LOS RETOS DE LA SOSTENIBILIDAD
(Conferencia de José Manuel
Paliza, durante el Almuerzo Anual con motivo del 51 aniversario de la Asociación
de Industrias de la República Dominicana (AIRD), 31 de Octubre, 2013.
Hace 20 años
estuve en este mismo escenario y podio hablándole
a los industriales acerca de los Retos de la Incertidumbre y de como ésta y sus causas, afectaban las decisiones económicas. La ineficiencia y corrupción del Poder Judicial
de entonces eran las principales causas
de la pérdida del Estado de Derecho en detrimento
de nueva inversión nativa o extranjera.
La “incertidumbre” era un tema poco discutido, ya es
más comprendido.
El término “sostenibilidad” es poco conocido y
discutido hoy salvo en círculos profesionales de la administración y la economía
como lo era la incertidumbre.
Esto no es ni pretende ser una charla magistral. Esto sólo pretende ser una reflexión. No
pretendo que ataña a ningún período político, gobierno específico, partido, ni
comparar gestiones de Estado ni evaluar que fue lo que provocó los cambios
sociales o económicos.
Esto es eso, solamente una reflexión que pretende
ayudarnos a pensar de dónde venimos, hacia dónde vamos y qué hacer si queremos o decidimos cambiar el
rumbo como nación en mayor o menor
medida.
Hace 20 años, que no es nada, empezaron a
desaparecer aquellas industrias que se
crearon contando con protecciones arancelarias en aquel modelo de sustitución
de importaciones. Hoy, salvo algunas
con mayor capacidad de adaptación creativa, quedan muy pocas. Entretanto, hemos creado otros modelos, el de zona
franca, el de desarrollo fronterizo, y otros, que han crecido y compiten entre si
por un pedazo del mercado nacional.
He aquí una contradicción:
El competidor
común no es mi vecino de zona franca, ni el que se fue mas lejos o el que
sobrevivió en su nicho. El mayor
competidor es el empresario que sin inversiones en activos fijos importa furgones de productos amparados
por acuerdos de libre comercio,
subsidiados en origen, los vende baratos sin factura y sin impresoras fiscales
y le hace la vida imposible al industrial nacional. El enemigo es el importador informal. Que no
crea ningún empleo ni paga impuestos.
Mientras tanto, el productor formal emplea además de su personal de planta, no menos de dos
personas adicionales tan sólo para poder presentar a tiempo y pagar las diez o más declaraciones impositivas que
tiene que presentar cada mes, y cumplir así
con los requisitos formales del sistema tributario. Veamos, la formalidad y el modo como está
concebido el sistema tributario te obliga a presentar documentos elaborados a
la autoridad tributaria, que espera te atrases o equivoques para penalizar, no
importa cuanto saldo a favor mantengas con ellos.
Les dejo este pequeño recuadro que les recuerda que todos los
días hay que pagar y si hoy no hay que hacerlo, tenemos que trabajar para
poderlo presentar mañana. Pagos de impuestos éstos que muchas veces el
contribuyente no ha cobrado y si pagado al Estado, que siempre remolonea para
devolver o reconocer saldos favorables al contribuyente.
El sector formal contribuye con no menos del 18% del
monto de la venta neta, lo que equivale
a decir que el informal tiene un margen para competir deslealmente de un 18% adicional.
Tipo De Impuesto
|
Fecha Pago y/o
Presentación
|
ISR
-2 (Declaración Anual)
|
120
días Post Cierre Fiscal
|
ITBIS
|
Día
20 de Cada Mes
|
Fondo
de Pensiones
|
Tercer
día hábil del mes
|
Seguro
Familiar de Salud
|
Tercer
día hábil del mes
|
Riesgo
Laboral
|
Tercer
día hábil del mes
|
Retribuciones
Complementarias
|
Día
10 de cada mes
|
Anticipos
|
Día
15 de cada mes
|
Aranceles,
Selectivos, Itbis, Portuaria
|
Según
Fecha Llegada Mercancía
|
¿Es esto sostenible en el tiempo?
Propongo que simplifiquemos el sistema tributario
para que sea más fácil para todos contribuir y pagar, con un sistema más
simple, pero que llegue a más, para que todos paguemos.
El sector industrial tiene que unirse en torno a una
nueva legislación, que los abarque a
todos y los equipare y les permita trabajar y cooperar el uno con el otro con
el propósito de que puedan producir aprovechando las sinergias y experiencias
de todos, hacia el logro de una mayor eficiencia y competitividad colectiva, para enfrentar el libre comercio. Y que conste, que no es que tenga nada en
contra de libre comercio, todo lo contrario.
Es que las reglas tienen que ser iguales para todos.
Tenemos que invertir aquí, crear empleos aquí en nuestro país. Y todo lo
que se importe tiene que cumplir con nuestras normas arancelarias e impositivas,
no importa de dónde venga, ni por cual puerto o aeropuerto llegue.
Nos hacen falta otros elementos básicos para ser
competitivos. El primero es que ninguna
nación puede desarrollarse más allá de la capacidad de sus recursos humanos. Ya el ciudadano Presidente ha expresado su
compromiso con el 4% del presupuesto mínimo
para la educación pre-universitaria en reiteradas ocasiones.
No lograremos la mejoría mañana. Nuestros centros de educación superior no
pueden hacer mejores profesionales con el estudiantado poco capacitado que
reciben. Toma tiempo, mucho esfuerzo, mayor capacitación magisterial, pero estamos
avanzando y hoy contamos con el 4% no como promesa, sino como realidad.
Nuestra Constitución legisla libre competencia,
monopolios tan sólo en favor del Estado
y libre tránsito y contratación. Ninguna
de estas condiciones se dan en el transporte.
En cambio, tenemos transporte de personas y mercancías caro, monopólico,
extorsionador, violento, armado, impune e irrespetuoso de la autoridad en todos
sus estamentos y en muchos casos amparados por inmunidad parlamentaria
aunque hayan sido sorprendidos y filmados en flagrante delito.
Los trabajadores pagan un transporte caro, los
productores y los industriales un transporte caro y que pretende ser
monopólico, que los extorsiona con amenazas y violencia. Doy fe.
Este esquema aumenta los costos de producción, y
penaliza la producción de bienes y servicios para la exportación. Se convierte en una carga que no podemos
exportar.
¿Es esto
sostenible?
Cada cual por
mandato constitucional tiene que poder transportarse o transportar o contratar
el transporte de su propia carga a quien elija al amparo del Estado de Derecho
por las carreteras y caminos que se han construido con endeudamiento que
tendremos que pagar o con los impuestos
que ya hemos pagado.
Tenemos que llegar al respeto de todos por todos, a
la igualdad, a la libre competencia en una labor conjunta mancomunada con el
Estado. No podemos, ni dejarnos
amedrentar, ni ser pasivos; sí tenemos que ser proactivos y unidos en el ejercicio
de nuestros derechos constitucionales y así sí seremos mucho mas
competitivos y mas capaces de crear empleo.
Energía. Otra contradicción poco competitiva.
Nuestra población a pesar del bajo nivel de educación
que tenemos es probable que sea una de
las que mas saben de electricidad en el
mundo, práctica y teóricamente. Hemos
vivido por dos generaciones sin luz, y
la poca que hay poco confiable y costosa.
Los ciudadanos comunes de otros países tan solo saben que firmaron un
contrato y ni siquiera saben, muchos de
ellos, donde esta el contador.
Por eso, porque todos sabemos lo que hay, voy a ser muy breve.
Tenemos que generar mucho más, más barato, mejorar
las redes y cobrar, óigase bien, cobrar; no prometer pagar, aunque sea impopular. Y esto sólo se logra con mucha inversión urgente,
que tiene que ser rentable, y con mucho
apoyo financiero internacional. Poner en
marcha una planta eficiente y de bajo
costo lleva al menos cuatro años, requiere de reglas claras y estables en el
tiempo.
No me importa quien haga la inversión, quien
financie, si es privada, estatal, o mixta.
No importa, la inversión hay que
hacerla y cuanto antes mejor.
¿Por qué no se ha hecho?
Entre muchas otras razones porque las entidades
internacionales de financiamiento están conscientes de las dificultades en el
cobro de la energía en nuestro país, y no creen que el sistema eléctrico sea
capaz de generar por si solo el flujo de caja para repagar los préstamos a
tiempo y con seguridad, si no es con la garantía solidaria del Estado que solo
se ha concedido una vez, al menos que yo sepa, con un contrato leonino de mala recordación.
¿Es esto sostenible?
Lo que tampoco es sostenible es que nos hayamos
acostumbrado a aceptarlo. Tenemos que
sacudirnos y apoyar la solución. Que bueno
que la CDEEE acaba de hacer licitaciones de plantas de carbón. Estamos haciendo lo que nunca se ha hecho. Quizá
haya que hacerlo en mayor grado.
Hagamos lo que hay que hacer, sin torpedear, sin
intereses creados, transparentemente, apoyemos la inversión hasta que los dominicanos
no sepamos lo que es un inversor, una planta de emergencia o donde tenemos el contador.
Y sobre todo, paguemos la luz.
Otra inquietud no inminente pero si es una preocupación
para mi.
Hace 20 años
el porcentaje de la deuda pública interna o externa andaba alrededor del 4 %
del producto interno bruto. Este año ese
porcentaje pasa ya del 40% y de acuerdo con
algunas versiones del presupuesto del 2014 pasara del 55%. No es
tanto el porcentaje lo que me preocupa.
Es la velocidad a que nos hemos estado endeudando y qué tan pronto
vamos a llegar al tope de nuestra capacidad de endeudamiento. No es motivo de alarma inmediata, pero
podemos ver las consecuencias.
Cinco países de la Comunidad Europea: Grecia,
Italia, Portugal, Irlanda, seguidos de cerca por otros casos pasan ya de un
endeudamiento superior al 100% del PIB. Es decir, ya no tienen de donde coger más
préstamos para financiar déficits y los que consiguen a duras penas, les
resultan mucho más caros, agravando el problema y el costo del servicio de la
deuda completa. Veamos a España, tan
solo porque quizás sea el caso que mejor conocemos.
La dirigencia política española optó por distribuir
bienestar entre la población a base de endeudarse con propósitos múltiples; que el español viviera mejor y más cómodo,
mantener la popularidad personal y partidaria en el poder el mayor tiempo
posible a sabiendas de que no es para siempre, y que las deudas contraídas
brindando bienestar las pagarían los otros gobiernos que vinieran detrás.
Estos gobiernos aprendieron la lección e hicieron lo
mismo. Todos se olvidaron muchas veces
de que esas deudas se pagan con impuestos extraídos de los bolsillos
ciudadanos. Este no es tan solo un modelo español. Quizás los españoles con
menor tiempo en democracia lo copiaron de los italianos o los griegos, pero el
resultado es el mismo. En España ya
la seguridad social no es totalmente gratuita, la propiedad inmobiliaria vale
la mitad, los bancos no pueden cobrar las hipotecas a clientes insolventes, se amenaza
con desalojos, se han recortado los
montos que se pagan por pensiones a los retirados, se están aumentando los impuestos más allá de lo posible, el país
esta en clara recesión. Hay más de
seis millones de españoles desempleados, los recursos del Estado no alcanzan
para pagarlo todo, incluyendo el seguro al desempleo. Se acaba el horario de
trabajo de 35 horas a la semana, o el mes de vacaciones al año. La letanía
podría continuar.
Pero el mensaje que nos manda Europa es simple.
La deuda social puede resultar imposible de mitigar y si insistimos más allá de
nuestra capacidad se puede revertir en contra y provocar mucha mayor
desigualdad. Precaución, seamos
cautos, pensemos que Alemania ha sido conservadora, está menos endeudada,
contribuye financieramente a resolver los problemas de los demás y encima
requiere de medio millón de inmigrantes capacitados por año para hacer crecer
su producción.
España se
endeudó en pos de una quimera, la de suplir la deuda social. Esa deuda social es inconmensurable y cuando solucionan alguna
parte de ella, surgen otras inmediatamente. Cuando le damos un televisor a un
ciudadano que no tenía, inmediatamente surge otra demanda social. Quiere otro
mas grande y de alta definición.
Lo que fue bienestar fue sólo temporal y hoy se ha
convertido en falta de credibilidad en la España política, en denuncia de
corrupción entre compañeros de cualquiera de los partidos. A modo ilustrativo, ahí
tenemos a nuestros emigrantes queriendo volver después de muchos años de éxito.
Muchos hasta le piden a su gente de aquí que les manden el pasaje de vuelta.
Repito, no estamos a riesgo, el país tiene capacidad
de endeudamiento pero si desde 1993 al
2014 llegamos al 55%, y si 20 años no es nada, donde estaremos en el 2034?
¿Será eso
sostenible?
Como les he venido diciendo, esto es tan sólo una
reflexión mirando al pasado por aquello de que el que no sabe de dónde viene, no sabe para dónde
va.
Inmediatamente viene la pregunta. ¿Como vamos a financiar el déficit? Y la respuesta de nuestros economistas es con
otras reformas fiscales. Sin embargo
el ITBIS está ya al 18%, uno de los mas altos de Latinoamérica, la renta anda
por el 29% y hay que anticiparlo ganes o no y si no ganas te cobro un 1% de los
activos. Las cargas sociales aumentan
los costos laborales en más de un 60%, según estudios del sector empresarial,
lo que nos hace menos competitivos como nación.
Ya el selectivo al consumo está a niveles insostenibles, así como los combustibles y muchos
otros más. Queda ya entonces, poco margen de maniobra.
Hemos decidido y soñamos con ser un país de
emprendedores pero somos una nación que
penaliza la iniciativa individual. Para
empezar el pequeño e incipiente
emprendedor no debiera tener que pagarle nada al Estado hasta que genere
algún beneficio y se incorpore a la economía.
Como están las reglas es para que el emprendedor tenga que pagar
impuestos para formalizarse y aranceles y otros impuestos para las pequeñas
herramientas que necesita para producir
lo que sea en su taller, y todo esto antes de producir un peso, ni haberse
instalado. Estudiemos esto,
analicemos que hacer para cambiarlo porque con las reglas vigentes al emprendedor
solo le queda la ruta de la informalidad.
En los últimos 20 años percibo otros cambios.
Hoy tenemos dos naciones, la formal y la informal, y
cada una aporta aproximadamente la misma cantidad de empleo. Una paga la
inmensa mayoría de lo que el gobierno recauda, la otra pretende y exige que se
le mejoren las condiciones con los recursos que la primera aporta al Estado. Y no paga impuestos. Si ellos representan
la mitad de nuestra economía, ellos debieran aportar la otra mitad de los
impuestos. Y que conste que no me refiero a los que menos tienen, a lo más
vulnerables, me refiero a los que pueden pero evaden.
He aquí la mayor fuente de recursos para el Estado.
Bien nos decía Roberto Bonetti en este almuerzo el año pasado que “el mayor
costo del sector industrial es la informalidad”.
¿Es
la informalidad sostenible?
¿Cómo hacer para que los intereses comunes, los del Estado
y los de la mitad formal de la economía generemos algún modelo que nos lleve a
que la formalidad sea de interés general? ¿Cómo sacar a media nación de la
ilegalidad anárquica? Es la vía de otra
reforma fiscal la correcta para incrementar los ingresos fiscales o la de
cobrarle a todo el mundo y apoyar la producción de bienes y servicios en el país?
Creo que si logramos un crecimiento sostenido de
nuestra producción, de nuestras
exportaciones, lograremos aumentar sustancialmente los ingresos del Estado para
que se pueda seguir reduciendo la deuda social.
A fin de cuentas por cada peso que aumentamos del
PIB, el Estado, sin hacer mas nada, percibe no menos del 18% sin tener que
caerle atrás a nadie. Tan sólo tenemos
que lograr que todos paguemos por igual.
Es un tema de equidad fiscal.
Hace unos pocos años vinieron unos inversionistas,
creyeron en el país y operan con éxito el Ingenio Barahona, aumentaron el área sembrada y nunca había producido
lo que está produciendo hoy. Nos
recordaron que se puede invertir en producir caña al mismo tiempo que
mejoran las condiciones de trabajo.
A modo de orgullo y de ejemplo reciente.
Jean Santoni, octogenario y sus hijos, colonos del
Central Romana por décadas, y Jose Hazim hijo, se asociaron con el grupo
español Barceló y sus socios locales , construyeron un ingenio pequeño en Consuelito, entre San
Pedro y Hato Mayor sembraron caña y hoy la muelen para extraerle el jugo y
convertirlo en alcohol etílico, se lo entregan a Beica que lo convierte en
ron que envejece y exporta a cuatro continentes con denominación de origen
“dominicano.” Enrique Yaber,
inversionista venezolano en el grupo, desde una empresa de zona franca envejece
en barricas el alcohol y ron y también lo exporta, sin marca.
Brugal, tradicional productor y exportador de ron,
acaba de anunciar una inversión adicional de RD$1,000MM de pesos para
incrementar su producción.
¿Quien dijo
que los clústeres no funcionan? He aquí un gran ejemplo. A través de
la materia prima renovable más antigua que tiene el país, la caña, se crea
empleo formal sostenible y mucho, se
exporta, aporta divisas a la economía y se
vende la marca país, “Hecho en República Dominicana. ¡Buenísimo!”.
¿Es esto sostenible? ¿Qué tenemos que hacer para replicarlo? ¿No será este
mejor camino que el del endeudamiento progresivo y acelerado que hemos tenido
hasta las elecciones del 2012? ¿O sería más
prudente hacer una mezcla de ambos modelos para poder dar mejor y mayor respuesta a la pobreza con los
mayores ingresos fiscales que implica el crecimiento económico y la creación de
empleo formal?
Lo dejo a la reflexión de todos. Lo que si queda claro, es que si nos lo
proponemos, podemos hacerlo.
Los fondos de pensiones son y han sido los mayores
inversionistas en los mercados de valores desde su incepción y han financiado
con su ahorro, el desarrollo productivo de los países, el que crea y agrega
valor, contribuyendo a crear valor a los propios países.
Graham Bell, Tesla, Steve Jobs necesitaron siempre
de recursos para hacer crecer los inventos que transformaron al mundo. Los
fondos de pensiones han sido los que, para garantizarle los recursos y su
crecimiento a los aportantes
individuales, se los han invertido en empresas sólidas. Los fondos de pensiones han sido siempre motivo
y apoyo para el desarrollo.
Hoy la mayor cantidad de recursos y ahorros de los
ciudadanos en toda nuestra historia, está acumulada y guardada en el Banco
Central y en bonos de Hacienda, por una extraña rigidez paralizante que cierra
buena parte del camino hacia un mayor crecimiento económico en aras de la estabilidad de una tasa de
cambio y mayor disponibilidad de financiamiento para el gobierno.
¿Es esto
sostenible?
Los fondos de pensiones son ahorros que les hemos
sustraído a la economía, por ello debemos ser muy cuidadosos a la hora de
invertirlos ¿No debieran estos recursos, al amparo de reglas claras y
penalizantes que protejan al ahorrante, ser utilizados como hizo Chile para lograr su mayor desarrollo? Tan sólo
tenemos que replicar su experiencia y
aprender de sus errores. De antemano sabemos que el resultado fue bueno. ¿Es esto
sostenible? ¿No podríamos mejorar las políticas de inversión?
Creo en activar la economía, sobre todo si tenemos
los recursos, creo en una menor tasa de interés para empresas productoras que
generen desarrollo y empleo como también creo en una tasa de cambio real que no
penalice ni la producción ni la exportación.
¿Sería esto sostenible?
La corrupción. Seré muy breve.
Hace 20 años Transparencia Internacional era un bebé
recién nacido. En el país rara vez se
hablaba de corrupción ni ésta figuraba como tema de interés social o político. Éramos
unos pocos los que entendíamos el significado completo del concepto.
Hoy todos sabemos lo que hay.
La denuncia se está convirtiendo en costumbre y alguna gente le rechaza el saludo al corrupto
conocido o lo señala con el índice. Avanzamos,
mucho. Se está creando conciencia
progresiva y colectiva.
Miren un ejemplo reciente. El Poder Ejecutivo acaba de asumir la figura del
veedor público en interés de traer mayor transparencia a las adquisiciones
de bienes y servicios por parte del Estado.
Sin embargo, el Poder Judicial y el Ministerio Público muestran poco
interés en el tema y el país político una ambivalencia interesada. He aquí otro de los muchos ejemplos en contrario. Hace ya varias
legislaturas que el Senado aprobó el proyecto de ley que pena el
enriquecimiento ilícito. Lo han aprobado
cinco veces. Sin embargo, la Cámara de Diputados
ha mostrado poco interés en aprobarla.
Es sostenible que nuestros propios legisladores se
hayan olvidado de convertir en ley este proyecto?
Si sabemos
que la seguridad jurídica es la base fundamental de la inversión,
tenemos también que tomar conciencia de que la corrupción es la máxima expresión
de la inseguridad jurídica.
Hace no ya 20 sino 24 años que cayó el muro de Berlín,
desapareció la guerra fría, desaparecieron las confrontaciones de clases. Los
primeros en reconocerlo fueron los berlineses y los alemanes que unificaron de
nuevo Alemania.
Esta realidad fue la base para que nuestros sindicatos
y empresarios selláramos un nuevo pacto colectivo nacional que juntos
llevamos al Congreso para que lo convirtiesen en ley: el Código de Trabajo.
Han transcurrido más de 20 años sin conflictos, sin
huelgas, con tranquilidad laboral. Esto
habla muy bien del Código y de la validez del consenso, pero el tiempo nos
obliga siempre a renovar, remodelar.
Cuando se proclamó la ley de seguridad social, el
trabajador obtuvo la pensión y mantuvo el auxilio de cesantía. Ambos conceptos por principio son
incompatibles. O el uno o el otro.
Hay que adecuar el Código como se han adecuado los de países desarrollados
después de la crisis, en aras de bajar sus costos y hacerse más competitivos. No para perjudicar los trabajadores, sino
todo lo contrario. Para asegurarnos que
creemos las condiciones para fortalecer la sostenibilidad de los empleos
existentes y para que creemos más y mejores fuentes de trabajo.
Son otros tiempos, son tiempos de adecuarse, son
tiempos de renovación. Son tiempos de
apoyar la producción, la creación de
empleos, son tiempos de flexibilizar las normas para con ello reducir la depreciación
y otros costos fijos por unidad producida.
Son tiempos de salir a buscar
mercados y olvidarnos de nuestra tradicional insularidad, donde todo lo que
llegue es bueno y lo que sale de la isla es malo como si estuviéramos en
tiempos de la colonia.
Hay que adaptar el Código Laboral y la ley de
seguridad social para que ambos se conviertan en mejores propulsores del
esfuerzo productor. Mejores
industrias, mejores productos, mejor seguridad laboral, mejor
consenso, menor intransigencia.
Hacemos muy poco a favor de todos con industrias y empresas que no progresen. Así no avanzaremos.
Hace unos días mi gran amigo Moisés Naim,
venezolano, economista de renombre, profesional de mucho fuste e influencia en
Washington, buen escritor, me dijo que cambio
importante en la sociedad latinoamericana ha sido la inclusión en el
diccionario político de la palabra desigualdad. Hace unos pocos años a los políticos, a los partidos, y tan sólo a un pequeño grupo de empresarios
les preocupaba la desigualdad. Hoy el
vocablo es de uso común y omnipresente no se si por la mayor conciencia
individual y colectiva o por la
preocupación de que el problema de la desigualdad se convierta en una fuente de
inestabilidad.
A través de estos 20 años he visto producirse
cambios sociales que me inquietan. Deben de haberse dado muchos otros y mas
profundos que quizás no he percibido.
He aquí otro
lío que ni es de ahora ni es de
ropa. Tiene más de 200 años, ha sido
motivo de matanzas y de descrédito internacional.
Hace 20 años teníamos unos cuantos haitianos
concentrados en las áreas cañeras y ya se empezaban a desparramar por los cafetales, los arrozales, la
construcción. Hoy están en todas
partes y el flujo es incontenible. En el censo nacional del año 2012, más de
668.000 haitianos o descendientes de haitianos permitieron que se les
empadronase y no sabemos cuantos más pudieron no haberse contado.
¿Si la migración haitiana ha crecido tanto en los
últimos tiempos, cual será la mayoría
poblacional de este lado de la isla
dentro de 20 años, la haitiana o la dominicana?
¿Es esto
sostenible?
Hace 20 años cruzar la frontera era toda una
aventura. Hoy es un paseo pues ya todos
los de allá tienen familiares y celulares aquí incluyendo a Palito de Coco.
Todos quieren tener nacionalidad dominicana. Ellos no son apátridas, lo que
no quieren es la nacionalidad que le otorga la Constitución de Haití a todos
los hijos de haitianos, no importa dónde
hayan nacido.
La sentencia
del Tribunal Constitucional Dominicano es compulsoria e irreversible para todos
los poderes del Estado. Pareciera tener mucho. Es sólo a nosotros como nación a
quien compete tomar decisiones sobre lo que queremos que sea nuestro país.
No lo hemos hecho por muchos años, hemos iniciado y
debemos hacerlo ahora. Sigamos y no
paremos hasta que todos los inmigrantes se regularicen y estén registrados ante
nuestras autoridades de migración y les otorguemos un documento que los
acredite como transeúntes temporales o residentes para que puedan trabajar
hasta que se venzan sus permisos. Pero
que estén registrados.
Una última inquietud personal.
Creo que hemos dejado de ser un país de todos para
convertirnos en un país de unos pocos.
Hemos aprendido a protestar, a extorsionar personal
y colectivamente y ante el temor y los éxitos de los otros, nos estamos
acostumbrando a ceder, a transar ante las amenazas, entre otras razones porque
se puedan convertir, como la desigualdad, en una fuente de inestabilidad.
La protesta pacífica, sana, legal es buena. Viva el 4% y cómo la presión social sana,
organizada y pacífica lo logró y concientizó al país.
La protesta irracional, la que busca y persigue
intereses particulares en contra de los intereses colectivos. La que exige con
amenazas o con violencia física pagada, la que produce muertes sin que se atrape y condene al asesino que nunca aparece,
la que aparenta no tener ni miedo a la sanción ni respeto a la autoridad, la
que se basa en la anarquía y logra beneficios con el desorden es mala.
¿Es esto
sostenible?
Con
frecuencia la policía tiene que enfrentar acciones vandálicas de parte de
manifestantes, algunos de ellos armados y encapuchados. El vandalismo que ejercen
esta penado por la ley aquí y donde quiera al igual que dispararle a la
autoridad. Hay suficientes motivos para arrestarlos, sobre todo porque las
pruebas están filmadas. Además exhiben ostentosamente armas automáticas largas.
En lo que va de año ya han muerto 66 policías y
miembros de las fuerzas armadas. Es la ocupación de mayor riesgo ¿Cuál es el
primer deber de todo policía? Defender
su vida y la de sus compañeros, a la vez que defienden la nuestra. Algunos
medios acusaron a la autoridad de violencia innecesaria. ¡Que contradicción! Los violentos son los manifestantes, sino
para que llevan armas que disparan. ¿Para que se encapucharon? ¿Por qué
esconderse detrás de una máscara? ¿Quién hirió a los policías? ¿Se sometieron a la justicia a los encapuchados?
¿Es esto
sostenible?
Pensando un poco creo que hemos llegado al punto de
dejar de discutir el tema familiar y, socialmente, entre amigos, como si con
ello fuéramos a cambiar el resultado. El
tema es tema de discusión porque todos tenemos temor a la violencia aunque con
discutirlo entre nosotros no vayamos a cambiar nada.
Dejémonos de discutir y pasemos a hacerlo
colectivamente, pasemos a ser
proactivos. Dejemos la pasividad y
pasemos a la denuncia. La autoridad en todos sus estamentos necesita el
apoyo colectivo. Repudiemos y denunciemos lo venal, apoyemos a los que más
apoyo necesitan de todos. A la Policía,
al Poder Ejecutivo permanentemente para recuperar el país que volverá a ser de todos.
Hace doce días en Panamá un ciudadano dominicano, en
el seno del Foro Empresarial Iberoamericano dijo y cito sus palabras tal cual
las publicara el diario digital Acento.com.do: “una fuerte alianza entre los
empresarios y los gobiernos es la única forma de avanzar en el desarrollo”.
Otra cita, del mismo presidente Medina “lo
mejor que puede hacer un gobierno para
atraer inversiones es generar un clima de estabilidad”
Presidente, nunca ha sido más propicio el momento. Trabajemos todos juntos, todos unidos. Lo
lograremos.