El periodista es un cocinero
Palabras
Ligia Bonetti / Presidente
de la AIRD
Acto de entrega Premio
GAB al Periodismo sobre la Industria Nacional
24
de Julio, 2014
En el momento de redactar
estas palabras me surgió la pregunta de por qué una persona, hombre o mujer, se
hace periodista. Al reflexionar pensé en múltiples razones, pero visualicé dos muy
importantes. En primer lugar, creo que muchos de ustedes se hicieron
periodistas porque estaban convencidos de que tenían capacidad para el
ejercicio de esta profesión. Es decir, talento.
Otro grupo probablemente
tuviese razones vinculadas a las recompensas del ejercicio periodístico.
Recompensas, en muchos casos, de carácter más simbólico que material: una forma
de influir y ejercer un tipo particular de liderazgo, una profesión de
prestigio, posibilidad de intervenir en temas clave para la sociedad.
En las últimas décadas la
información se ha tornado fundamental para el establecimiento de la agenda
económica y social del país. Los medios en este sentido son, en cierto modo,
una especie de espacio en donde se avanzan consensos y se establecen
diferencias o disensos, se perfilan desafíos y retos para el sector
empresarial.
La económica es una
información especializada que requiere dominio de términos técnicos y visión
global. Se caracteriza por la necesidad de informar, pero enmarcada en unas
exigencias que hacen duro su ejercicio: con rapidez y precisión. Es una
información con múltiples impactos en la vida pública y empresarial e influye
en el comportamiento económico de las personas, de las empresas, de los
mercados, de los gobiernos.
Las interrogantes que
surgen son muchas. Los temas en ocasiones son conflictivos. La información no
es un “molde” de hielo frío y cuadriculado, sino que tiene vida.
Permítanme una metáfora:
El periodista es como un cocinero. La información que suministramos las diversas fuentes (primarias y
secundarias) es una materia prima con la cual los periodistas cocinan los
platos que cada día nos entregan. A veces suculentos, ricos, sorpresivos, a
veces no de nuestro agrado, pero reconociendo que es parte de la dinámica
social y de la diversidad de estilos existentes.
En esta ocasión, teniendo
lo que he dicho como telón de fondo, quiero externarles que en la AIRD somos
respetuosos de su trabajo. Trabajamos en mantener una conducta que nos
caracteriza por la franqueza, la transparencia y la accesibilidad. Apreciamos
la profesionalidad, la pluralidad, tratamos de sostener relaciones fluidas y
cordiales. Buscamos ser una fuente confiable para los medios de comunicación,
lo cual hemos expresado en nuestro Código de Ética Industrial.
En la AIRD reconocemos
que trabajan prácticamente bajo estado de vértigo: casi nada puede esperar a
mañana, por eso tratamos de dar respuestas oportunas a sus requerimientos. Valoramos
el trabajo conjunto con los medios, como una forma de contribuir al clima de
paz y a plantear propuestas que contribuyan al desarrollo sostenible de la
nación. Sin embargo, permítanme recordarles una afirmación de un grande del
periodismo, Gabriel García Márquez, quien afirmó que “la mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces
la que se da mejor”. Si es posible combinar ambas cosas, bien, pero siempre es preferible mantener
los parámetros de calidad de la información.
Pero es la sociedad, o mejor dicho cada ciudadano
que a diario se informa, el que desde su íntima conciencia debe respaldar,
criticar o juzgar el enfoque de la información que se difunde y es eso precisamente
el ejercicio indispensable para gozar de una auténtica democracia participativa
y para que exista un periodismo realmente independiente, responsable y
democrático.
Por eso, para que haya verdadera libertad de
expresión, debe existir una especial relación entre la prensa, el público y las
fuentes que hacen noticia. Solo gracias a la existencia de una comunidad ávida
de información, crítica, cuestionadora y exigente se puede desarrollar un
periodismo libre.
Sin embargo, entendemos que en el ejercicio
periodístico debemos tener muy claro que se puede discrepar, se puede
cuestionar, pero siempre sobre la base de una información veraz, sin censuras,
pero siempre apegados a la ética y alejados de la malintencionada manipulación.
No comprender la
importancia que implica la libertad como requisito indispensable e irrenunciable
para el trabajo de los medios y los periodistas, es simplemente irrespetar esa
valiosa profesión, por eso estamos comprometidos que esa libertad. Toca a
ustedes, los periodistas, lograr que a través de un ejercicio ético y de
calidad, el ciudadano valore en su justo lugar el valioso papel que están
llamados a jugar en nuestra sociedad.
George Arzeno Brugal, a
quien dedicamos este reconocimiento que hacemos año tras año a los
profesionales de la comunicación en el área de la prensa económica, indicó una
vez que “el hecho de uno ser empresario
no es solamente defender los intereses de su empresa, hay que trabajar en
beneficio de los intereses de la colectividad”. Ese es nuestro norte y
ustedes nos lo recuerdan permanentemente. Por eso, gracias.
Esta quinta entrega del Premio al Periodismo
Industrial George Arzeno Brugal es un reconocimiento a tres periodistas: Alex
Jiménez, Jairon Severino y Cándida Acosta, tres amigos, que reúnen en sí los dos tipos de razones para ser
periodistas que mencioné al inicio de mis palabras: Tienen talento, capacidad,
pero también constituyen, a través de los medios en que han ejercido, personas
que influyen en la agenda de desarrollo de República Dominicana y que
prestigian la prensa económica dominicana. Por eso no es casual que
piensen que son postalitas repetidas en
estos premios.
Cándida, Jairon y Alex
deben servir de ejemplo para los muchos otros periodistas que estamos seguros
cuentan con la capacidad para hacer un buen periodismo. A toda la comunidad
periodística y sobre todo a ustedes con los que tenemos el honor de compartir
en este evento, solo nos resta animarlos a participar en las ediciones
venideras y asumir el reto de ganarles a estos tres excelentes periodistas. Las
bases están ahí, conózcanlas y atrévanse.
Finalmente, una palabra
que por reiterada pasa desapercibida, pero que la decimos en nombre de todos
los industriales: Gracias.
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