Asociatividad: eje del impulso agropecuario
Entrevista
a Luis Ramón Rodríguez, Ministro de Agricultura.
“En la cultura nacional y la psiquis empresarial existe un freno
mental que dice: no podemos… pero hemos demostrado que podemos y en muchos
casos estamos pudiendo y lo estamos haciendo muy bien”, expresa el Ministro de
Agricultura.
República
Dominicana, como muchas naciones de América Latina, centró su aparato
productivo en el cultivo agrícola y pecuario. Bienes primarios que eran
destinados al mercado interno y algunos rubros para la exportación. Una
economía cerrada, con barcos llevando el confite, la sobre mesa: azúcar, café,
cacao y tabaco.
Esto
ha estado cambiando y para hablarnos del proceso de transformación de la
agropecuaria dominicana y sus
expectativas, HechoenRD ha entrevistado al Ministro de Agricultura, Luis Ramón
Rodríguez.
“Necesitamos
relanzar el sector. Tanto el sector industrial como el agropecuario
disfrutábamos de la protección que nos daba el Estado. Hoy día, con acuerdos de
libre comercio, nunca hemos pensado de manera ofensiva, siempre estamos
pensando y negociamos de manera defensiva,
porque en la cultura nacional y la psiquis empresarial existe un freno mental
que dice: no podemos… pero hemos demostrado que podemos y en muchos casos
estamos pudiendo y lo estamos haciendo muy bien, a pesar de constreñimiento
estructurales muy fuertes que van desde una energía costosa, un código laboral
que no favorece, la baja calidad de la mano de obra que tenemos, nuestra mano
de obra no es muy eficiente, a veces resulta muy onerosa…”, expresa con mucha
claridad.
Para
Rodríguez dos ejes se articulan entre sí para recuperar competitividad del
sector agropecuario: los encadenamientos productivos con la industria y la
asociatividad. Se implican mutuamente en el caso de los cientos de miles de
pequeños productores que se reparten por toda la geografía nacional.
“El
encadenamiento entre la agropecuaria y la industria es claro en el caso de
grandes empresas y productores de algunos rubros. Hoy día, de alguna manera, grandes empresas industriales dependen de la
agricultura: plantas de procesamiento de tomate, de ron, de tabaco, la
cerveza…Sin embargo, el sector agropecuario para seguir avanzando necesita ver
hacia procesos asociativos que permitan una economía de escala. El ser
minifundistas no nos permite los niveles de competitividad que requieren los acuerdos
de libre comercio”, afirma como diagnóstico preliminar.
Explica
que dos aspectos afectaron el desarrollo del sector agropecuario y del campo
dominicano. Por un lado, lo que define como una política proteccionista hacia
los consumidores urbanos mediante una política de control que no permitía que
los productores disfrutaran de los altos precios en su momento. “La producción se fue manteniendo casi
estancada ya que cuando el Estado interviene con una política de control de
precios, reduce la inversión en el área controlada”, A esto se agrega que
hubo un descenso en el financiamiento hacia la agroindustria. Hubo una época en
que a la agroindustria se le limitó su financiamiento y eso impidió que se
siguiesen expandiendo.
La
dirección en que se trabaja
En
definitiva, según Rodríguez, el proteccionismo condujo a que los retos del
libre comercio sean exageradamente grandes.
“Desde el gobierno estamos trabajando en dos direcciones. Por un lado, estamos
trabajando para modificar la estructura productiva de la agropecuaria nacional
mediante la reconversión de cultivos de bajo valor y que requieren grandes
extensiones para ser producidos de modo competitivo, por cultivos como la fruta
y los vegetales, tanto de invernadero como de cielo abierto, que son exportables
y que tienen un alto valor. Por otro lado, también en el sector hay algunos
productores, una banda no muy grande, de un 30% que son competitivos a nivel
internacional. Estamos fortaleciendo la competitividad de esos productores”, indica
el Ministro.
El
cambio es también cultural. Un ejemplo de esto lo constituye el cultivo del
arroz en el cual, según Rodríguez, se está trabajando para que los productores
utilicen mejores tecnologías.
El
cacao, esfuerzo conjunto
Es
necesario que la industria vuelva sus ojos hacia el origen de su materia prima.
Tiene que haber esa sinergia. En ese sentido, un ejemplo lo ha constituido el
hecho por la Asociación de Industrias de la República Dominicana con la
formación del Clúster del cacao y sus derivados.
Luis
Ramón Rodríguez lo indica de este modo:
“La industria cacaotera nacional ha podido entender que ellos pueden competir
como empresa, pero tienen que defenderse como industria. Y hemos salido
gananciosos todos porque hoy día es mucho más fácil el diálogo abierto entre
los productores y los procesadores, pero además hay una expansión de la siembra
de cacao. El precio ha ido en aumento, también la producción ha ido aumentando,
gracias a los estímulos que la industria ha estado dando a la producción”.
Afirma
que este será un año record en exportación. “Estamos
esperanzados que en cuatro o cinco años la producción pueda doblarse y podamos
llegar a 100,000 toneladas de cacao exportado por año. Lo cual es importante
para el país y para las zonas productivas”.
La
articulación con el turismo
Para
Rodríguez no hay dudas: es posible una fuerte articulación con el sector
turístico, pero el agro tiene un aspecto que resolver: la calidad de lo que
oferta. “Uno de los problemas que tenemos
con turismo es que la calidad de las cosas que estamos produciendo, y la manera
de comercializar no nos ayuda a incrementar nuestra presencia en las zonas
turísticas del país, a través de la oferta de bienes agroalimentarios a resort,
hoteles y restaurantes”.
Ilustra
esta realidad con una anécdota. Cuenta que fue a una empresa que prepara
alimentos para vuelos. El responsable le enseñó una caja de tomates proveniente
de Miami. “Cada caja con cincuenta
tomates, todos del mismo color y del mismo tamaño. Mientras sacó de una nevera
un huacal plástico con tomates dominicanos que compra localmente, y ahí había
tomates pequeños, medianos y grandes, maduros, alcoholados y verdes”.
Calidad,
empaque, clasificación, comercialización… son desafíos que tiene la
agropecuaria en la tarea de un mayor encadenamiento con el sector turístico.
Asegura que el Ministerio está trabajando y que este año “por primera vez” se
vendió ajo A, B y C y se le puso un precio discriminatorio. “Es
decir, que empezaremos a vender, a nivel nacional, productos como si fuéramos a
exportarlo”, señala.
Clave
del encadenamiento: las exportaciones
Para
el Ministro de Agricultura la única
manera de hacer avanzar el sector agropecuario es a través del fomento de las
exportaciones.
El
financiamiento es pieza fundamental en esta visión. El potencial, a su
entender, es mucho. Asegura que el 20% de la producción exportable termina en
las calles dominicanas sin ningún valor (por ejemplo, productos orientales)
porque no están procesados y no tienen la calidad suficiente para ser
competitivos como productos primarios. “No
califican para exportarse (por razones de forma o tamaño) y tú lo puedes
procesar y lo puedes enviar al mercado internacional”.
Pone
de ejemplo a la agroindustria MACAPI que hace guacamoles con los aguacates que
no exporta. O el caso de La Famosa, que no pueden entrar a un mercado como el
de Puerto Rico o el de la Costa Este de Estados Unidos con productos como el
gandul con coco “simplemente porque la
producción no es suficiente”.
Encadenar
industria y agro, por lo tanto, se revela como un elemento clave en una
estrategia de desarrollo sostenible. “Es
necesario que exista un encadenamiento entre la producción y la industria,
porque de otra manera no funciona. Vendiendo productos frescos los valores de
venta son más bajos, y además siempre va a ver o un excedente o una parte que
no es comercialmente viable hacerlo como producto fresco, que va a requerir de
un procesamiento”, dice.
En
cuanto al financiamiento, explica que el presidente Medina, desde que fue
candidato había propuesto al país un sistema de financiamiento agropecuario de
tres niveles. Un nivel que sería un banco de segundo piso, conformado por una
reforma que se está trabajando para el Banco Nacional de la Vivienda y Fomento
de la Producción. Un segundo nivel, una banca de primer piso, que es el Banco
Agrícola de la República Dominicana, para lo cual el presidente en los primeros
16 meses de gobierno le va a inyectar 5,500 millones de pesos. Y un tercer
nivel de financiamiento que son 2,000 millones que el Presidente ha dispuesto a
través del FEDA, para aquellos pobres extremos que carecen de garantías de
cualquier tipo, cuyo riesgo es mayor, pero que son gente que nadie las va a
sacar de la pobreza sino es a través de ese apoyo financiero.
Pensando
en este tercer nivel, Rodríguez concluye: “en
la ruralidad se está trabajando para mejorar no sólo el sector agropecuario,
sino la calidad de vida de gente que vive en las zonas rurales”.
Tomado de: http://hechoenrd.do/
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