martes, 4 de noviembre de 2014

Invitado / Con ímpetu interno

¿Nada cambiará sin un choque externo?
Eduardo García Michel

En el estudio publicado por el Banco Mundial correspondiente al año fiscal 2012-2013, titulado “Renta o reformas: la economía política del desarrollo en República Dominicana”, se dice que “en el corto plazo (ciertamente durante el mandato de las autoridades recién electas), la estabilidad y la continuación del status quo de la economía política luce ser con creces el escenario más probable. Existen pocas indicaciones de que el sistema político en la República Dominicana atravesará un levantamiento considerable…”

El estudio, de acuerdo a nuestra interpretación, describe un panorama desalentador para una sociedad como la dominicana que parece colgada en el tiempo sin perspectivas de cambios profundos, presa del clientelismo, de la falta de concordancia entre liderazgo y capacidad de transformación de la sociedad y solución de los problemas básicos. A lo que se agrega la ignorancia de las grandes masas, la mermada visión de la clase sindical, la falta de perspectiva de largo plazo de la clase empresarial, el desprecio y renuncia de la clase media a asumir roles más significativos.

Según los autores del estudio, en su investigación se encontraron con un supuesto hallazgo, que califican de rompecabezas, que consiste en la comprobación de que los dominicanos parecen estar contentos con el status quo, ya que no se percibe ni un fuerte descontento ni llamados al cambio ni se advierte una pérdida de credibilidad de los partidos políticos. No obstante, desde nuestro punto de vista esos hallazgos pudieran resultar engañosos y estar ocultando una realidad distinta.

El consuelo expresado por los autores de este estudio, es que “esto no significa que nada cambiará. Puesto que “en ausencia de un shock externo importante, la economía política dominicana puede continuar “abriéndose paso” a través de los desafíos pendientes, mientras se permite que su sistema político evolucione de forma gradual.”

Magro consuelo. Los autores esbozan la esperanza de que la expansión de la clase media le permita encabezar el proceso de cambio hacia un sistema en que el liderazgo político y las campañas electorales sean conducidos en base a programas creíbles conectados con la necesidad de soluciones efectivas a los grandes problemas, en vez de constituirse en espectáculos de carnaval en que predomina la imagen y el mercadeo intrascendente.

Por eso el estudio perfila un escenario en que “las perspectivas de reforma continuarán siendo opacas, especialmente para reformas importantes, como la reforma energética o la reforma educativa. Entre la política electoral enfocada en el clientelismo y el peso de los intereses creados en cada sector, luce extremadamente improbable que se registre un gran avance de parte de un líder emprendedor de políticas.”

Ese juicio de los autores del estudio fue emitido cuando el gobierno actual presidido por Danilo Medina apenas empezaba. ¿Acaso se convertirá el actual Presidente en ese líder “emprendedor de políticas”, que el estudio menciona como “extremadamente improbable?

Da la casualidad de que en cuanto a la primera reforma mencionada, acaban de convocarse las reuniones para la discusión del pacto eléctrico y de aquí a seis meses se sabrá su resultado. En particular se conocerá si se orientará hacia la puesta en vigencia de la ley de electricidad con miras a un mercado competitivo, o hacia la adecuación de la ley para buscar acomodo a todas las violaciones que han tenido lugar y a los intereses correspondientes.

Con respecto a la segunda, la reforma educativa, las autoridades han emprendido un proceso que se encuentra en la primera fase de levantamiento de las estructura física escolar, o sea las aulas, y la puesta en vigencia de la jornada extendida. En el futuro cercano habrá que enfocarse en la cantidad, calidad, vocación y disciplina de los maestros; en el contenido de la enseñanza y en el cumplimiento riguroso del horario y programas; y en verificar si efectivamente los alumnos aprenden, entienden y comprenden más, por lo menos lo suficiente para que puedan ir disminuyendo el abismo en formación que los separa de los alumnos del mundo desarrollado. Entonces podrá determinarse si se está o no en el camino de formar un dominicano diferente, preparado para enfrentar los retos del futuro.

El estudio plantea, dentro de una concepción paternalista, que “una crisis podría abrir el espacio para que la comunidad internacional ejerciera su influencia, particularmente en las reformas que tienen implicaciones macroeconómicas y fiscales.”

¡Zafe! Las reformas pueden y deben hacerse con ímpetu interno. Y el país, sus autoridades, el liderazgo y la población deberían convencerse de que tiene que ser así; de lo contrario no habrá cambio alguno, salvo en apariencia.

Esta sociedad requiere con urgencia que el grupo que conforma el liderazgo político, social, económico, e intelectual se reúna a puertas cerradas, sin opción a salida hasta que termine la discusión, para ponerse de acuerdo y decidir sobre las principales medidas y transformaciones a ser introducidas, en especial las impopulares pero imprescindibles, con el compromiso de que sean asumidas como responsabilidad de todos, lo cual evitaría que se cumpliera la profecía de que para enmendar, cambiar, transformar, se requiere el surgimiento de una crisis y el espejismo de la tutela externa bondadosa y paternalista.

No, eso no. Y menos ahora.

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