Palabras de Campos De Moya, presidente de la Asociación de
Industrias de la República Dominicana (AIRD), durante el desayuno temático “Sumando
esfuerzos públicos-privados para promover las exportaciones”.
Martes 5 de Septiembre de 2017, 8:00 AM / Salón Empresarial AIRD
Exportar: un desafío de todos
La Asociación de
Industrias de la República Dominicana (AIRD) ha reiterado una y otra vez la
necesidad de que asumamos el desarrollo de una cultura exportadora por una
simple razón: cultura es aquello que llevamos tan en la sangre que anda con
nosotros, que lo vivimos, que nos apasiona. Ahora vemos en el contexto
económico, político y social que nuestro mensaje parece que ha calado. Un
ejemplo es el Decreto 275-17 que crea PRODOMINICANA como un mecanismo de
coordinación y ejecución de los planes del Estado dominicano en el proceso de
implementar la Estrategia Nacional de Promoción de las Exportaciones y
Atracción de Inversiones. Es, además, una denominación que debe identificarnos
en el desarrollo de esta cultura exportadora de la que hablamos. Saludamos la iniciativa
del presidente Danilo Medina y pedimos un aplauso para la misma.
Sin pasión y sin
compromiso un Plan no pasa de ser enunciados de meros deseos. En la AIRD
creemos que no hay posibilidad de que dejemos pasar por alto como momento
oportuno el actual para que ese compromiso y esa pasión se verifiquen en
iniciativas, actividades, procesos y, en definitiva, una visión que nos mueva a
todos, actores públicos y privados. De ahí que renovamos nuestro compromiso y
continuaremos trabajando con más entusiasmo con el CEI-RD acorde alos términos
del Decreto Presidencial y las iniciativas de su Director Ejecutivo.
Las estadísticas
muestran números rojos en nuestra balanza comercial. La apertura comercial de
la que formamos parte nos abre oportunidades, pero también nos obliga a abordar
temas de competitividad que son propios de mercados abiertos y no de mercados
protegidos como era el nuestro hasta hace menos de dos décadas. Ante esta
situación, un Plan es más que bienvenido, pero no como un mecanismo solo de
procesos de mediano y largo plazos, sino que debe contener también lo que
podríamos llamar “acciones rápidas” que nos permitan un giro en el camino que
hemos llevado hasta ahora. La lista de tareas que podríamos incluir es larga,
pero entre esas acciones rápidas, me permito enumerar algunas (sin ser
exhaustivo).
En primer lugar,
requerimos entender los mercados hacia los que queremos exportar. Conocer sus
demandas y la capacidad que tenemos de dar respuestas a las mismas. Por ejemplo
¿sabemos qué demanda El Caribe que pueda ser suplido competitivamente por
Dominicana? ¿Conocemos nuestros principales competidores por país, por sector,
por producto?
También necesitamos
conocer la casa, nuestro país productivo. Conocer los exportadores –aquellos
que actualmente lo hacen, aquellos que lo han hecho y se han desanimado,
aquellos que tienen el potencial de hacerlo-. Entender sus capacidades, sus
limitaciones, áreas en las que necesitan apoyo y también áreas en que podrían
muy bien ser referente para otros similares, enseñando lecciones aprendidas.
Un elemento clave
en el que ya la AIRD ha ganado una amplia experiencia y sigue fortaleciendo
cada día, es la creación y fortalecimiento de encadenamientos productivos. A
veces parece minimizarse la posibilidad de una “exportación interna” que es lo
que ocurre cuando la agricultura, la agroindustria y la industria suplen muchas
necesidades del sector turístico, o la industria local necesidades de la
industria de zona franca. Un marco de política para favorecer los
encadenamientos es clave. Mientras tanto, apoyemos lo que ya está en proceso.
Además, no podemos
olvidar lo beneficioso que es para el país en término de estabilidad económica
y bienestar el que puedan sustituirse importaciones. Los encadenamientos
reducen estas importaciones. Acciones intencionales pueden ser llevadas a cabo
para fortalecerlos.
Una virtud de los
encadenamientos es el empujar a que la producción nacional tenga cada vez un
mayor valor agregado. Esta virtud, sin embargo, ha de ser tomada en cuenta no
solo en los encadenamientos, sino en toda exportación, dada las exigencias de
los mercados internacionales.,
Para esto, otra
acción rápida que podemos acordar entre los diversos actores, es el desarrollo
y fortalecimiento de labores de inteligencia de mercado. El desarrollo de un
sistema de información que nos permita aportar a cada productor respuestas
sobre los mercados del Caribe y Centroamérica, que permita evaluar riesgos y
oportunidades, que permita identificar estándares y normas, de modo que nos
adecuemos a la misma en un ambiente de competitividad beneficioso para quien
compra y beneficioso para nosotros, que queremos vender.
A nivel de riesgo
es necesario, por ejemplo, que un exportador al Caribe o a Centroamérica sepa
cuáles son los medios de pago, las reglas internas de comercialización, las
normas de etiquetado y sanitarias, las leyes relativas a la distribución, así
como conocer a los potenciales distribuidores, socios posibles del exportador
dominicano.
Al identificar a
nuestros competidores no se trata de ver quién produce qué, sino sobre todo de
saber de quién y de dónde importan los mercados que a nosotros actualmente nos
interesan y los potenciales mercados. Es un modo de saber si realmente en tales
productos para tales países podemos decir: somos competitivos.
No puedo concluir
estas palabras sin resaltar la necesidad de que la estructura público-privada
que dé seguimiento a esta pasión y a este compromiso de corto, mediano y largo
plazo tenga continuidad. Se sustente en una visión de largo plazo, enunciada de
algún modo en la Estrategia Nacional de Desarrollo, y se fortalezca cada día.
Confiamos que sea así.
Hoy tenemos un
conferencista, Henry Molina, director del CEI-RD, que es un interlocutor
fundamental para el sector industrial en cuanto a revertir la situación y en
aportar para que estas y otras acciones se hagan realidad. También tenemos tres
panelistas: Elka Scheker, Pavel Isa Contreras y Alvaro Souza, quienes estamos
seguros contribuyen con aportes significativos desde distintas posiciones,
porque el barco de las exportaciones es un barco que requiere el esfuerzo de
todos. El Plan Nacional de Fomento de las Exportaciones está llamado a ser,
primero, un fruto de la participación de todos y, luego, una guía que todos
debamos seguir.
Muchas gracias
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