Análisis económico: el
problema del salario
Louis Malkun / Acento.com.do¿Cual es problema que tienen los salarios en República Dominicana? El per cápita para el 2011 nominal (sin usar Paridad del Poder de Compras) sigue entre los más bajos comparando 27 países de América Latina y el Caribe. De esos países, 18 tienen ingresos por cápita por encima de nosotros y 10 por debajo. Entre estos últimos están Bolivia, Nicaragua, Haití, Honduras, Ecuador, El salvador, Paraguay y Guatemala.
Hablamos
de un ingreso per cápita de unos US$5,400 al año o su equivalente en pesos de
RD$212,000, que a su vez representan unos RD$17,000 mensuales.
No
es que estemos tan mal salarialmente ya que superamos a muchos países de la
región, pero comparando el nivel de competitividad, medido por el Foro
Económico Mundial, estamos en una posición peor que la de esos países con menor
salario per cápita que nosotros, excepto en los casos de Haití y Paraguay. Y
eso es muy grave.
El
salario mínimo dominicano (que oscila entre RD$6,035 a 9,905 de acuerdo al
tamaño de las empresas) responde al mismo patrón donde hay países con menos per
cápita que Republica Dominicana pero con mayor salario mínimo. Para una canasta
básica que cuesta RD$26,195, ni el salario mínimo más alto alcanza a cubrir el
50% de ese valor.
Y
el problema radica en la distribución de la riqueza. O sea, como se distribuye
el PIB entre toda la población. Si analizamos el nivel de salario mínimo en el
sector público y lo comparamos con los que más ganan, la diferencia es abismal
y supera la de cualquier país de la región. Y esto así, porque los salarios de
niveles altos y medios se ajustan en mayor proporción y con más rapidez que los
bajos salarios, donde se ubica la mayoría.
También
sucede en el sector privado, aunque los extremos no son tan alucinantes como en
el sector publico. Obviamente, en el sector privado se encumbren los altos
salarios con otras formas de pagos e incentivos para evitar mayores cargas
impositivas.
Otro
problema radica en el elevado nivel de impuestos a la renta que existe en
Republica Dominicana (29%) y en el uso que se le da al dinero público. Nadie
quiere pagar impuestos para que se lo roben o se gaste en estupideces. Si no
hubiera tanta corrupción y el impuesto a la renta se redujera al 15%, la
evasión se reduciría en más de un 60%, lo que al final de traduce en mayores
ingresos fiscales y mejores salarios. Eso no se equivoca.
Volviendo
al tema, el ajuste que se necesita para que el salario alcance el poder
adquisitivo de hace 11 Años (2001), es de un 22% (promedio entre los quintiles
bajos y medios). De hacerse ese aumento aun seguiríamos entre los 13 países con
más bajo salarios de América Latina y el Caribe. Aquí se está pensando en un
aumento entre 5% y 10% y es posible que sea al salario mínimo.
El
gobierno no confronta problemas cuando se habla de ajuste salarial. Aquí vale
más la cantidad que la calidad. Además, el presupuesto no alcanzaría para
ajustar los salarios, por ejemplo, en un 20%.
Aquí el problema es el elefantismo estatal, donde hay ministerios que
tienen hasta 3 veces más empleados que los mismos ministerios en países como
Chile, Colombia, Costa Rica o Argentina.
En
el caso del sector privado, las dificultades son mayores, porque los costos con
que trabajan las empresas son demasiado elevados respecto al resto de la
región, especialmente de Centroamérica y el Caribe. La energía es casi el doble
de cara, los servicios públicos son precarios, los impuestos son muy altos, la
burocracia es demasiado costosa por la corrupción y poca transparencia y hay un
código laboral obsoleto que mantiene la doble tributación en la seguridad
social (cesantía y pensión).
Pero
también la industria nacional, es por lo regular, ineficiente y opera con muy
baja productividad, lo que presiona hacia abajo el salario real y eleva el
precio de los bienes. La calidad del producto no se controla y su presentación
deja mucho que desear. La bancarización es igualmente baja y el cheleo domina
el mundo comercial donde la mitad de los negocios son informales y pagan por
debajo del salario mínimo.
Es
por esa razón, que un aumento salarial de alrededor de 22% (los sindicatos
demandan un 30%) es lo más justo para retomar el poder adquisitivo del 2001,
pero las empresas en sus actuales condiciones, no lo soportarían. Tal nivel de
ajuste podría significar despidos masivos de empleados cuando ya existe una
desocupación abierta de un 16%. Por eso, la negociación salarial debe volcarse
hacia un aumento racional, que ronde el 10% en el 2013 y otro 10% en el 2014.
El
problema salarial (incluyendo el del sector informal), hay que abordarlo en una
óptica más amplia que incluya reducción del impuesto a la renta, revisión del
código laboral, incentivos fiscales dirigidos específicamente a la renovación
tecnológica de las empresas (mayor productividad), reducción de la tarifa
eléctrica, expansión de la bancarización y transparencia gubernamental. Todo
eso ayudaría también a que muchos negocios se formalicen y los salarios aumenten,
sin necesidad de que el gobierno haga ningún sacrificio fiscal, porque al final
de cuentas, sus ingresos terminaran siendo mayores y la corrupción un poco
menor.
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