Redacción Gestión.org
Existen muchos
mitos en torno a los negocios familiares, y la cuestión es que hasta que no se
vive o no se conoce más de cerca es difícil saber qué es realidad y qué no.
Trabajar
juntos refuerza la relación, permite llevarse mejor. Puede ser que algunas familias se sientan mejor si trabajan juntos, pero
los problemas se multiplican porque a los problemas familiares les hay que
sumar los problemas laborales, y como no hay separación o cierto
distanciamiento pueden surgir más conflictos o peleas. Lo cierto es que ni
todas las empresas familiares refuerzan su relación ni todas tienen más
conflictos, hay de todo.
Es
una buena oportunidad para dar empleo a toda la familia. Es cierto que si se necesita personal, antes que contratar a uno de fuera
es mejor contratar a uno de dentro, pero por mucho que se quiera contratar a
toda la familia los ingresos no se van a estirar. Que trabajen más personas no quiere decir que haya más ingresos, y en
ciertos casos es mejor que parte de la familia trabaje fuera para conseguir más
ingresos, un negocio familiar no es garantía de ingresos seguros (y mucho menos
para todos).
Es
fácil separar los asuntos de familia y los de empresa. Lo cierto es que es sumamente complicado, mucho más cuando se tiene a una
persona en los otros ámbitos. En ocasiones se pueden tomar decisiones
empresariales pensando en la familia o viceversa. No es nada fácil separar
ámbitos.
Si
se tiene una empresa de familia, la única alternativa es trabajar en ella. Esto no es cierto, se puede ayudar siempre que se necesite o no se tenga
otra alternativa, incluso se puede trabajar en ella si es lo que se quiere,
pero aunque haya malos momentos económicos fuera debe haber varias
oportunidades laborales que pasan por no trabajar para la familia.
Este
tipo de empresas ofrece un ambiente amigable y cálido. Esto es algo que depende mucho de cada empresa, ya que sí podemos ver
muchos de estos negocios en los que nos tratan con una sonrisa y un buen clima,
pero también depende de las personas que componen la familia. Si una persona
está constantemente de mal humor, no va a cambiar en la empresa (y mucho más en
una empresa familiar) y te atenderá con el mal humor que le caracteriza. Si una
persona es educada lo hará con educación, si es mal educada puedes esperar de
todo.
Las
empresas familiares van bien siempre porque tienen experiencia. Si es cierto que la experiencia es un grado también hay que saber
planificar, tener estrategias, saber lo que es mejor para la empresa e incluso
innovar. Muchas empresas fracasan por priorizar el ámbito familiar al
profesional, por dejar llevarse más por el corazón o los impulsos que por la
razón.
Dejar
la empresa a los hijos es el mejor regalo que se le puede hacer. Muchos hijos están deseando poder heredar y gestionar la empresa de la
familia, pero para muchos otros supone una obligación porque tienen otras
aspiraciones o sueños en la vida. Antes que pensar en jubilarse para ofrecer la
empresa a los hijos hay que pensar si realmente la quieren, y si no es así con
mucha pena hay que pensar en darle otra salida a la empresa. Puede doler mucho
en casos como empresas que llevan siendo gestionadas por varias generaciones,
pero a veces renunciar es el mejor regalo para algunos hijos (que no para
todos).
No
es necesario poner nada por escrito ya que hay confianza, y además si se pide
todo por escrito es porque “no me quieres” o “no confías” en mí. En los negocios, haya confianza o no, hay que dejarlo todo por escrito. Es
lo más seguro e idóneo, y con ello se puede demostrar todo. No dejar por
escrito no sólo es un gran error, sino que además puede llevar a varios
conflictos, especialmente cuando uno piensa que se ha dicho una cosa y otro
afirma que es lo contrario.
Este
tipo de empresas son pequeñas. Este es uno de
los principales mitos que circulan, pero la realidad es bien distinta. Si a
primera vista encontramos empresas pequeñas que son gestionadas por la familia,
si miramos más hacia delante o nos paramos a pensar veremos que hay muchas
medianas y grandes empresas que han surgido desde el ámbito familiar. Piensa…
Las
empresas familiares no tienden a profesionalizarse ni hacen nada más que su
trabajo. Muchas personas piensan que por ser familiares no hacen
ni un plan de empresa, ni distinguen su misión, visión y valores, ni piensan en
objetivos ni se forman ni buscan asesores externos, pero lo cierto es que
muchas familias sí se preocupan de todos los aspectos para su negocio, e
incluso lo hacen mucho más que otras empresas. Tomado de: http://www.gestion.org/economica/creacion-de-empresas/10-mitos-de-las-empresas-familiares/
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