martes, 25 de noviembre de 2014

Top 10 de problemas ambientales en AL

Los 10 problemas socio-ambientales de Latinoamérica
  
Editado (síntesis) del artículo de Carlos Fermín, se trata de diez problemas que tienen su expresión propia en República Dominicana:

Estos son los 10 problemas socio-ambientales que aquejan el cuerpo y el alma de los senderos latinoamericanos.

En el décimo lugar encontramos la estruendosa Contaminación Acústica, que revienta los tímpanos. Muchos individuos se acostumbran a escuchar el fastidio del claxon y de las alarmas de los carros y camiones, el salvaje cilindraje de las furiosas motocicletas, la música con altísimo volumen que invade de megáfonos las calles, y la descontrolada bullanga de la colectividad en los espacios públicos. No obstante, la locura auditiva en la selva de cemento provoca un continuo malestar emocional en las personas, que predispone el mal genio, la ofensa al prójimo y la peligrosa violencia vial en los desesperados conductores. Si bien el ruido es el mejor amigo del tráfico citadino, de los semáforos y del embotellamiento vehicular en Sao Paulo, Caracas, Buenos
Aires, Bogotá, Quito, Lima, Santiago y Ciudad de México, al final de tanta demencia cronometrada al volante, el único perjudicado termina siendo el ciego, sordo y mudo Medio Ambiente.

En noveno lugar hallamos el Tráfico ilegal de Fauna exótica. Es lamentable apreciar como especies autóctonas que enriquecen la historia, la evolución y el patrimonio natural de nuestros países, se encuentran al borde de la extinción por la no misericordia del Homo Sapiens. Los cazadores tienen en jaque al Jaguar, a la Guacamaya Roja, al oso Frontino, al Cardenalito, al Ocelote, al Tucán, al Armadillo Gigante, a la Tortuga olivácea, a la Nutria Gigante, al Cauquén colorado, al Paují de Yelmo, y a miles de otros angelitos que se toparon con el demonio. De hecho, ya extinguimos a la Tortuga gigante de Floreana, al Oso Mexicano, al sapo de Monteverde, al pato poc de Guatemala, a la foca monje del Caribe, al Guacamayo Glauco y al hermoso Ara Tricolor.

En octavo lugar se ubica la elevada Polución del Aire que ocasiona una gigantesca nube negra a cielo abierto, intoxicando las vías respiratorias de la ciudadanía y asfixiando los pulmones vegetales del Ambiente, mediante la improvisada industrialización de zonas urbanas y rurales que se transforman en chimeneas llenas de reacciones químicas, producto de las actividades conllevadas por el sector económico latinoamericano.

En séptimo lugar tenemos los campamentos de Minería ilegal, que extraen los legendarios recursos del suelo bajo la brillante luz del sol.

En sexto lugar aparece la plaga de los Cultivos de alimentos Transgénicos.

En quinto lugar emerge la letal Fractura Hidráulica, que no se cansa de perforar el corazón de una gran piedra preciosa llamada planeta Tierra, la cual es taladrada con un mortífero coctel líquido para que el dinero salga de los pozos en forma de gas.

En cuarto lugar resalta el Abuso del Consumo Eléctrico, debido a que no practicamos la Eficiencia Energética por voluntad propia, generando una altísima demanda de energía eléctrica que satura de contaminación lumínica el firmamento latinoamericano. Quedamos ciegos en la penumbra de los apagones por la sobrecarga del mencionado servicio.

En tercer lugar, sobresale la inmensa Contaminación del Agua que inunda los cuerpos de agua dulce y salada de nuestros milenarios lagos, ríos y mares.

En segundo lugar, nos topamos con la agresiva Deforestación que anualmente le arrebata millones de hectáreas y lágrimas por la tala indiscriminada de árboles con la infalible voz de la motosierra, por la continua expansión de la frontera agrícola para comer carne con droga envuelta en palma aceitosa, y por la atroz urbanización del siglo XXI que transforma una reserva de biosfera en un metalizado centro comercial.
Nos falta una cultura de reciclaje real.

Y en primer lugar, se posiciona la falta de Cultura de Reciclaje en el discernir de los ciudadanos latinoamericanos. Es insólito que la gente todavía lance en las principales calles, parques y plazas de nuestras ciudades: las latas de Coca Cola, los empaques de las golosinas, los pañales desechables, los discos compactos rayados, las cajas de equipos electrónicos y el resto de los residuos orgánicos e inorgánicos consumidos. Si ni siquiera vierten la basura en el genérico contenedor multiusos que ya todos conocemos, es imposible que se atrevan a separar el plástico, el vidrio, el cartón, el metal y el papel, para luego depositar esos materiales en los contenedores de colores que especifican el sitio idóneo en donde arrojar la basura. Lo peor, es que los ministerios ambientales de América Latina NO fomentan en absoluto la práctica de las 3Rs (reducir, reutilizar y reciclar), porque los hombres y las mujeres que allí trabajan, tampoco saben cómo practicarla.


Tomado de: 

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