Por un
pacto social por el empleo
Palabras de Ligia Bonetti, presidente de la Asociación
de Industrias de la República Dominicana en desayuno temático con la Ministra
de Trabajo, Lic. Maritza Hernández / 19 de Abril, 2013
Tenemos la esperanza de que esta situación de bajos niveles de ventas no
perdure en el tiempo. Una de sus consecuencias, de extenderse, podría ser el incremento del nivel de desempleo en el país. Sin embargo la
preocupación por la pérdida de empleos formales en el sector industrial no es
reciente y coyuntural. Ha sido una de nuestras constantes alertas externadas
por nuestro sector durante la última década.
Desde hace varios años hemos externado la necesidad
de un cambio en nuestro modelo económico y una de nuestras principales
preocupaciones ha sido el tema del empleo en el sector manufacturero. En el año
2000 el empleo formal en la industria ascendía a 505 mil personas, mientras que
en el 2011 esta cifra se redujo 400 mil. Esta es, quizás, una de las
explicaciones posibles sobre el hecho de una economía que crece en su PIB, pero
que no significa mayor bienestar social. Sin empleos de cada vez mayor valor
agregado, empleos decentes, no es posible articular desarrollo económico y
desarrollo social.
Sin embargo, sin condiciones para que los sectores productivos de bienes
transables lleven la bandera en el desarrollo de nuestra nación, a partir de
empresas competitivas y exportadoras, tampoco se podrán garantizar los empleos
decentes que requerimos.
Actualmente exhibimos un 15.1% de desempleo, un 65%
de gastos laborales y un 34.0% de jóvenes que ni estudian ni trabajan. A lo
anterior, añadimos que el 75.4% de los empleos creados en el presente siglo (hasta
octubre del año 2012) corresponden al sector informal de la economía (es decir,
tres de cada cuatro nuevos empleos fueron creados en el sector informal).
Al 2012 el sector manufacturero, además, había perdido uno de cada cinco
empleos que tenía a inicios de la década. Un nuevo empleo en
el sector de la manufactura genera varios más en los sectores de servicios,
pero un empleo que se pierde en nuestro sector, tiene un efecto multiplicador
negativo, incrementando el empleo informal.
Estos números describen un panorama laboral indeseable para un país que aspira a reducir sus
índices de pobreza.
La Estrategia Nacional de Desarrollo plantea tres
grandes pactos: el pacto fiscal –el cual debe ser abordado con premura-, el
pacto eléctrico y el pacto por la educación.
Desde el sector industrial, sabiendo que no podemos
perder más tiempo para convertir la industria dominicana en la gran fuente de
empleos formales que requiere nuestro país, estamos también planteando la necesidad de un cuarto pacto, UN PACTO
SOCIAL POR EL EMPLEO.
Un primer elemento clave de este pacto vendrá dado
en el mismo pacto por la educación. La baja
calidad de nuestro sistema educativo lleva a que la productividad laboral en
República Dominicana sea menor a muchos países de la región. Sin incremento de la productividad no
tendremos posibilidades de colocarnos entre los países que se encuentran a la
punta de la competitividad en la región. Es un punto por donde podemos
romper el relativo estancamiento en que nos encontramos. Es imprescindible
que el sistema educativo tenga, como uno de sus ejes clave, la formación para
el trabajo, para el mercado laboral en un mundo globalizado y que requiere
nuevas habilidades.
Un segundo elemento tiene que ver con la necesaria adecuación del Código Laboral
Dominicano. No se trata de que los trabajadores pierdan derechos. Ese
prejuicio debe dejarse de lado de parte del sector laboral, pero también debe
dejarse de lado cualquier asomo de pensar que restando derechos avanzaremos. Se
trata, más bien, de entender que el
marco laboral tiene que ser equitativo, tiene que facilitar la relación
obrero-patronal, tiene que evitar y hasta sancionar a los mercaderes que se
lucran con las quiebras de empresas o con las necesidades de los trabajadores.
Trabajadores y empresarios podemos sentarnos en la mesa del diálogo y pensar en
el bienestar de los trabajadores y en el bienestar de las empresas como los dos
brazos necesarios de una balanza que requiere de equilibrio para poderse
sostener.
Un tercer elemento es el relativo a los costos laborales. El más alto costo laboral de la
región, andando por el 65% del salario recibido por los trabajadores. Seguro de
salud, pensiones, prestaciones laborales, vacaciones, seguros de accidentes
laborales, entre otros aspectos, hacen que el “salario real” que pagan nuestras
empresas sea relativamente alto. Y peor aún, es que en muchas ocasiones esto no
se traduce en mejoría para los trabajadores o para las empresas. Los costos laborales tienen que ser
redefinidos para que constituyan una herramienta clave para el empleo decente
al que aspiramos.
El PACTO SOCIAL POR EL EMPLEO que estamos proponiendo no sería sólo un tema de
salarios mínimos –lo cual es importante- o de libertad sindical, lo cual
también es importante. Es la visión de
que el empleo decente que pueden suplir nuestras industrias y otros sectores es
la clave para que podamos hacer realidad la visión de nación que hemos definido
en nuestra Estrategia Nacional de Desarrollo, cito:
“República
Dominicana es un país próspero, donde las personas viven dignamente, apegadas a
valores éticos y en el marco de una democracia participativa que garantiza el
Estado social y democrático de derecho y
promueve la equidad y la justicia social y una sociedad más igualitaria, que
gestiona y potencia sus recursos para
desarrollarse de forma innovadora, sostenible y territorialmente integrada y se
inserta competitivamente en la economía global”.
Para esto, generar
empleos y empleos de calidad, empleos formales, es clave.
Agradecemos a la Ministra de Trabajo por estar aquí
y por haber asumido una actitud positiva y proactiva frente al necesario dialogo
social entre los trabajadores y empleadores. Es un orgullo para nuestro país
que nos encontremos en uno de los mejores lugares en el ranking de clima de paz
laboral del Foro Económico Mundial y eso lo debemos en gran parte a la actitud de diálogo que hemos asumido los
sectores empresarial, sindical y gobierno. Por ello, estamos seguros de que
si logramos romper las barreras de los
prejuicios y temores, con voluntad y un diálogo sincero lograremos ponernos de
acuerdo para eliminar todos los obstáculos que nos impiden generar mayores
fuentes de trabajo formales en el país.
Muchas gracias.
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