección del master de la vida del cual hablaba papá.
En
una de mis primeras participaciones durante el 1971 en las reuniones de la
Asociación de Vehículos, el dueño de una de las principales empresas
del ramo, representante de varias marcas de automóviles y
camiones, informó a todos los presentes en la reunión que
denunciaría las prácticas de subvaluación de algunos miembros
del gremio las cuales, por ética, él no estaba dispuesto a
hacer. Lo avisaba, según sus palabras, para que esta práctica se
corrigiera y evitar situaciones de conflicto entre colegas.
Pasó el
tiempo.
Y luego
de lo que él consideró un tiempo prudente, confirmando que dicha
practica se mantenía, con alto sentido
de responsabilidad presentó, con la debida documentación, la denuncia
ante las instituciones oficiales correspondientes.
Pasó el
tiempo y tampoco pasó nada, y como nada pasó,
gradualmente la práctica se fue generalizando.
Y nunca pasó
nada.
Con el
tiempo su negocio se fue deteriorando al no poder competir
y finalmente decidió venderlo.
Estoy
seguro que más de uno de los aquí presente ha tenido una situación
similar en el transcurso de sus negocios, y habrá sentido una gran contradicción entre
la realidad comercial y sus valores y principios.
Una triste
lección para un novato en los negocios.
Lo
lamentable es que esta situación pudo haberse evitado corrigiendo las distorsiones
de un arancel totalmente desfasado a la realidad del
momento.
En 1985-
86, no preciso el año, se presentó una situación similar.
Estando vigente
una prohibición de importación de vehículos, también vía la Asociación, se
otorgaron permisos para quien estuviese en disposición de pagar $1,000 por
carro. En esa ocasión cuatro distribuidores decidimos no participar en esa
acción y vimos pasar los carros de la competencia frente a nosotros.
Otra
evidencia más cuando a través de leyes o resoluciones se motiva el incumplimiento
de las mismas y como en los casos antes señalados, no solo
el oficialismo lo tolera sino que hasta lo promueve, como lo fue en aquellos
años.
Y esta
situación aun tiene vigencia: la vivimos con algunas tasas
impositivas, con los permisos urbanísticos, con las leyes de tránsito, con
algunos trámites burocráticos y así sucesivamente.
Y me
pregunto: ¿Por qué se nos hace tan difícil actualizar aquellas leyes,
normas y reglamentos, que estando
desfasados de la realidad obstaculizan el desarrollo y encarecen las
operaciones, mientras crean oportunidades para que los más atrevidos
las burlen?
Como
sociedad deberíamos dedicar más tiempo en analizar como
hacer de nuestras leyes motor de desarrollo.
Las leyes
deben normar, sin obstaculizar,
las oportunidades, facilitar la creación de empleo, que es
progreso, dentro de un clima justo y equitativo, que no
incentive su evasión y que no se tolere su incumplimiento.
Con
frecuencia el sector oficial ante una infracción, en vez de penalizar al incumplidor, regula
con imposiciones generales o incrementando la burocracia, afectando las operaciones de la mayoría, que
si son cumplidores.
La evidencia
más a la vista de todos del hecho que la burocracia oficial obstaculiza el
desarrollo de los negocios formales es el tamaño actual y
el continuo crecimiento del sector informal de la economía.
Mientras
el ITBIS sea más alto que el beneficio bruto de comercializar un producto,
existirá la motivación de evadirlo.
Opiniones
de expertos sugieren un ITBIS mucho menor, generalizado y casi sin exenciones.
Yo estoy
de acuerdo.
En el país
se ha creado la percepción de que ser exitoso en los negocios es sinónimo de
operar en el filo de la navaja de la legalidad, y con frecuencia y
vehemencia, a través de varios medios de comunicación, se ha construido una
imagen algo despreciable del empresariado.
Y nada mas
alejado de la verdad, sin dejar de reconocer que hay empresarios quienes con su
proceder contribuyen a crear esa imagen.
Pareciera
como si tener una empresa, dar empleos, cumplir las obligaciones
impositivas, acumular mensualmente un pasivo laboral equivalente a casi el 50%
de la nómina, pagar seguro médico, público y privado, plan de pensión,
etc., y además competir dentro del mercado local y con el
competidor del exterior, es tarea fácil.
Con
facilidad se olvida que solo a través del impuesto sobre la renta contribuimos
con un poco más de 3 de los 12 meses del año para
el Estado.
Creo es
hora de que la sociedad en general se concientice que por los impuestos
que paga tanto el empresariado como las personas físicas, somos
el principal motor de los diversos planes sociales que
implementan los gobiernos, algunos muy loables por cierto, otros mas
orientados a objetivos políticos.
Algo similar sucede con el tema de las exenciones fiscales.
El 73% de las exenciones son en las áreas de salud, zona franca, generación
eléctrica y educación.
Ese sacrificio fiscal, salvo tal vez alguno que otro
puntual, no es, y repito, no es un privilegio al sector empresarial, es un
beneficio otorgado a la población canalizado a través de los sectores
intermediarios, sean públicos o privados.
Como clase debemos de ser más diligentes en informar a la
opinión pública la realidad sobre estos temas, corrigiendo informaciones que,
dirigidas o no, afectan la imagen del sector.
Algo similar sucede en el ámbito impositivo.
Con la teoría
que una mentira dicha 1,000 veces se convierte en verdad, algunos técnicos fiscales
y economistas extranjeros y del patio, nos quieren convencer de la
baja presión tributaria del país.
Con este
argumento ya se
han justificado múltiples incrementos de impuestos
bajo el nombre de reformas fiscales. Un amigo me las definió de la
siguiente manera: “Esas reformas fiscales equivalen a salir a
cazar animales salvajes, solo que en este caso, van al zoológico”. Algo así como agarrar
los mangos bajitos.
Por eso
debo reconocer el esfuerzo de la actual Dirección de Impuestos Internos
en ampliar su gestión de contribución. Parece que el señor Diaz
ha decidido salir a cazar fuera del zoológico.
Sin
embargo esta gestión debe ser equitativa y no interpretativa para evitar crear
un ambiente comercial pesimista que desmotive la inversión.
Asimismo,
la devolución de impuestos por exportaciones y demás razones que apliquen, debe
ser de manera expedita para que la gestión de la DGII conjuntamente con la
eficiencia recaudadora se gane el respeto de los contribuyentes.
De ser esta
una gestión a largo plazo, contribuirá a reducir las diferencias
competitivas entre la formalidad y la informalidad y así aportará a la eliminación
de la percepción que en el país hay una baja presión tributaria.
Y el tema
de la informalidad nos lleva al tema salarial y el empleo formal.
Es
indudable que a mayores ingresos para los trabajadores y empleados, mayor es la
capacidad de consumo y más grande la economía.
Según
publicación del 23 de junio en el periódico Hoy del presente año, el ministro
de Economía, Planificación y Desarrollo al comunicar que la tasa de pobreza
multidimensional en el país disminuyó 11.8 puntos porcentuales entre el 2012 y
el 2016, expresó lo siguiente: “La
principal determinante de la caída en la tasa de pobreza multidimensional entre
2012 y 2016, fue el mejoramiento en el ingreso del hogar, seguido por posesión
de bienes duraderos, provisión de agua potable y logros educativos.”
El poder
adquisitivo neto, lo que queda del ingreso bruto para comprar bienes
y servicios y de ser posible ahorrar, es afectado por impuestos como
el ITBIS, los aranceles de aduana, los impuestos a los
combustibles, etc.
En
consecuencia, no es solamente con el aumento salarial que aumenta el poder
adquisitivo de la población.
Además, especulo
que el ingreso podría estar sicológicamente afectado por
aspectos culturales de los propios empleados.
¿De dónde
saco esto?
Durante el
último proceso de reajuste salarial que concluyó con el aumento de un 20% en
dos tramos, le pregunté a un empleado me opinara sobre que él preferiría: Un
aumento de un 30% sin beneficios colaterales o un 15% con beneficios
colaterales, llámese la cesantía.
Le dije,
tú ganas $25,000, por lo que un 30% de aumento sería $7,500 adicionales. Por
el contrario, el 15% de aumento representaría $3,750.
Y le dije:
Con un 30% de aumento, los $7,500 te permitirían incrementar tus
gastos en $5,000, $1,250 más que con el 15% y además ahorrar $2,500 mensuales.
Cual
prefieres?
Para mi
sorpresa escogió el 15%.
La razón,
me dijo: “La cesantía es un ahorro para cuando me quiera ir.”
El último
aumento salarial representó un 20% para los que ganan salario mínimo, mientras
representó un 30% de incremento en los gastos de la empresa formal de esa nómina.
O sea un 50% del incremento salarial es un costo adicional para la empresa.
Ante un
mundo comercial cada día más abierto y competitivo, con la aplicación de
tecnología en las transacciones de bienes y servicios, las actuales leyes
laborales del país deben adecuarse a esta realidad.
Y antes
que me envíen al paredón mediático, entiendo es responsabilidad de los sectores
laborales y patronales evaluar alternativas que protejan a las personas en
desahucio mientras se mantiene la dinámica competitiva requerida en el mundo
empresarial actual.
Y es que
no nos queremos dar cuenta.
La República
Dominicana, por la diversidad de ofertas de productos de todo el mundo, es sin
equivocarme el mercado más competitivo de todo el Caribe, Centroamérica y de algunos
países de Sur América.
Había
incluido un párrafo sobre lo que aquí significa
ser empresario, sin embargo Inés Aizpun,
a quien leo y admiro aunque no conozco, parece me leyó la mente de lo que pensaba
escribir sobre el empresariado dominicano, y como ella escribe mejor que yo, prefiero
citarle. En su artículo de fecha 30 de septiembre del año en curso en el Diario
Libre, titulado “Alguien debería darse por aludido…….” , en referencia al
descenso de 12 puestos en el Índice Global de Competitividad, ubicando la
Republica Dominicana en el lugar 104 de 137 naciones analizadas por el foro Económico
Mundial, y en el cual se señalan 9 áreas de deficiencias tomadas en cuenta por
el estudio para establecer el índice, amplía su opinión: “Crear empresas,
industrias, empleo…hoy es tan difícil como antes, si no más. Desde el anticipo
que ahoga los pequeños emprendimientos y las trampas y peajes que tienen que
sortear proyectos mas complejos, pasando por la competencia desleal de los
propios gobernantes con sus proyectos “personales” y los llamados sindicatos
que juegan a estorbar mientras se enriquecen sus líderes. Todo esto lo sabemos
aquí y lo ha listado el foro.”
Y
concluye: “Ser empresario (de los de verdad, de los buenos) en Republica
Dominicana es realmente admirable”.
Según
CREES, con información del Banco Central de la Republica Dominicana, la
inversión privada, la formal, la que contribuye con impuestos, seguridad
social, etc., como porcentaje del PIB se
ha reducido de un 23% en el año 2011 a 19%
en el 2016,
Y esto es
preocupante.
Es una
clara alerta que el modelo de desarrollo del país no está orientado en la dirección de creación de empleos del sector
privado formal.
Nos hemos olvidado
que cuando creamos puestos de trabajo en la industria nacional también creamos
puestos de trabajo en el comercio local, a diferencia de cuando la creación de
empleos en el comercio es por importación, la generación de empleos entonces
ocurre en el sector industrial de otras naciones.
Solo hay
que pensar en el desarrollo del Asia para confirmarlo.
Ante la
apertura comercial consecuencia de la globalización, los retos para el
desarrollo industrial cada día son mayores y más complejos.
Las exigencias
regulatorias actuales y las por implementar, obligan a mayores inversiones de
capital y a un mayor desarrollo de los recursos humanos, capacitándolos
para cumplir con normativas medioambientales; leyes como la de lavado, normativas
de buenas prácticas de manufactura, almacenaje, etc.
Y no nos
equivoquemos, en un mundo interactuante adoptar un esquema regulatorio
internacional es obligatorio.
Adicionemos
la amenaza que ya representa la competencia internacional que por la tecnología
cada día reduce las distancias y las fronteras que tradicionalmente definían
los mercados.
Por lo
tanto, todas las normativas comerciales, financieras, legislativas y especialmente
las laborales, tendrán que estar alineadas con el único objetivo de crear
oportunidades de desarrollo de la industria y el comercio.
En los
últimos 20 años el país ha mantenido un crecimiento económico envidiable, liderado
por el sector Servicios, Comunicaciones, Finanzas, y Turismo.
Y está a
la vista de todos, evidenciada por las infraestructuras en las principales ciudades,
en los campos agrícolas, en las zonas turísticas y en los pueblos y ciudades de
casi todo el territorio nacional.
Ahora bien
¿está este desarrollo económico cimentado en bases sólidas de generación de
empleo y productividad industrial, o como opinan algunos profesionales que el
mismo ha sido en base a hipotecar el futuro?
Las
opiniones sobre el tema, tanto de profesionales locales y extranjeros son
múltiples y contradictorias, y como no soy economista prefiero no profundizar
en el tema.
La
realidad es una.
Según un articulo
del 4 de septiembre del año en curso en el Diario Libre, desde el año 2,000 a
la fecha se han contratado mas de US$30,000 millones para llevar la deuda
publica consolidada al 47.6% de PIB.
Como dije
anteriormente, las opiniones de los expertos en el tema son múltiples y
contradictorias en cuanto a la viabilidad de la deuda.
Lo que no
quisiera es que nos pase lo que según un amigo puertorriqueño me comentó, que
aunque no puedo asegurar sea cierto, sin embargo es muy ilustrativo. Según
él cuenta, a Luis Muñoz Marín, Gobernador de Puerto Rico desde el 1948 hasta el
1963, le preguntaron: a qué se debe el fenómeno del crecimiento económico de
Puerto Rico?
El
respondió: A que se debe.
Recientemente
le preguntaron a un funcionario del gobierno actual puertorriqueño: A qué se debe la gran crisis
económica actual?
La
respuesta fue la misma: A que se debe.
Cuidemos
que aun los organismos internacionales públicos y privados valoran
positivamente nuestra economía, sin olvidar que los intereses de esos
conglomerados financieros no necesariamente son los nuestros.
Con
frecuencia ellos nos ven con mayor optimismo que nosotros mismos. Ellos ven el
bosque desde arriba, nosotros en cambio vivimos en el bosque y
es a nosotros a quien corresponde cuidarlo desde dentro.
El
desarrollo de estas dos últimas décadas nos ha colocado en una
posición de vanguardia.
Estamos a
la vanguardia en comunicación; con una movilidad e independencia jamás
vista en vehículos de motor de todos tipos; mayor acceso a la diversión; con
una oferta de vuelos a todo el mundo, etc., sin embargo, un importante
sector de la población exhibe un sentimiento de que no estamos bien.
Hemos sido
capaces de hacer grandes obras e incapaces de resolver muchas de las
situaciones más triviales de una vida digna.
En mi
humilde opinión la sociedad ve con preocupación la ausencia del principio más
básico de la educación familiar: Que toda falta conlleva una consecuencia.
Cuando no
hay consecuencia al momento de cometer una pequeña falta, esta actitud se
generaliza.
Y ha
sido un proceso que empezó hace muchos años alimentado por la falta de
aplicación de los correctivos establecidos en las leyes.
Para mí,
ahora me doy cuenta, este deterioro comenzó desde que asistí a la reunión
en esa asociación en el 1971.
Sin animo
de meterme en política, siempre he considerado muy lamentables las palabras
del Dr. Balaguer, uno de los hombres mas ilustrados de nuestra época,
cuando dijo, y cito: "La constitución es un pedazo de
papel".
Y con todo
respeto de la clase política y algunos del sector privado, parece que le hemos
creído.
Habiendo
denostado nuestra Carta Magna, con el tiempo y poco a poco, sin prisa pero sin
pausa, la sociedad dominicana se ha encauzado en un deterioro de la calidad
moral y social.
Hoy es
normal oír malas palabras en la radio; ver hombres orinando en las
carreteras sin ningún decoro; del tránsito ni se diga; botar
basura a la calle hasta desde un carro de lujo es común; cada quien
pone un negocio o una vivienda en cualquier parte, y ni hablar del irrespeto
por la vida misma.
¿Cómo
justificamos que en el país haya más
bancas de apuestas que kilómetros cuadrados?
Y la lista
es larga, signo que la metamorfosis cultural hacia la perdida de valores está
en una etapa muy avanzada.
Y sin
embargo hacemos cosas muy trascendentales con efectos futuros positivos
que todos debemos apoyar.
Entre
alguno de estos, el programa del desayuno escolar en beneficio de cada vez mayor número de
alumnos de las escuelas públicas es uno de ellos. La alimentación es la base de
una buena educación, como lo dice el dicho popular: "Mal comío, no
piensa".
Y aclaro, no
participo como suplidor del desayuno escolar.
Esa es una
gran obra, como también lo es La Barquita!
Y es que
tenemos la capacidad de hacer cosas grandes y grandes cosas.
Otra gran
obra, en este caso hecha por la administración del Presidente Balaguer, en mi
opinión la de mayor retorno por peso
invertido, tanto en lo económico como en lo social, fue la construcción de
canales de riego en toda la geografía nacional.
Y en este
caso lo digo a consciencia, vendo fertilizantes.
Sin
embargo, el sector agrícola y especialmente el sector arrocero, privilegiado
por la naturaleza y altamente beneficiado por la infraestructura hídrica, está
bajo amenaza.
Y es lo
suficientemente grave como para ponerle atención.
Para algunos
economistas quienes comparan el sector agrícola y especialmente el arrocero, con
el tamaño de la economía nacional, parece no lucir tan importante.
Mirémoslo con más detalle.
Las zonas
arroceras son parte importante de la economía: 14 de las 31 provincias del país
son arroceras, unos 50 municipios son prácticamente arroceros, con más de
30,000 agricultores dedicados a la siembra del arroz.
En la
provincia Duarte el cultivo del arroz representa el 69% de la empleomanía de la
actividad agrícola, en Nagua el 79%, en Valverde el 68%.
El valor
agregado nacional del cultivo del arroz se estima en aproximadamente un 65% de
los $22,000 millones de pesos anuales de contribución a la economía.
Solo en
esas tres provincias hay casi tantas personas empleadas en el sector arrocero,
unas 34,000 personas, que en la totalidad del sector bancario nacional.
Hoy
los 10 millones de dominicanos y los 6 millones de turistas comen arroz
dominicano. De no corregirse los efectos del DR-CAFTA, todo el arroz a consumir
será de importación, al consumo de hoy, unos
US$350 millones anuales, en un rubro que somos autosuficientes.
¿Y qué de
los miles de personas que dependen directa e indirectamente del cultivo, a
dónde irán?
La
alimentación es un tema de seguridad nacional, es estratégica.
Consideremos
el siguiente dato.
En los
años ‘70 la producción de los 4 cereales básicos de la alimentación mundial -el
trigo, el arroz, el maíz y la soya- era la mitad de la producción actual. El
inventario estratégico mundial de estos 4 rubros equivalía a 8 meses de
consumo.
Hoy,
habiendo duplicado la producción, el inventario estratégico mundial es de
apenas 2 meses. Imaginemos las consecuencias de una catástrofe en la producción
de cualquiera de estos rubros.
Esta
alerta que levanto hoy debe convertirse en una cruzada nacional, un tema de
campaña, una prioridad de los programas de gobierno, un punto de la agenda
legislativa de ambas Cámaras, y amerita
desde ahora del diseño de una estrategia y un plan de acción que involucre representantes
del sector público y privado.
La perdida
del sector arrocero afectará considerablemente al colmado, la farmacia, al
sector bancario, a los mecánicos, al transportista, al barbero, en fin, a todas
las personas y actividades que directa o indirectamente participan en actividades económicas en las 14 regiones
arroceras.
Y
finalmente, concentraría al sector en manos de unos pocos.
Esta
cruzada en defensa del sector arrocero será una lucha difícil, un proceso largo
y complejo que posiblemente trascenderá más de una administración.
Aun así,
como David se enfrentó a Goliat, es un pleito que vale la pena echar.
El
presidente Medina dio el primer paso al referirse al tema durante su alocución
el pasado año en las Naciones Unidas y posteriormente creando la Comisión de
Alto Nivel para evaluar el impacto del Proceso de Desgravación Arancelaria y de
Apertura Comercial que implica el Tratado de Libre comercio DR-CAFTA.
¡Senadores,
diputados, gobernadores, empresarios, productores, hagamos causa común con el
arroz y salvemos nuestro concón!
Deseo
terminar esta charla compartiendo mi opinión sobre el futuro dominicano.
El futuro dominicano es optimista más no sin grandes amenazas. Tenemos un país rodeado de bellezas naturales como ningún otro país, una diversidad de paisajes y climas variados, la gran mayoría a menos de tres horas de la capital.
¿En qué país del mundo en dos horas de viaje se pasa de 30 grados de temperatura a 10 grados, o se va a un desierto como las dunas de Bani, o encuentra playas aún vírgenes como Bahía de las Águilas, o un tesoro natural como los Haitises?
Nuestro reto sigue siendo
cómo crear una sociedad que aprenda a proteger nuestras bellezas naturales y
aprovecharlas para su desarrollo.
Por eso el tema JUVENTUD
es de primordial interés para nuestro futuro y por ello he considerado
dedicarle la última parte de esta charla.
Según datos aportados por
el programa de “Promoción para la inserción laboral de jóvenes en situación de
vulnerabilidad”, el 61% de ciudadanos entre 15 y 24 años está
desempleado.
La deserción universitaria
según informe presentado en el 2013 por la ministra de Educación Superior,
Ciencia y Tecnología, Ligia Amado Melo, establecía que el 53% de los
estudiantes universitarios dominicanos abandonaban la carrera iniciada,
mientras un alto porcentaje, no precisado, dejaban la universidad.
En el Día Internacional
de la Juventud del 2015, dedicado a la “Participación ciudadana de las y los
jóvenes” se emitió un documento firmado, por el Panel Consultivo de Jóvenes del
UMFPA, por Children Internacional, por la Unidad Modelo de Naciones Unidas del Ministerio
de Educación, por el Comité de Estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra, entre otras organizaciones locales y
extranjeras, el cual establece que el
26% de la juventud ni estudia ni trabaja, citando como fuente las
investigaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas.
Las cifras de embarazos
no planificados en adolescentes, con 90 embarazos por cada 1,000 adolescentes y
de matrimonio a temprana edad, indican que el 36.5% de las mujeres entre 20-24
años se casaron o unieron antes de los 18 años, es sin lugar a dudas evidencia
de un deterioro socio-económico en el país.
En consecuencia nos debe
de alarmar que en el 2014 el desempleo juvenil alcanzó una tasa de 31.4%, la más
alta de toda la región de América Latina y el Caribe.
Muy puntualmente, un
análisis del Centro Integral para el desarrollo Local (CIDEL) y la Asociacion
Dominicana de las Naciones Unidas (ANU-RD) señala: “El comportamiento del desempleo juvenil en el país responde en gran
medida a condiciones particulares de la realidad social dominicana y no a las
coyunturales de la región, lo que motiva a investigar los factores específicos
de este fenómeno”.
Colegas empresarios:
No tengo la capacidad ni
el conocimiento para enumerar cuáles acciones podrían corregir tan alarmante
realidad de la juventud dominicana, nuestro futuro.
Mi intención es
concientizar de la gravedad de la situación y motivar a las asociaciones empresariales,
tanto de representación nacional como regional, y a todos los empresarios del
país, para que juntos con organismos
gubernamentales y entidades internacionales, podamos crear oportunidades para
el emprendimiento juvenil, crear condiciones para facilitar empleos temporales
mientras estudian y sabrá Dios cuántas
alternativas más.
Y sobre todo, crear
esperanza para la juventud.
Ahora bien, bajo las
actuales leyes laborales será muy difícil crear las condiciones que motiven al
empresariado, principalmente al pequeño y mediano empresario, participar en
estos programas.
Un ejemplo de que es factible
establecer programas exitosos de integración de la juventud, es el programa Creando
Sueños Olímpicos, CRESO.
Esta institución,
establecida por un grupo de empresarios, ha creado las condiciones para el
desarrollo del talento deportivo mientras estudia y en muy poco tiempo ha exhibido
grandes logros.
Invertir en la juventud
es invertir en nuestro futuro y además, es un buen negocio.
Muchas Gracias.