Los problemas de las empresas familiares
De acuerdo con un estudio
aplicado en India, Brasil, Reino Unido, Francia, Alemania y EU, el rasgo
distintivo de las empresas familiares es la oficina vacía del presidente
ejecutivo.
Ciudad
de México.- Investigadores de la Escuela de Negocios de Harvard, de
la Universidad de Columbia y de la Escuela Londinense de
Economía, se dieron a la tarea de comparar la productividad de las empresas
dirigidas por familiares de las que cuentan sólo con personal externo, para lo
cual
examinaron el horario de 356 presidentes ejecutivos.
En
el estudio hallaron que los líderes que forman parte de la familia
controladora trabajan 8.0% menos que los gerentes sin lazos de sangre con
sus empresas. En todos los países analizados se encontraron disparidades
similares.
El
único país analizado de América Latina fue Brasil, en donde la tendencia
es aún más pronunciada, pues los ejecutivos trabajan en promedio 11% menos
que sus pares en firmas no familiares.
Esto
puede deberse a que los gerentes de empresas familiares no tienen los mismo
temores ni incentivos que los ejecutivos externos, pues “las consecuencias de
tener un desempeño bajo son muy diferentes. ¿Qué tan fácil es despedir a un
hermano?”, señaló la profesora de estrategia en Harvard Raffaella Sadun.
Sin
embargo, falta determinar si este tiempo que los presidentes de empresas
familiares pasan fuera de la oficina demerita en la productividad general de la
empresa. Al respecto, el director académico del Centro Internacional Wendel
para la Empresa Familiar del Insead Morten Bennedsen afirma que las empresas
familiares a menudo superan a las no familiares cuando el fundador está al
mando, pero que comienzan a flaquear cuando se pasa a la siguiente generación.
En
México, según un estudio de la Comisión Nacional para la Protección y
Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), a largo plazo
los vínculos familiares motivan la desaparición de las empresas: de seis
empresas de primera generación, sólo una llega a la tercera. A nivel
mundial, menos del 30% de las compañías familiares se mantienen en pie para
la tercera generación, según investigaciones de la consultora McKinsey
& Co, aunque un estudio de 2011 publicado en la revista Family
Business Review encontró que las tasas de supervivencia de las empresas
no familiares eran similares.
Lo
que sí parece claro, es que los presidentes familiares emplean su tiempo de
otra manera. El ejecutivo de tercera generación de la empresa Potomac
Investment Properties Steven Gewirz, regularmente sale de la oficina
entre las 04:30 y las 05:00 de la tarde, y se va a casa a cenar con su familia.
En verano, acostumbra pasar fines de semana de tres días en su casa de
vacaciones de Rhode Island y disfruta de descansos de entre siete y diez días
varias veces al año.
Él
y su hermano, el presidente de la inmobiliaria, rechazan negocios cuando
sienten que se encuentran “lo suficientemente ocupados” con otros proyectos.
“La empresa marcha bien, y les otorgará a mis hijos la libertad financiera para
emprender el camino profesional que deseen”, afirma Steven.
Ante
esto, el estudioso sobre emprendimiento de la Escuela de Posgrado de
Administración Johnson de la Universidad de Cornell Wesley Sine, dice
que los ejecutivos de empresas familiares tienen la perspectiva de que la
vida es más que el dinero, por lo que están más orientados hacia la familia y
el descanso, así como al establecimiento de un legado. También, reconoce
que las horas trabajadas son “una medida muy rudimentaria del esfuerzo”.
Al
respecto, Bennedsen afirma que los ejecutivos familiares agregan valor a sus
compañías enfocándose más en establecer contactos en eventos sociales o en
negociar los detalles de un contrato durante eventos informales, a diferencia
de los presidentes ejecutivos profesionales que son más bien “implementadores”,
al llevar a cabo planes en su escritorio.
Las
empresas familiares tienen muchas ventajas al contar con miembros que
trabajan en equipo y generan lazos fuertes. Suelen endeudarse menos, e incluso
tener niveles elevados de liquidez. Son menos burocráticas a la hora de tomar
decisiones, por lo que son más flexibles y se adaptan con facilidad a los
cambios del entorno. Al arranque del negocio, los integrantes en verdad “se
ponen la camiseta” y sacrifican algunas comodidades, con miras de obtener
ganancias. La lealtad, el compromiso y la dedicación son valores muy
arraigados.
Sin
embargo, también afrontan diversos retos como la falta de planeación y
organización, en contraste con un exceso de control; la centralización de la
toma de decisiones en sólo una o dos personas, que pueden derivar en
situaciones perjudiciales. También, la confusión de los conflictos familiares
con los de la empresa, y una serie de carencias administrativas que se encargan
de hundir dos de cada tres empresas familiares en América Latina.
Conociendo
todos estos factores, hay que estar muy atentos para poder aprovechar las
ventajas y solventar los inconvenientes, sobre todo los de índole personal.
Exige mucha disciplina, responsabilidad y autocontrol, pero definir
perfectamente las responsabilidades, los ingresos y las participaciones de cada
integrante, así como establecer estos puntos en contratos totalmente formales,
llevarán a buen rumbo a la compañía y a la familia.
Del
Semanario sin límites, con información de The Wall Street Journal.
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