Palabras de Ligia Bonetti, Presidente de la
Asociación de Industrias
de la República Dominicana (AIRD), durante el
Almuerzo Anual con motivo del 51 aniversario – Orador invitado: José Manuel
Paliza
Jueves 31 de octubre 2013, 12:00 m., Hotel Renaissance Jaragua
Soy una fanática de la pelota dominicana y, aunque no voy a mencionar
mi equipo favorito por razones obvias, me voy atrever a utilizar unas
comparaciones con el mundo de ese deporte en estas breves palabras
introductorias.
Los industriales sabemos que la carrera por el desarrollo de República
Dominicana es una carrera de fondo. Una carrera que durante algunos años nos
pareció que no tenía contrincantes, con poca competencia, protegidos por
aranceles aduaneros que dificultaban que industrias de otros países del mundo
incursionaran en nuestro mercado, pero que también nos limitaba a participar en
otros campos.
Podríamos decir que fue una época de formación de nuestra capacidad
industrial, de desarrollo de algunos de nuestros músculos, pero también
podríamos decir que corrimos el riesgo de acomodarnos y olvidarnos que, una vez
abiertas las puertas a competencia real, podríamos vernos en desventajas tanto
por dinámicas internas de las industrias como por factores que tenían que ver
con el contexto internacional. Nuestros músculos industriales parecían no estar
preparados y el ambiente en que llevábamos a cabo nuestra actividad tampoco
parecía favorecer que nos pusiéramos en condiciones.
Firmamos acuerdos de libre comercio con el CARICOM, Centroamérica,
Estados Unidos y la Unión Europea. El terreno de juego cambió, entraron nuevos
jugadores y debimos buscar refuerzos que eran difíciles de encontrar. Todo un
proceso que a muchos pareció moverle la alfombra y que les parecía también una
especie de cataclismo que sacudió la producción nacional, tanto agropecuaria
como manufacturera. Todos parecíamos
temer que nos hicieran los 27 outs y no pudiésemos llegar a “home”.
Nos hemos empeñado mucho en señalar las deficiencias, tanto propias
como del marco en que nos desenvolvemos. Hemos indicado una y otra vez lo que
significa para nuestras industrias una generación de electricidad eficiente y
competitiva y un mayor acceso a financiamiento. Señalamos que la estructura
impositiva favorecía –y favorece- las importaciones en detrimento de las
exportaciones, al igual que el tipo de cambio que nos hemos dado en aras de la
estabilidad macroeconómica y que termina subsidiando las importaciones.
Expresamos que debemos combatir el crecimiento aterrador de la económica
informal, cuestionando no solo nuestro sistema impositivo, o nuestras frágiles
instituciones que hacen impune la informalidad, sino también nuestras
regulaciones laborales. Debemos tener la madurez y la transparencia para
dialogar entre sectores, definiendo que queremos como país y donde queremos
vernos en los próximos 20 años.
Hemos indicado que un modelo económico que favorece sectores no
transables tiende a ser deficitario y a no crear suficientes empleos formales
en la economía, por lo cual hemos propugnado por fortalecer el sector
manufacturero, tanto nacional como de zonas francas.
Sin embargo, pese a estos factores, las industrias dominicana
están haciendo todo lo humanamente
posible por readecuarse a lo interno, mejorar los procesos, impulsar la calidad
de los productos, disponer de recursos humanos cualificados, innovar,
mercadear. Creemos que las industrias han estado enfocadas en perseguir la
excelencia, difícil de alcanzar dado que una de las debilidades de nuestros
países es la escasa inversión en
investigación y desarrollo comparado con otras regiones, lo que obliga a
depender de productos e innovaciones del mundo desarrollado.
También están explorando nuevos mercados. Nuestras industrias siguen
empeñadas en incrementar sus exportaciones y en fortalecer una cultura
exportadora que haga posible su crecimiento, sabiendo que el mercado interno es
un mercado discutido, donde también estamos obligados a ser competitivos. La
información indica que las economías más desarrolladas están saliendo de la
crisis. No hay dudas de que un entorno internacional más positivo podría
impulsar la demanda de bienes industriales dominicanos.
Es así como vemos que se abren posibilidades interesantes para
aprovechar realmente los acuerdos comerciales ya suscritos. En la AIRD estamos
convencidos de que si bien el mercado interno es importante para nuestra
industria, hay que levantar la mirada y colocarla en los mercados
internacionales, sobre todo donde tenemos entrada preferencial, pero para ello
hace falta un real empuje de todos, industriales, trabajadores y gobierno. La
agenda de trabajo está diseñada, la discutimos durante meses en 7 mesas de
trabajo que sirvieron de marco para una nueva política industrial hacia el 2017
que el gobierno, encabezado por el Presidente Medina ha hecho suya.
Quiero expresar, señor Presidente, socios de la AIRD, amigos que nos
acompañan, que es grato para nuestra institución reconocer que, tanto en la
industria nacional como en las zonas francas, hemos encontrado en el gobierno
un interlocutor con el cual nos hemos sentado en la mesa de trabajo para
implementar las conclusiones del Segundo Congreso de la Industria Dominicana
celebrado el año pasado, buscando que las políticas sectoriales se encuentren
deliberadamente alineadas y orientadas al firme propósito de incrementar las
exportaciones de bienes y servicios, lo que significa eliminar sesgos e
impulsar con decisión y la convencimiento la competitividad del país, la producción industrial, la generación de empleos
y sobre todo, señores, disminuir la informalidad que está corroyendo los
cimientos de nuestra economía y estructura comercial y productiva.
Hemos hablado y esperamos que el próximo 19 de noviembre puedan ser
anunciadas las conclusiones en torno a la política comercial y de exportaciones, financiamiento, fomento
empleo formal, capital humano e I+D+I, infraestructura, encadenamientos
productivos y apoyo institucional al sector manufacturero. Acciones que junto a
las que se definan en los pactos establecidos en la Estrategia Nacional de
Desarrollo y en el aclamado pacto por la productividad y el empleo, deberán
sentar las bases para el verdadero desarrollo sostenible de la República
Dominicana.
En este proceso, competir es la palabra mágica. Tanto Zonas Francas
como la industria nacional han demostrado que tienen la intención, el interés y
la capacidad para crecer, generar empleos formales y desarrollarse en beneficio de todo nuestro
país. Desafortunadamente en este juego se requiere de la voluntad, el empuje y
la decisión de otros jugadores. Por ello, señor Presidente, esperamos que con
esa misma visión que usted ha asumido la agenda industrial lo hagan todo su
equipo de gobierno, pero no de manera aislada como lamentablemente a veces
pasa, sino totalmente coordinada para juntos avanzar en una misma
dirección.
En definitiva, los
retos de un desarrollo sostenible están ahí y de ellos nos hablará con orgullo
y mayor detenimiento nuestro orador invitado, José Manuel Paliza.
Sentimos que el
país tiene las fuerzas y determinación para superar los obstáculos y si el
marco de políticas así lo permite podríamos estar en vísperas de una gran
transformación.
Ahora, si de algo
estoy segura, en este mundo globalizado y competitivo, es que para competir y
caminar hacia el desarrollo sostenible en nuestra nación, debemos fabricar
bienes de alta tecnología alemana, precisión suiza, con diseño americano, a
costos de la India, precios chinos, pero
por supuesto producidos en la República Dominicana.
Muchas gracias.
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