martes, 13 de mayo de 2014

Cultura / Una oportunidad a no perder



En negrita:
LBonetti: El desarrollo de la industria cultural es una oportunidad que República Dominicana no puede darse el lujo de perder

Palabras de Ligia Bonetti, Presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), durante el Lanzamiento del Clúster Cultural “El Cine como Marca País
Martes 13 de mayo 2014, 9:00 a.m., Salón Multiusos AIRD


José Del Castillo Saviñón
Ministro de Industria y Comercio
José Antonio Rodríguez
Ministro de Cultura
Andrés van der Horst
Director Ejecutivo del Consejo Nacional de Competitividad

Distinguidos representantes de la industria del cine en República Dominicana;
Amigos de la prensa;
Señoras y señores, bienvenidos todos.

Existen varias tesis internacionales que demuestran que la razón principal del crecimiento económico, sobre todo en los países desarrollados, es la creatividad humana, llegando algunas a establecer que “La habilidad para desarrollar nuevas ideas y para mejorar la forma de hacer las cosas es lo que, en última instancia, hace que aumente la productividad y los niveles de vida”

Según esas teorías, las ciudades con mayor índice de creatividad registran a su vez una tasa de crecimiento económico más elevada, generan empleo de mayor calidad y ofrecen salarios más altos y condiciones de vida más agradables.

La creatividad por tanto es importante porque es la base de la innovación. Si conseguimos activar, extraer y convertir en valor esta creatividad, obtendremos una fuente inagotable y permanente de mejora continua, de desarrollo y competitividad, sin importar que la apliquemos a actividades tradicionales o a la alta tecnología.

La Industria Cultural
A esto llamamos la industria creativa o cultural y que el Banco Interamericano de Desarrollo ha denominado “economía naranja”, la cual abarca a las empresas que tienen el talento como insumo principal. Hablamos del cine, de publicidad, de televisión, de animación, de videojuegos, de la industria editorial, de la música, del diseño, de la artesanía, de la arquitectura, de la web y de aplicaciones móviles. En fin, hablamos de todo aquello que incide en la visualización de nuestras marcas de bienes industriales y que agrega valor a las mismas.

Es la creatividad que dirige esas industrias culturales el elemento crucial para muchas otras áreas de la economía como la industria nacional, pues son la fuente de innovación, crean puestos de trabajo y actúan de interfaz entre las distintas actividades sectoriales. ¿O no es a través de los audiovisuales que los consumidores pueden ver nuestros productos industriales o apreciar nuestros bellos paisajes en República Dominicana? ¿Es lo mismo ponerse una camisa que vestir una chacabana de Hippolito? ¿Es lo mismo el ron, la cerveza y el tabaco de otro país que el ron, la cerveza y el tabaco dominicano?

Según la UNESCO, la industria cultural y creativa contribuye en alrededor del 7% de la economía mundial, y entre el 2% y el 8% del PIB de numerosas economías nacionales. Además, según la misma UNESCO, la industria cultural:

§  Aporta un gran valor agregado.
§  Genera empleo directo e indirecto.
§  Facilita la introducción de otros tipos de productos en los mercados externos.
§  Contribuye a incrementar las exportaciones y a generar divisas.
§  Propicia el desarrollo de la confianza social y el orgullo nacional.
§  Permite una revalorización de marcas y productos.
§  Atrae turismo y facilita la movilidad.
§  Genera recursos sustentables a largo plazo.
§  Transforma y regenera espacios urbanos.
  
Gracias a la industria cultural una ciudad como Medellín (Colombia), que en la década de los noventa era considerada la ciudad más violenta del mundo, ha dejado atrás esa imagen y gracias a una apuesta por la cultura y la creatividad, en 2012 fue nombrada la ciudad más innovadora del año.

Por estas razones y muchas otras más, es que en la Asociación de Industrias de la República Dominicana hemos entendido que el desarrollo de la industria cultural es una oportunidad que República Dominicana no puede darse el lujo de perder y que por lo tanto tenemos el deber de apoyar desde todos los ámbitos empresariales.

 ¿Tenemos idea clara de la importancia económica o incluso del consumo de bienes y servicios que generan hitos culturales como lo son el Carnaval de La Vega y el Carnaval de Santiago?

¿Sabemos el valor de la artesanía y su comercio en localidades del Norte y el Este del país o incluso en el propio Santo Domingo?

Muy importante: conocemos qué tanto impacta el cine en la proyección de República Dominicana como una marca país fuera de nuestras fronteras?

De estos y otros aspectos parecidos sabemos muy poco, porque la aproximación económica a la industria cultural es relativamente reciente. Incluso hay quienes piensan que hablar del valor de un bien cultural es una especie de herejía. Y están equivocados. Establecer el valor económico de un bien cultural es la mejor forma de definir cómo incrementarlo, como mejorarlo, cómo hacer que los hombres y mujeres que dedican su vida a esta industria aspiren a cada vez mayor rentabilidad en sus empresas y más valor agregado desde sus empleos.

Hoy, con el lanzamiento del clúster cultural pretendemos establecer con claridad una relación directa de la industria manufacturera con la creatividad, las ideas, las artes y la cultura como parte esencial de su proceso productivo, que se relaciona mucho con los derechos de propiedad intelectual y que constituye el medio eficaz para exportar nuestra identidad y afianzar y promover el consumo de lo nuestro.

Pero, ¿Por dónde empezar si la industria cultural es tan amplia?

EL CINE COMO MARCA PAIS
Desde la promulgación de la Ley de Cine en el 2010, y hasta el 2013, se han filmado 37 películas en nuestro país, frente a 101 películas que se filmaron en los 88 años anteriores, desde el 1922. Este es un crecimiento vertiginoso.

 El cine, se basa en la creación de  riquezas a partir del talento, la propiedad intelectual, la conectividad y, sobre todo, la herencia cultural de nuestra nación, su capacidad productiva, su sociedad, sus aspectos más relevantes que van haciendo de República Dominicana, en aquellos lugares en donde se exhiben nuestros filmes, una marca país apetecible.

Recientemente la directora general de Cine, Ivette Marichal, informó que a enero de este año la industria del cine aportaba por lo menos 2,700 empleos directos y anunció la realización de un estudio para establecer su impacto económico en el país.

El cine no sólo ha crecido sino que tiene un enorme potencial para servir de enclave de todos los sectores productivos, pues se encadena con la agricultura, los servicios financieros, la infraestructura, el turismo, telecomunicaciones, comercio, otros rubros culturales, con la manufactura y con otros muchos sectores más. Pero sobre todo el cine es un medio idóneo para contribuir con la imagen del país, ya que permite presentar las bondades de la nación, nuestros productos, experimentar nuestra música, nuestro arte, nuestro deporte, entre otros. En fin, es una excelente herramienta de exportación y de marca país.

El Consejo Nacional de Competitividad, el Ministerio de Cultura y la Asociación de Industrias lanzamos hoy el Clúster Cultural “El cine como marca país”, un punto clave dentro de esta industria cultural o economía naranja que hemos descrito y que buscará encadenar las ideas que se transforman en bienes y servicios culturales, con un valor en sí mismas, pero también con el valor de poder proyectar lo que somos y hacemos como sector industrial y como nación.

Será, por lo tanto, el canal para este esfuerzo deliberado que es aspiración de todos: el orgullo de ser únicos y ser dominicanos.

Muchas gracias.

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