Favorecer el desarrollo productivo
interno garantiza sostenibilidad económica
Publicado en El Dinero:
https://www.eldinero.com.do/59941/aird-una-politica-comercial-no-descuida-ningun-mercado/
El
resultado: cambios dramáticos en el sector
industrial; un incremento significativo de las importaciones; reducido
crecimiento del empleo formal y, sobre todo, un déficit comercial cada vez más
elevado. Como marco para este resultado se encuentra el hecho de que la
política comercial es débil y, además, los vínculos con una política industrial
consistente también son débiles.
Una verdadera política comercial no solo visualiza oportunidades
de acceso a mercados externos, sino también y sobre todo defiende la producción
local y el acceso al mercado interno por parte de dicha producción.
Las industrias dominicanas no han descuidado el
esfuerzo por incrementar las exportaciones (aunque no pueden presentar el
aumento deseado). Un ejemplo es que en el trimestre enero-marzo el 71% de las
empresas que participaron en la Encuesta de Coyuntura Industrial manifestaron
dedicar una parte de su producción al mercado externo, incluyendo un 23% que
exporta sobre el 40% de su producción). El propio Gobierno, consciente de esta
dimensión de una política comercial, ha declarado el 2018 como “Año del Fomento
a las Exportaciones”. Establecer como prioridad el incremento de las
exportaciones es bueno, diríamos que muy bueno.
Incrementar las exportaciones no es suficiente. No
se ganaría nada si las exportaciones llegasen a duplicarse, pero se importara
20 veces el valor de lo exportado. Lo
que se produce aquí produce empleos aquí, genera impuestos aquí, mueve la
economía de aquí y ahorra divisas a al país.
En términos llanos, la política comercial no es más
que una lucha por disminuir los déficits comerciales de los países y eso es lo
que no debemos perder de vista. Salvando las diferencias, eso es lo que está
mirando actualmente Estados Unidos, que como vemos en este gráfico ha vivido
una experiencia parecida a la nuestra.
Sesgo
pro-importador
En el Ranking de Factores que afectan la
competitividad se evidencian factores que afectan directamente el mercado
interno, tales como la competencia de productos importados y la competencia
desleal y contrabando. La gráfica muestra el resultado desde el tercer
trimestre de 2016 hasta el primer trimestre de 2018. En este Ranking se
evidencia que la competencia de productos importados se ha colocado como tercer
factor en diversas ediciones e incluso llegó a ubicarse en el segundo lugar en
el cuarto trimestre del año pasado.
Un comportamiento similar lo sostuvo la
“competencia desleal y contrabando”, factor que ha ido descendiendo hasta el
cuarto lugar, pero que estuvo en este período en tres trimestres en el primer
lugar. Al parecer, las medidas aplicadas por las autoridades comienzan a dar
sus frutos (se requiere persistencia y endurecimiento para consolidar este
resultado y reducir su impacto en la industria nacional).
Al establecer “competencia de productos importados”
no se pretende que se diseñe e implemente una política comercial que pueda
definirse como proteccionista o de que se restrinjan las importaciones hechas
de acuerdo al marco regulatorio vigente (a pesar de las señales aislacionistas
procedentes de Estados Unidos).
La AIRD ha abogado por políticas productivas que
pongan énfasis en la competitividad, la integración de cadenas de valor o
encadenamientos productivos, la capacidad de generación de empleo formal y de
reducción de la proporción del empleo informal (lo cual tiene serias
implicaciones en el bienestar social). Su énfasis es la innovación, la mejoría
de capital humano, la inversión extranjera capaz de aprovechar las capacidades internas,
compras gubernamentales como instrumento de apoyo a las empresas locales
–especialmente a las pequeñas y medianas industrias-.
Es decir, la política comercial es parte de una
política de desarrollo productivo integral, proactiva, con metas deliberadas y
posibles. Este enfoque requiere superar las fallas de coordinación entre las
instituciones estatales y entre el sector público y privado.
Contrario a lo que muchos pueden pensar, el
fortalecimiento del aparato productivo nacional tiene la posibilidad de poner
mayores recursos en manos del Estado y, por consiguiente, posibilidades también
mayores de reducir el crecimiento del endeudamiento (aunque se requiere mucho más
que esto) y del déficit comercial.
Para superar el sesgo pro-importador se requiere,
entre otras medidas:
1.
Que las compras
gubernamentales no estén marcadas por condicionamientos que excluyan la
producción nacional;
2.
Aprobar de una
vez por todas una estrategia clara e integral de negociaciones comerciales que
se enfoque en aprovechar todo el potencial exportador mostrado por la industria
dominicana y no así la entrada de productos importados libre de impuestos.
3.
Institucionalizar
y profesionalizar nuestro servicio exterior (representantes consulares y
diplomáticos) en la promoción de nuestros productos en otros mercados.
4.
Que el
endeudamiento externo para el desarrollo de infraestructura no sea vea
condicionado a la obligación de comprar insumos procedentes de los países que
hacen dichos préstamos.
5.
Analizar el
impacto de las políticas de tributación frente a las importaciones. La
industria nacional es uno de los sectores con mayor nivel de presión tributaria.
6.
Disminuir la
evasión tributaria y la informalidad, tanto de la producción como de la
comercialización.
7.
Aplicar todos
los instrumentos posibles de defensa de la competencia, de defensa comercial,
evitando así que importaciones desproporcionadas e incluso sujetas a dumping dañen
seriamente algún segmento de la producción nacional.
Se trata de que las políticas productivas se
enfoquen en el crecimiento económico y en las empresas, como un requerimiento
para el desarrollo sostenible de la nación. Y en esto, las políticas comerciales
relativas al mercado interno son clave.
En fin, cómo en un mundo globalizado y en un
mercado abierto, el enfoque se centra en la producción nacional.
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