PALIZA, LIGIA
Y JANO: Mis reflexiones sobre la industria
Discurso de José Vitienes Colubi en Almuerzo
Aniversario de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) /
30 de Octubre, 2014
Celso Juan Marranzini, Mario Cabrera y José Vitienes Colubi |
De manera
que desde esa época, he podido ser testigo activo del desarrollo del sector
industrial del país, lo cuál me da una perspectiva bastante completa, en un
lapso bastante largo de tiempo, siendo testigo de diferentes etapas que nuestro
sector ha enfrentado.
Ocurrieron
muchas, muchísimas cosas, pero yo identifico cuatro etapas, cuatro campos de
juego, en la cuál los jugadores teníamos que actuar.
Pienso
que estamos en una etapa, diferente, en una coyuntura que, de tomar las medidas
adecuadas, el sector puede convertirse en un factor crucial en la elevación del
estándar de vida de los dominicanos a niveles largamente deseados.
Medidas
de política industrial desarrollista pueden lanzar al país y a este sector en
particular, a niveles de prosperidad muy superiores a los que en la actualidad
nos encontramos.
Abundan
ejemplos. Hace cincuenta años la República de China Taiwán, un país con
características similares a las nuestras, tenía una población básicamente
rural, con bajos niveles de salubridad, alfabetismo y niveles de ingreso, y altos
niveles de desempleo y sub empleo.
Hoy día,
el cuadro es totalmente diferente, ya que solo tendría que destacar que gracias
al desarrollo de sus exportaciones, su PIB per cápita en 40 años se multiplicó 53
veces.
Otros países
han tenido experiencias similares, la República de Irlanda cuyo PIB per cápita
se multiplicó 33 veces. Mientras que en nuestro país el PIB per cápita apenas se ha multipilicado 5 veces en 44 años.
La
presidente de esta institución, Ligia Bonetti, en su reciente participación
ante la Cámara Americana de Comercio, presentó un cuadro en el que se compara
los resultados en países donde se tomaron medidas desarrollistas con los países
en los que no se tomaron.
La
conformación de POLITICAS ECONOMICAS ACERTADAS y sostenidas en el tiempo ha
sido la clave del éxito.
La propia
República Dominicana ha tenido experiencias muy positivas cuando se toman
medidas acertadas. Las leyes de desarrollo industrial, de desarrollo de la industria
de zonas francas, de turismo, de minería, de agroindustria para el desarrollo forestal,
tuvieron efectos positivos inmediatos, tanto en la generación de empleos como en
el aumento del Producto Bruto Interno y las exportaciones.
Indicadores de cautela
Señoras y señores,
La
Historia es un sistema vasto de pre aviso.
Estamos
recibiendo señales de cautela, unas banderas rojas, si se quiere
decir de esta manera.
I.- Déficit Comercial
El déficit
crónico de nuestra Balanza Comercial de producción de bienes, desde 1964 es
dramático. Es testimonio de que nuestra economía de transformación no es
competitiva, de que languidece y no crece. Pasamos de un déficit de 23 millones
de dólares en el 1964 a 7,221.90 millones de dólares en el 2013.
Ignorarlo
significa que no hemos tomado conciencia
de la oportunidad que llevamos perdiendo desde hace décadas.
II. Informalidad.-
El
segundo indicador, es la creciente informalidad de la economía dominicana,
cuantificada ya en más de la mitad de la economía. No me malinterpreten, yo
creo que la economía informal ha sido importantísima para que se desarrolle el
empleo, y que la gente de la calle se gane el sustento de sus familias, amén de
que genera una demanda derivada para los bienes y servicios que produce la
economía.
Pero
analicemos esto.
El
empresario informal y el grande formal, analizan las situaciones EXACTAMENTE
IGUAL. El grande formal tiende a informalizarse para poder competir, al igual
que el que ya lo es.
Parte de
ese proceso es lo que yo llamo la INFORMALIZACION
FORMALIZADA, que consiste en la cantidad de situaciones de sectores que, con
mayor o menor legitimidad, han buscado y obtenido leyes especiales de
fiscalidad privilegiada que les aisla en una situación especial.
Y ESO
CREA ENTRE LOS SECTORES PRIVILEGIADOS Y LOS NO PRIVILEGIADOS UNA DICOTOMÍA TAN
GRANDE QUE ES YA UNA SITUACIÓN INSOSTENIBLE.
El
mensaje que este hecho está enviando es que EL SISTEMA FISCAL Y REGULATORIO NO
ES EL ADECUADO PARA QUE LAS ACTIVIDADES SE PUEDAN DESAROLLAR EN UN CAMPO NIVELADO,
CON TRANSPARENCIA, IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y PROYECCIÓN DE FUTURO.
El himno
de los formales podría ser la canción de Roberta Flack: “Killing Me Softly”.
PERO
MIENTRAS TANTO……
EN
ECONOMÍA LOS VASOS COMUNICANTES SON MUY FLUÍDOS, SE COMUNICAN INSTANTÁNEAMENTE
Y LAS ACTIVIDADES FLUYEN DEL SECTOR NO FAVORECIDO AL FAVORECIDO EN UN TORRENTE INDETENIBLE.
Así vemos
la transferencia de compras del sector comercial formal al de las compras por
internet. Un mercado grande y creciente.
Un
proceso parecido está ocurriendo con la Ley de Desarrollo Fronterizo.
Y no
hablemos de los flujos de capital de inversión.
Ustedes
conocen la ley de las consecuencias no previstas.
Los actores
económicos están cada vez más dedicándose a actividades de muy rápido retorno, poca
inversión y horizonte de tiempo corto.
KILLING ME SOFTLY
III. Educación.-
El
tercero es el deterioro cada vez mayor en los índices académicos.
Afortunadamente,
ya se han empezado a tomar las medidas correctivas, que deberán en el tiempo
reversar esta situación, y confiamos que estos esfuerzos no se descarrilen en
el futuro y que, por el contrario, se intensifiquen acordándole la urgencia que
se merecen.
Amigos y amigas,
Se llama
José Manuel, pero le decimos cariñosamente Paliza, y aunque hay otros Paliza,
siempre sabemos que cuando decimos Paliza, es de él que estamos hablando.
El año
pasado, en este mismo escenario, Paliza nos regaló una charla magistral,
hablando de la sostenibilidad.
Recomiendo
que todos los que tienen que ver con la formulación de políticas, se lean de
nuevo la ponencia valiente, clara y precisa de Paliza, porque todos los puntos
analizados por él tienen la misma vigencia hoy que hace un año.
Pero
leerlo no es suficiente…….hay que actuar.
Ligia
Bonetti, el pasado día 23 de septiembre, ante la Cámara Americana de Comercio,
hizo un magistral análisis de la industria manufacturera, de sus aportes a la
economía, al empleo, y sobre todo de la necesidad de un cambio en la política
Industrial de la República Dominicana, con el objetivo de que este importante
sector pueda magnificar su aporte al crecimiento económico, al empleo estable,
digno y bien remunerado de la creciente masa de jóvenes que entran en la economía
dominicana en búsqueda de empleo.
También
recomiendo la lectura detenida de esta ponencia.
Al igual
que con la de Paliza, leerla no es suficiente…..hay que actuar.
En la
antigua Roma, incluían entre sus deidades a Jano, al que siempre mostraban con
dos caras, una mirando hacia atrás, y otra hacia delante, una hacia el pasado y
la otra al futuro. También lo consideraban el rector del pasaje de una estatus a
otro o de un lugar a otro.
Solían
ponerlo en las puertas y entradas de los lugares.
Jano es
compañero de Paliza y de Ligia en esta ponencia, y dramatiza el tránsito de la
generación de Paliza y mía, con la de Ligia, el tránsito del pasado al futuro.
Mis reflexiones.-
Señor presidente, compañeros industriales,
Soy un
firme creyente en un sistema de libertades, que incluye la libertad de empresa,
el mercado libre y regulado, la competencia empresarial, el imperio de la Ley y
el rol del Estado como garante de esas libertades, y que ese sistema es motor
del elevamiento de los niveles de vida, de alfabetismo, de salud, de empleo
digno y bien remunerado y en general de un Estado de Bienestar bien entendido,
en el cual se cierren las brechas entre los que más tienen y los que menos
tienen.
Creo que
el Estado y los gobiernos son más fuertes y exitosos cuanto más libres sean sus
ciudadanos, cuanto sean mejor educados, tengan mejor salud y cuanto más sea
facilitador para lograr esos propósitos, y más sirva como árbitro y menos como
actor directo en las actividades privadas, y cuanto más prudentemente maneje
las finanzas públicas.
Creo en
la competencia libre y en campos nivelados para nuestras empresas.
Creo en
la empresa socialmente responsable, que cuide y mejore el medio ambiente, que
controle sus efluentes líquidos, sus emisiones de carbono, que recicle, que
entregue a las próximas generaciones un entorno
mejor que el que ha recibido. Que no lo vea como un costo, sino como una
responsabilidad.
Cada
generación industrial, como dije al principio, ha tenido que jugar en su campo
de juego particular, en la búsqueda de sus objetivos.
Debajo del radar.-
Durante
la dictadura, el principal reto del industrial que no estaba ligado al poder
era lograr desarrollar sus actividades sin que el poder se interesase por su
negocio. Pero si usted pagaba sus impuestos, y no competía con las empresas del
poder, usted podía razonablemente desarrollar su industria con bastante
libertad.
Controles de impuestos e incertidumbre.-
Después,
con la libertad, paradójicamente para la industria, vino una década cargada de oleadas
de impuestos, permisos y controles, que hacían la actividad industrial muy
difícil, la creación de nuevas empresas industriales fue prácticamente nula,
con muy raras honrosas excepciones.
Incentivo y protección.-
Con la
Ley de Desarrollo Industrial vino una mejora sustancial, que en realidad creó
las bases de la industrialización del país, fundamentalmente porque una vez
obtenida la clasificación, el industrial tenía un horizonte de tiempo más largo
en términos de regulaciones que con los
escenarios anteriores.
También
permitía la reinversión de utilidades para crecer la industria, aunque siempre
sometida la industria a controles precios y de cuotas de importación y de
reinversión.
Tuvimos
que lidiar con la burocracia excesiva, el proteccionismo y el criterio de la
capacidad instalada, en la que algunos, más de los que me gustaría admitir, de
nuestros colegas industriales fueron cómplices, que limitó severamente el desarrollo
del sector industrial.
Creo que
vale la pena destacar que la ley de incentivo industrial NUNCA EXONERO EL 100%
DE LOS IMPUESTOS ADUANALES, exoneraba hasta un máximo de 90% de los mismos, y
nunca permitió deducir más del 50% de las utilidades reinvertidas. Destaco
esto, porque bajo aquel esquema, las industrias nunca dejaron de hacer su
aporte al fisco dominicano.
Apertura en desventaja.-
Llegó la globalización,
y posteriormente los acuerdos de libre comercio, vino la apertura.
La
apertura ha sido fundamental en aumentar la oferta a la población de opciones
de productos y servicios de consumo de calidad óptima. Ha elevado el grado de
calidad de la oferta de las empresas nacionales y nos ha puesto en un nivel de
profesionalismo a la par con el mercado global.
Ha
elevado el nivel de gerencia, y de calidad de gestión de los empleados.
Algunas
empresas desaparecieron, o no evolucionaron, o sencillamente, se trasladaron a
otro sector.
Pero la
globalización tiene dos vertientes, dos caras de la misma moneda por un lado la
apertura y por otro lado la competitividad.
Competitividad.-
Como país
hemos sido unos maestros en la apertura, pero francamente en la competitividad
nos estamos quemando.
Yo
entiendo que hay tres conceptos muy importantes en el tema. El estándar de comparación,
el efecto acumulativo y el costo de oportunidad.
En la
formulación de políticas, cuando de competitividad hablamos, el primer fallo
surge al comparar nuestros costos con los de economías parecidas a las nuestras,
cuando el estándar comparativo deben ser las condiciones EN LOS PAISES MAS
COMPETITIVOS, porque con ellos es que competimos.
Es
ejercicio errado comparar, por ejemplo, el costo de la energía nuestra con la
de Puerto Rico, o la de Guadalupe, pues el problema radica que tenemos que ser
competitivos con las más competitivas de todas las economías.
Es con
los competidores de EEUU, de China, Korea, Japón o Europa que tenemos que
competir. Y lo mismo ocurre con cualquier
otro factor de producción, por lo que es a esos benchmarks que debemos
aproximarnos.
Hay tres
sectores fundamentales para la competitividad: la Electricidad, el Transporte y
los Combustibles. La problemática de estos tres sectores no se resolverá hasta
que no exista una dinámica y abierta competencia igual a la que está sometida el resto de la economía, y
hasta que no se liberen del constreñimiento político.
No pueden
ser islas, porque son partes fundamentales de la cadena de producción.
Hemos
visto los frutos de la apertura y competencia en otro servicio público, en las
telecomunicaciones, donde imperan los continuos avances tecnológicos, todo el
mundo paga sus servicios, y hay continuas ofertas de precios. Y de paso, son
grandes generadoras de ingresos para el Estado, y donde este ejerce su función
en el marco regulador no como actor.
En la
distribución de combustibles hay una dinámica de competencia activa, y los
frutos se ven en la calidad, abundancia, y generalización de los servicios
ofertados. Su única debilidad, es que el
sector se sigue viendo como ente generador de ingresos para el fisco, los
precios se fijan por decisión gubernamental y no como parte integral de una
cadena que requiere estar en niveles competitivos.
Fue muy
difícil para el Estado semi privatizar el negocio de combustibles, pero los
resultados están ahí. Recordemos que en los años 80, el país se paralizó en
varias oportunidades porque el Estado se resistía a subir los precios de los
combustibles por miedo a las reacciones políticas. La creación de un sistema de
precios variables corrigió eso. Pero ahora tenemos necesidades fiscales, y el
escenario es diferente, contrario a los de aquellas fechas.
Se inicia
ahora la discusión del Pacto Eléctrico, lo cuál es buena cosa.
Pero soy
de la opinión, que mientras no se permita la incursión de actores privados en
toda la gama de la industria eléctrica, mientras no se inyecte la competencia
libre, innovadora y orientada al servicio, seguiremos con los mismos problemas
que empezaron hace cuatro décadas.
Y
recordemos, que para tener posibilidades de desarrollo económico, necesitamos
energía de calidad, abundante y barata.
El no
enfrentar esta realidad ha significado sobrecostes vía el subsidio al fisco y
al sector privado de varios miles de millones de dólares. ¿Quién compite con
esa situación?
El
problema del transporte público en general y del de cargas lo hemos visto
escenificado en días recientes. Yo pienso que en cuanto a la industria se
refiere, los empresarios que constituyen el parque móvil han rendido un
servicio al país. Lo que pasa es que han seguido un modelo monopólico coercitivo,
impositivo, que en realidad con el tiempo les perjudicará a ellos mismos.
Mi
opinión es que existen la Constitución y las leyes en el país para evitar los
monopolios, existe Pro Competencia, lo que hay es hacer cumplir la ley. A la propia industria
de transporte le conviene que ellos sean más competidores en buena lid, que haya
nuevos actores en el negocio, que puedan entrar nuevas empresas, para que
crezcan las actividades y así puedan crecer más.
Los
cambios tecnológicos benefician a todos, sino, que vean como se han beneficiado
con el tránsito de la carga general marítima a la de furgones, por ejemplo.
Pero esa
transformación solo puede venir del Estado, pués solo el Estado tiene a su
disposición los mecanismos necesarios.
El otro
problema de la competitividad es el de la acumulación. Si no somos competitivos,
por ejemplo, en ocho factores de producción, y si cada factor le añade .75% al
costo, eso se traduce en un 6% de aumento en el costo, con lo cual ya estas
fuera de mercado, no eres competidor.
El costo
de oportunidad para el inversionista en general, y para el industrial en
particular, es el costo del beneficio alterno que el inversionista deja de
percibir en la mejor actividad alterna por dedicarse a la actividad que está
contemplando. Es el costo de la oportunidad perdida.
Cuanto
más alto sea ese costo de oportunidad, más altos tienen que ser los
rendimientos de un proyecto sometido a análisis, para que el mismo sea
atractivo. Cuanto más alto es el costo de oportunidad, más altos tienen que ser
los rendimientos del proyecto para que pueda producir la Tasa Interna de
Retorno que haga el proyecto viable.
El
resultado es, que cuanto más alto sea este costo de oportunidad más proyectos se dejan de ejecutar, más altos
son los precios del proyecto en
consideración y existe una mayor concentración hacia proyectos de menor costo de
ejecución, y en definitiva, menor
actividad económica, menor empleo y de menor carga impositiva.
¿Suena
Familiar?
Pués en
la situación actual, con la dicotomía que hay entre la Industria tradicional y
los sectores no gravados, ese costo de capital de la industria de
transformación no privilegiada, es magnificado por el factor impuesto y la
regulación, sencillamente porque la distancia entre uno y el otro está
magnificada.
Así, con
ese campo de juego que tenemos, no nivelado, no transparente, sobre regulado,
llegamos al presente de la industria de transformación, de la que formamos
parte este grupo.
¿Dónde
veo yo el futuro de este sector? Creo que el reto para la generación industrial
actual está en el crecimiento hacia fuera, hacia los mercados globales, en los
regionales, hacia nuestro vecino, la República de Haití y ese crecimiento
transformará no solo a nuestro sector
sino a la sociedad.
Pero estamos
en un punto crítico en materia Industrial. Como recalcó Ligia con las palabras de Hamlet en la obra
de Shakespeare:
“Ser o no
ser”.
O creamos
las condiciones óptimas para el crecimiento, o desaparece el grueso de la
actividad Industrial en nuestro país, fruto de la presión de la importación, y
la carga de las ineficiencias nacionales.
¿Seremos
un nuevo Taiwán, Irlanda o Chile, o no?
That is
the question.
Para que
la respuesta sea positiva, necesitamos un marco fiscal competitivo,
transparente, fluído, simple y desarrollista.
A veces
me siento un tanto frustrado, porque el catálogo de medidas correctivas que hay
que tomar viene de larga data. El discurso de los representantes empresariales
de hoy es casi el mismo que el de nosotros hace tres décadas.
Pero
cuando así me siento, tomo fuerzas mirando hacia atrás, y pienso qué podemos
hacer la transformación.
En los años 88-94 del siglo pasado, formamos
un equipo de servidores empresariales, que con interlocutores competentes del
sector público logramos muchas reformas importantes para el país. Esta tarea
fue continuada por los que nos siguieron.
Entre
ellas, la derogación de las leyes de controles de precios, la liberalización
del mercado de divisas, la reforma del código arancelario y de Impuesto sobre
la Renta, la eliminación de los controles de importación, la modificación del Código
Laboral, entre otras.
Fue una
labor de un equipo extraordinario de personas, del cual yo me siento honrado de
haber formado parte.
Pero créanme,
hubo que crear un cambio de mentalidad. Contratamos un estudio del impacto del
sector privado en la economía nacional, creamos Acción Empresarial con una
campaña de opinión pública educando al público que empresarios eramos todos,
desmontamos la imagen de que el empresario era especulador y responsable de los
aumentos de precios, redactamos un proyecto de ley de modificación de la ley de
Impuesto sobre la Renta para reducirla a una tasa única del 25%, orquestamos
una campaña en la que recogimos cientos de miles de firmas para llevarlas y
entregarlas en el Congreso Nacional. En fín, no les canso con el recuento.
Pero
ahora necesitamos otra ronda de reformas, porque queda por hacer lo que es
necesario para el salto que ambicionamos.
Reformas que
conviertan a la economía dominicana en una economía motorizada por las
exportaciones, por el crecimiento hacia afuera, económicamente integrado, con
actividades de alto valor agregado, que permitan el desarrollo del empleo
formal, bien remunerado, con protecciones a la vida, a la salud, a la familia,
y a la educación.
Mucha
gente no sabe lo difícil que es desarrollar una actividad industrial.
Competir
en el mercado global no es tarea fácil. Si los industriales tenemos el trabajo
dificíl en el mercado nacional, el global es mucho más.
Les digo
por experiencia: desarrollar un mercado de exportación requiere varios años de
labor, muchos recursos humanos, y una inversión de muchos millones de pesos, y
después mantenerlos es igual de difícil. Cualquier cosa puede dar al traste con
años de trabajo, y muchos recursos de inversión y después es increíblemente
difícil recuperarlos.
Yo pienso
que los industriales estamos prestos a participar en ese proceso, pero como
decía mi padre: “Bailaremos el son que toquen”. Haremos lo que siempre hemos
hecho, nos ajustaremos a los retos y condiciones que se nos presenten.
El son lo
tocan las autoridades nacionales, y es con ellos que tenemos que sintonizar las
melodías y el programa de música, en franco y leal diálogo.
¿Bailaremos
el Baile del Cisne? O ¿Bailaremos up where we belong?
Amigos,
Con toda
probabilidad esta será una de mis últimas oportunidades de dirigirme a los
nuevos actores de nuestro sector. Hoy quiero dejarles un mensaje a la nueva
generación de jóvenes Industriales.
No cabe
duda, de que hay actividades menos onerosas y más remunerativas que la manufactura.
Probablemente, también rodeadas de más glamour. Pero con estos años que tengo,
puedo asegurarles que hay cosas más importantes que ganar dinero, que ser una “estrella”.
Hay mucha
satisfacción, en concebir una empresa, analizar las necesidades de la gente,
diseñar la manera de satisfacer esas necesidades, organizar la campaña y llevar
la empresa a fruición.
Hay mucha
satisfacción en fracasar, levantarse, triunfar.
Hay mucha
satisfacción en proveer a personas que de otra manera no lo tendrían, una forma
de vivir dignamente, un trabajo productivo, de desarrollar su carrera, mantener
a su familia, su hogar, educar sus
hijos, tener vivienda propia, que se lo ganan con el trabajo honesto y
tesonero.
Hay mucha
satisfacción en encontrarte inesperadamente con ex empleados en la calle y que
te saluden con afecto y buenos recuerdos de tu comportamiento.
Hay mucha
satisfacción en ser un ente corporativo responsable, cumplidor de sus
obligaciones fiscales y comerciales.
Hay mucha
satisfacción en poder verse en el espejo por la mañana.
Hay mucha
satisfacción en hacer Patria.
Hay
muchos contratiempos, fracasos, y adversidades. Pero hay muchos éxitos, mucha
satisfacción.
Una de
las atribuciones de Jano, como les mencioné antes, era regular el paso del
pasado al futuro. Si veía condiciones negativas en el futuro no daba el paso.
Restringía
el acceso.
Todos los
actores económicos tenemos un Jano en nuestro ADN.
Si vemos
las condiciones no favorables en el futuro, nos detenemos, posponemos
proyectos, inversiones e iniciativas o nos dedicamos a otra cosa, pero si el
futuro es favorable, damos el paso y emprendemos.
Para que
el país prospere, yo espero que el Jano de los Industriales pueda ver las cosas
en el futuro favorablemente y se abran las puertas al progreso.
Muchas
gracias.
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